Japón
Celebrar vidas largas y plenas
Imaginemos una sociedad en la que las personas mayores empleen sus conocimientos y experiencia para hacer que las comunidades estén más cohesionadas y sean más diversas y eficientes.
Imaginemos una sociedad en la que las personas mayores tengan empleos significativos y estimulantes (por ejemplo, manteniendo la delincuencia a raya o compartiendo su talento y sabiduría con una generación más joven), en vez de languidecer en residencias solitarias.
Esto es lo que promueve la oficina del UNFPA en el Japón: la participación de las personas de edad en actividades fundamentales de la comunidad a la vez que obtienen el apoyo que necesitan a medida que envejecen.
Yaeko Kubota, de 75 años, trabaja como vigilante nocturna en una zona de aparcamiento de la ciudad balneario Shibu Onsen, en la isla Honshu, no muy lejos de donde nació.
Esto supone apartarse de los roles tradicionales de las mujeres, que con frecuencia «únicamente se ven como madres y tías, no como mujeres», según Eiko Narita, de la oficina del UNFPA en el Japón.
Pero este cometido hace que Yaeko se sienta útil, importante e involucrada; cualquier cosa menos jubilada.
El Japón tiene una de las mayores esperanzas de vida del mundo, tanto de hombres como de mujeres, al tiempo que las tasas de natalidad nacionales llevan décadas descendiendo.
En consecuencia, el país debe atender el bienestar de una población cada vez mayor de ciudadanos de edad avanzada; un desafío para el que no solo se requieren recursos, sino también enfoques innovadores que permitan garantizar una buena calidad de vida, incluso conforme la población envejece.
La población mundial ha alcanzado los 8 mil millones de personas y muchos países comienzan a registrar el envejecimiento de sus sociedades asociado a la desaceleración del crecimiento, el aumento de los ingresos y la educación. El Japón tiene la oportunidad de tomar la iniciativa en la creación de enfoques imaginativos y visionarios para mantener a la ciudadanía mayor sana, feliz e involucrada.
Yaeko es una viuda que vive en un hogar multigeneracional con su hija, su hermano mayor y otros tres hermanos, rodeada de un amplio círculo de amigos.
Considera el trabajo como algo esencial para sentirse parte de la vida comunitaria. No siempre es fascinante; admite que se aburre a última hora de la noche, y a veces pasa muchas horas mirando la televisión o leyendo.
Aunque siente un gran orgullo de formar parte del tejido de su ciudad: asegura que siempre completa sus turnos, llueva o nieve, y no tiene ningún deseo de jubilarse ni de bajar el ritmo. Dice que quiere trabajar «hasta que muera».
Habla de su trabajo como una situación en la que todos ganan, ya que resulta positivo tanto para su autoestima como para su ciudad, gracias a las creativas políticas públicas.
Cada mes de septiembre, en el Japón se celebra el «Día del respeto a las personas mayores», dedicado a la sabiduría, paciencia y creatividad que otorga la edad.
Actualmente, las redes sociales proporcionan a las personas mayores nuevas formas de compartir esas valiosas cualidades con otras generaciones.
Entre los «influencers sénior» japoneses se encuentran una abuela y un abuelo fanáticos de la moda, una experta en selfis de 89 años a la que le gusta posar como una rana o un conejo, una DJ de 85 años y una exmodelo que posee 400 pares de tacones.
Mucho más allá de sus roles tradicionales como abuelos o abuelas, estas personas mayores presumen alegremente de sus largas vidas.
