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Los hombres que son detenidos enfrentan la tortura sexual en medio de la guerra en Ucrania
- 26 Noviembre 2024
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KIEV, Ucrania – En las primeras horas de la mañana, en un lugar de Ucrania no lejos de la línea de combate, Antonina* miraba un mensaje inquietante en el teléfono. Se trataba de una grabación de video de su primo, Maksym*, siendo violado brutalmente.
“Se asustó y no sabía qué hacer”, recordó Olena*, una psicóloga que más tarde trabajó con Antonina.
Olena habló con el UNFPA, la agencia de la @ONU_es para la salud sexual y reproductiva, con el permiso de Antonina, para enfatizar la ola de violencia sexual contra los hombres, y los grandes efectos sociales de esa violencia, con los que ella y sus colegas están lidiando.
“Hemos trabajado con otros casos en los que se enviaron videos similares, con demandas o chantajes”, afirmó Olena. “En este caso no hubo chantaje ni demandas. Fue simplemente humillación y crueldad”.
La violencia sexual como tortura
El mundo está viendo “niveles elevados de violencia sexual relacionada con los conflictos, alimentados por la proliferación de armas y el aumento de la militarización”, señala un informe reciente de las Naciones Unidas. Aunque la gran mayoría de las víctimas de este crimen son mujeres y niñas, este tipo de violencia también es demasiado común (y muy poco denunciada) entre hombres, niños y personas de diversas identidades de género.
“La mayoría de los incidentes denunciados contra hombres y niños ocurrieron en lugares de detención”, afirma el informe de la ONU.
Ese fue el caso de Maksym. Antonina se puso en contacto con amigos y familiares para averiguar dónde estaba, y entonces se enteró de que había desaparecido días antes. Las autoridades rusas dijeron más tarde que Maksym estaba detenido en el sótano de una comisaría de policía; sus captores compartieron el video de su tortura con las personas en su lista de contactos.
“La razón de este tratamiento fueron supuestamente algunos memes opuestos a la ocupación que había publicado en las redes sociales”, explicó Olena.
La Comisión Internacional Independiente de Investigación sobre Ucrania ha documentado numerosos casos de tortura y abusos cometidos por las autoridades rusas, tanto en las regiones ocupadas como en la Federación de Rusia. Las cifras indican un uso generalizado y sistemático de la violencia, a menudo en centros de detención, y “el uso recurrente de la violencia sexual, principalmente contra víctimas masculinas, como forma de tortura”.
La violencia digital amplifica el alcance del daño
Desde el comienzo de la invasión a gran escala, la Fiscalía General de Ucrania ha documentado 316 casos de violencia sexual relacionada con el conflicto, de los cuales 202 sobrevivientes eran mujeres y 114 eran hombres.
Sin embargo, es probable que se trate de dramáticas subestimaciones. Según las estimaciones del trabajo del UNFPA en Ucrania, por cada caso de violencia sexual relacionada con el conflicto, hay entre 10 y 20 casos que no se registran, y si bien todas las formas de violencia sexual son significativamente infradenunciadas, los sobrevivientes varones alcanzan tasas especialmente altas de no denunciar debido al estigma y la vejación percibida asociada al crimen.
“Es difícil trabajar con hombres porque se sienten avergonzados de lo que han pasado”, indicó Olena, quien trabaja con el Centro de Socorro para Sobrevivientes, apoyado por el UNFPA, que proporciona servicios gratuitos y confidenciales, incluso a través de unidades móviles que sirven a comunidades asediadas a lo largo de la línea de combate. El centro ofrece recursos especializados para sobrevivientes de violencia sexual; aun así, señaló Olena, ella y otros profesionales de la salud mental tienen dificultades para abordar los profundos impactos de los casos que están encontrando.
La vergüenza que sufren los sobrevivientes es un serio obstáculo para obtener ayuda. Las y los psicólogos deben procurar generar confianza y proteger el anonimato, una tarea que ha sido muy socavada por el uso de herramientas digitales para amplificar las imágenes y fotografías de tortura sexual.
La violencia digital agrava el trauma, de por sí grave, que padecen las y los sobrevivientes, e inflige aún más daño a sus familias y comunidades, afirman los consejeros al UNFPA. Presenciar la violación de su primo fue devastador para Antonina, que había sido desplazada por la guerra y estaba aislada de su sistema de apoyo, explicó Olena.
Olena también ha intentado ayudar a Maksym. “A través de Antonina, lo puse en contacto con psicólogos en línea”, dijo, “pero es peligroso ya que los mensajes son monitoreados”.
Al límite de sus posibilidades
Además de proporcionar una atención integral basada en el trauma, el Centro de Socorro para Sobrevivientes ofrece asesoramiento jurídico, derivaciones médicas y apoyo social. Los centros, que reciben financiación de Austria, Bélgica, España y Suecia, son una iniciativa de colaboración entre el UNFPA, el gobierno ucraniano y organizaciones locales.
A través de este proyecto y otras iniciativas, como una plataforma de apoyo psicosocial en línea y un programa integral de rehabilitación de dos semanas de duración, el UNFPA presta una gama de apoyo a sobrevivientes de la violencia sexual relacionada con el conflicto, tanto mujeres como hombres.
Las y los consejeros que brindan esta atención están dedicados a las comunidades a las que sirven, pero ellos también se ven afectados por el sufrimiento que presencian.
“Me entrenaron para esto”, apunta Olena. “Mi labor consiste en tomar los sentimientos que los clientes no pueden soportar y procesarlos para convertirlos en algo que puedan llevar consigo y hacerles frente”.
No obstante, las historias que oye perduran mucho después de que termina cada sesión, admite; a medida que el conflicto continúa, las y los trabajadores de salud mental en todo el país trabajan cada vez más al límite de sus posibilidades.
*Se han cambiado los nombres por motivos de privacidad y protección