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Reportaje fotográfico
En un mundo ideal, toda futura madre tendría acceso a una partera cualificada y podría dar a luz en un entorno seguro y tranquilo, sintiéndose confiada de poder llevar a su recién nacido a un hogar seguro y cálido y de proporcionarle todo lo que la criatura necesita.
Lamentablemente, demasiadas mujeres carecen de estas garantías.
En todo el mundo, una mujer muere cada dos minutos durante el embarazo o el parto. Algunas corren mayor riesgo, incluidas las mujeres que viven en zonas remotas con acceso limitado a servicios, las que sufren discriminación y las que viven en medio de conflictos o crisis climáticas.
El UNFPA realiza ingentes esfuerzos a fin de lograr un escenario ideal para todas las mujeres, invirtiendo en parteras y capacitación, incluso en situaciones humanitarias de emergencia, y equipando salas de maternidad y equipos móviles de salud, con el fin de apoyar a las mujeres dondequiera que estén cuando necesiten atención.
Conozca aquí mujeres de todo el mundo que se están beneficiando de la atención de calidad.
“No sabía a qué hijo salvar primero”, recuenta Mari, de 25 años, al describir el pánico cuando las bombas comenzaron a caer en Karabaj, la región en el centro de un conflicto territorial entre Armenia y Azerbaiyán, en septiembre de 2023. “Uno estaba en la escuela y el otro en el jardín de infantes”.
Mari, que tenía nueve meses de embarazo en ese momento, se convirtió en una de las 2.070 embarazadas que tuvieron que huir por seguridad cruzando la frontera en Armenia.
Cuando Mari y su familia llegaron a Armenia, se quedaron en un espacio seguro apoyado por el UNFPA. Mari recibió atención médica, apoyo emocional y suministros esenciales para ayudar a prepararse para el parto lejos de casa.
Gabriela es la más joven de una familia de cinco miembros; todos viven en un apartamento de un dormitorio en Abovyan. “Abandonamos una casa
completamente amueblada y no pudimos traer nada, pero trajimos nuestro tesoro más valioso”, dice Mari sobre Gabriela.
El UNFPA ha suministrado botiquines de salud reproductiva a clínicas de ciudades a lo largo de la frontera, incluida Abovyan, y está ampliando los suministros para cubrir más zonas a fin de satisfacer la creciente demanda de servicios de salud materna, ya que las familias siguen sin poder regresar a sus hogares.
Yolimar, originaria de Venezuela, vive con su esposo en una reserva indígena rural en Colombia. Vivir en lugar remoto y formar parte de una comunidad indígena son dos factores que pueden aumentar la discriminación y las desventajas a la hora de acceder a servicios de salud materna.
Afortunadamente para Yolima, recibió atención y apoyo de calidad cuando llegó el momento de dar a luz. Viajó al Hospital San Andrés de Tumaco, donde fue asistida por Elisa Coral Guerrero, enfermera jefa de la sala de partos, quien había participado en la capacitación del UNFPA.
La capacitación del UNFPA sobre derechos humanos y liderazgo tiene por objeto reconocer y fortalecer la atención obstétrica y de partería como especialidad sanitaria. Las parteras son fundamentales para aumentar la seguridad de los partos y garantizar que los servicios maternos sean equitativos y libres de violencia y discriminación.
La formación es crucial. En América Latina se estima que alrededor del 43 % de las mujeres sufren violencia obstétrica, irrespeto y malos tratos durante el parto, lo que incluye tener que someterse a procedimientos contra su voluntad.
Las parteras capacitadas por el UNFPA dijeron que habían observado que el racismo era uno de los factores que determinaban el trato que recibían las mujeres.
Elisa, la enfermera, señala que las mujeres en la zona de Tumaco son particularmente vulnerables. “Tumaco es un área remota e históricamente descuidada en comparación con otras partes de Colombia. El abandono político ha aumentado los riesgos para las mujeres indígenas”, remarca. “Las parteras desempeñan un papel muy importante. Es vital respetar y valorar altamente a todas las mujeres. El parto y el cuidado materno deben ser humanos, decentes e interculturales”.
Malak, de 22 años, de la Ciudad de Gaza, estaba embarazada de tres meses en octubre de 2023, cuando comenzó la guerra en Gaza. Pasó de planificar la llegada de su primer hijo, incluso la alegría de elegir ropa nueva y artículos para bebés, a ser desplazada una y otra vez, lo cual la puso en riesgo.
Durante su embarazo, Malak tuvo problemas para acceder a la atención prenatal. A medida que las semanas de bombardeo se convertían en meses, encaraba dificultades para encontrar suficiente comida cada día.
Cuando comenzaron las contracciones, la sala de maternidad en Rafah era el centro más cercano, pero sabía que el hospital estaba abrumado, por lo que viajó tres horas a una instalación en Al-Nusairat. Allí también había pocas camas.
“Tan pronto me senté, me sacaron de la cama porque había un caso de emergencia más urgente que el mío: era una cesárea”, relata. “Entonces, me levanté y le di mi puesto, aunque también estaba en labor de parto. Cuando terminó la cesárea, me dejaron usar la cama”.
Malak ahora se preocupa por cómo mantener a su hijo caliente, alimentado y seguro. “Habría sido diferente en casa en la Ciudad de Gaza”, afirma. “Khalid es el primer nieto de la familia: lo habrían recibido con una gran celebración. Me habrían recibido con sopa de pollo casera y a muchas otras cosas”.
El UNFPA está trabajando para apoyar a las mujeres y niñas de Gaza, incluidas las 155.000 embarazadas y las nuevas madres que viven bajo un estrés
inimaginable. En los últimos seis meses, el apoyo ha incluido el despliegue de parteras y la provisión de suministros esenciales, así como la primera unidad móvil de maternidad del UNFPA, que llegó a Rafah el 9 de abril. La unidad, que está estacionada en el Hospital de Campo Al Mawasi, puede proporcionar atención obstétrica de emergencia integral, que incluye cesáreas y transfusiones de sangre.
Rafah es el principal centro de la respuesta humanitaria en Gaza y cuenta con algunas de las últimas instalaciones de salud en funcionamiento de la zona. Esto incluye el Hospital de Maternidad Al-Helal Al-emirati, que ahora es la principal instalación para embarazadas en Rafah, y maneja alrededor de 60 partos todos los días. Los ataques en Rafah podrían convertir esta y otras instalaciones, que son hoy centros de esperanza, en escombros, y pondrían en riesgo la vida de decenas de miles de mujeres embarazadas.
Nigeria es uno de los países de más rápido crecimiento del mundo, con una población joven y una alta tasa de natalidad, que incluye embarazos de adolescentes.
El UNFPA presta apoyo a cuatro clínicas de Young Mums en toda la ciudad de Lagos, conectando así a las madres jóvenes con
oportunidades de educación y capacitación laboral, además de proporcionar atención médica materna, suministros para el cuidado del bebé, planificación familiar y apoyo psicosocial. Las iniciativas de educación y capacitación son especialmente clave para las madres adolescentes, la mayoría de las cuales no regresan al aula después de dar a luz.
Las clínicas han transformado la vida de cientos de mujeres jóvenes y sus hijos. Kehinde es una de ellas. Cuando quedó embarazada, su familia la animó a ir a una clínica cercana, y ella siguió sus consejos. “Mis padres son una parte muy importante de mi vida”, asegura. “Cuando estaba embarazada, nunca me dejaron sola”.
Desde 2015, las clínicas han prestado apoyo a 998 madres jóvenes, incluida la asistencia a 557 partos seguros a cargo de parteras cualificadas. “La clínica de Young Mums fue realmente un espacio seguro para mí durante mi período de embarazo”, agradece Kehinde. "Recuperé la confianza en mí misma".
Kehinde regresará a la escuela para continuar su educación. “Quiero ser psicóloga. Quiero ayudar a la gente a entenderse a sí misma”, agrega. “Quiero tener éxito en la vida para poder cuidar a mis padres en su vejez y también cuidar bien a mi hija”.
Como archipiélago, Filipinas se ve gravemente afectada por fenómenos meteorológicos extremos; la nación insular se prepara para alrededor de 20 tormentas y tifones importantes en promedio cada año. El cambio climático está aumentando la intensidad y la destrucción de las tormentas, y los super tifones van en aumento.
En 2022, el UNFPA proporcionó la primera clínica móvil de partos en Filipinas con el fin de llegar a las mujeres de las zonas afectadas por desastres. Cuando golpeó el súper tifón Rai (conocido localmente como Odette), Mariel fue la primera madre en dar a luz en la clínica, llamada Women’s Health on Wheels, en el sur de Leyte.
A esta siguió una segunda clínica móvil, y el Departamento de Salud adoptó el modelo. Se desplegaron diez furgonetas de atención primaria de salud, que incluían servicios de salud sexual y reproductiva.
Las clínicas móviles son ahora elemento clave de la estrategia del Departamento de Salud para reducir las muertes maternas. Son vitales para llegar a las mujeres y las niñas en zonas geográficamente aisladas y desfavorecidas de Filipinas, lo que permite a las mujeres acceder a servicios de salud materna inmediatos, incluso en medio de un desastre.
Azmera, una embarazada que vive en Neqsege, una zona montañosa en la región de Tigray, en Etiopía, sabía que tendría problemas para llegar a una clínica de salud si esperaba hasta el último momento, debido a lo difícil del terreno y la distancia.
Por eso, antes de su fecha de su fecha de parto, viajó a una casa de espera materna, un hogar cercano a una clínica de maternidad, con servicios maternos a su alcance. Ahora sabe que tendrá acceso a atención de calidad cuando la necesite.
El UNFPA presta apoyo a 54 casas de espera materna en toda Etiopía para que las mujeres que viven en zonas remotas o que tienen alto riesgo de complicaciones tengan acceso a atención médica. Las mujeres generalmente llegan a los hogares alrededor de una semana antes de su fecha de parto.
Las casas son un éxito rotundo. Los estudios realizados en Etiopía muestran que las mujeres que llegan a las casas de espera materna tienen entre un 80 % y un 91 % menos probabilidades de morir. Los hogares son parte clave de los esfuerzos generales del UNFPA para aumentar el acceso a
servicios de salud sexual y reproductiva de calidad en Etiopía. Otras iniciativas recientes incluyeron el despliegue de 222 parteras y el apoyo de 10 equipos móviles de salud el año pasado.
Abat Getahun, quien se benefició de una de las casas de espera maternas cuando dio a luz, explica que las instalaciones han resuelto muchos desafíos para las embarazadas, señalando que antes de que se crearan las casas, “las mujeres daban a luz en la carretera”.
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