Millones de personas nacen, se casan y mueren sin dejar rastro de su existencia en los registros legales oficiales. El Banco Mundial calcula que actualmente más de 1.000 millones de personas no pueden demostrar su identidad y, por tanto, no tienen acceso a servicios vitales.
El estado civil de una persona comienza con su nacimiento y finaliza con su fallecimiento. Algunas personas pueden casarse y otras divorciarse. El registro civil proporciona pruebas documentales de la identidad legal, las relaciones familiares, la nacionalidad y los derechos humanos. Facilita el acceso a servicios esenciales en materia de sanidad, educación y bienestar social, y contribuye a la obtención de un empleo formal, al ejercicio de los derechos electorales y parentales, a la transferencia de propiedades y a la apertura de cuentas bancarias y otras actividades. El registro civil también permite a las personas ejercer su derecho a contraer matrimonio o divorciarse y garantiza la protección jurídica de cónyuges y descendencia.
Al mismo tiempo, el registro civil y las estadísticas vitales (CRVS, por sus siglas en inglés) son fundamentales para que los gobiernos rindan cuentas de cuáles de sus políticas y medidas funcionan, y de si se satisfacen las necesidades básicas de la población.