La mutilación genital femenina es una práctica que implica la alteración o lesión de los genitales femeninos por motivos no médicos. Reconocida internacionalmente como una violación de los derechos humanos, se calcula que en todo el mundo más de 230 millones de niñas y mujeres han sido víctimas de algún tipo de mutilación genital femenina. Aunque esta práctica está disminuyendo en la mayoría de los países donde es prevalente, la mayoría de esos países también experimenta una alta tasa de crecimiento de la población, lo cual induce a pensar que el número de niñas que serán sometidas a mutilación genital femenina seguirá en aumento si la práctica persiste al ritmo actual.
El UNFPA calcula que 68 millones de niñas corren el riesgo de ser mutiladas entre 2015 y 2030. Un estudio más reciente estima que dos millones adicionales de niñas corren el riesgo de sufrir esta práctica nociva debido a la COVID-19. Proteger a las niñas dará un importante impulso para acelerar la erradicación de esta práctica dañina y, con frecuencia, mortal.
Para poner fin a la mutilación genital femenina, es necesario realizar esfuerzos coordinados y sistemáticos en los que participen las comunidades en su conjunto y que estén centrados en los derechos humanos y la igualdad de género. Las necesidades de salud sexual y reproductiva de las mujeres y niñas sometidas a esta práctica y sus consecuencias deben abordarse de manera urgente.
El UNFPA, junto con el UNICEF, dirige el Programa conjunto para eliminar la mutilación genital femenina, el mayor programa mundial dirigido a acelerar la erradicación de esta práctica nociva. El programa se centra en la actualidad en 17 países, así como iniciativas regionales y mundiales.