Bailarina, artista y estudiante de derecho, Andrea Esquivel tiene un sueño: un mundo en el que las mujeres disfruten de la igualdad de género y vivan sin miedo. “Quiero una sociedad que deje de avergonzarse de cosas tan naturales como la sexualidad”, afirma. Ella está haciendo su parte para que esto suceda.
A través de su trabajo con Joven Presencia, aliada del UNFPA, en San Lorenzo, Paraguay, la activista de 25 años está creando conciencia sobre los derechos sexuales y reproductivos mediante talleres para jóvenes, así como contando historias a través de la danza.
Está entre un número cada vez mayor de mujeres jóvenes y niñas que toman medidas para crear un mundo en el que todas las niñas estén protegidas y empoderadas, en un momento que no podría ser más crucial.
Las niñas se ven afectadas de manera desproporcionada por las crisis de conflictos, clima y pobreza, así como por el rechazo a los logros duramente conquistados en favor de la igualdad. A demasiadas niñas se les niegan sus derechos, lo que limita su futuro.
Los 600 millones de niñas adolescentes en el mundo tienen un potencial infinito, pero necesitan apoyo para hacerlo realidad. Para conmemorar el Día Internacional de la Niña, vamos tras bambalinas con mujeres jóvenes que trabajan con el UNFPA para marcar la diferencia o beneficiarse de esas iniciativas, inspirando así esperanza para todas y todos.
La Sra. Esquivel se involucró primero con Joven Presencia ( un grupo que educa y empodera a las y los jóvenes usando métodos creativos, como murales, obras de teatro, talleres, redes sociales y marchas) cuando asistió a un taller de sexualidad en su adolescencia. “Me encantó que fueran personas de edades cercanas a la mía las que hablaran sobre el tema con una metodología divertida”, dice. “Me hicieron sentir escuchada sin juzgarme”.
Señala que convertirse en activista no es tarea fácil, ya que implica “estar constantemente alerta, sentir que nunca sabes lo suficiente”, dice. No obstante, también hay momentos de motivación, señala, recordando cómo una estudiante se acercó una vez a ella después de dirigir un taller sobre violencia de género, y le dijo: “ahora siento que no estoy sola”.
En un baile que coreografió, combinó sus pasiones, contando la historia de una adolescente que quiere vivir una vida de libertad, igualdad y respeto. “Saber que puedes decir ‘no’ hasta el último momento, que cada acto hecho con consentimiento no debe ser vergonzoso… ya que nos hace fuertes”, agrega. Le gustaría ver que la educación sexual integral, un proceso de enseñanza de los aspectos emocionales, físicos y sociales de la sexualidad, llegue a más escuelas “para reducir la información falsa que solo daña y promueve el odio y la censura”.
Su trabajo es crucial. Paraguay tiene una de las tasas más altas de mortalidad materna, pobreza y desigualdad de la región, así como una alta tasa de embarazo adolescente y limitados servicios de salud sexual y reproductiva y educación para las y los jóvenes. La Sra. Esquivel está trabajando para cambiar eso, en su propia manera creativa.
Divya Choudhary creció en la pintoresca aldea india de Tikuri, en Madhya Pradesh, un estado conocido por sus antiguos templos e impresionantes santuarios de vida silvestre, donde vagan los leones y los tigres, pero la región también sufre de problemas como la sequía, las crisis económicas, la malnutrición, el hambre y altas tasas de mortalidad infantil.
La Sra. Choudhary, ahora en su adolescencia, y su hermana, Saniya, han tenido suerte: sus padres priorizaron la educación de sus hijas. A pesar de la presión social, sus padres optaron por dejar de tener hijos después de tener dos niñas, pues consideraron que su familia estaba completa. Querían dedicar todos sus recursos a sus hijas porque, a diferencia del pensamiento tradicional en la región de que las niñas son una carga, vieron el potencial de sus hijas.
“Mis padres son mis mayores partidarios”, asegura, y señala que la enorgullece haber llegado a la cima de su clase, y que le interesa estudiar ciencia para ayudar a mejorar la salud de las mujeres.
Con ese fin, trabaja para educar a otros jóvenes sobre cuestiones de salud en su aldea, por ejemplo, dirigiendo una presentación para sus compañeros de clase sobre los beneficios nutricionales de las pastillas de hierro. “Me apasiona la salud y tengo un conocimiento profundo de la planificación familiar y la salud sexual y reproductiva debido a la enseñanza y sensibilización de mi madre sobre estos temas”, indica. “Estos son temas que abordar o discutir sin timidez. Se trata de un aspecto importante de la salud de una persona. Su importancia no debe ser socavada”.
El UNFPA se asocia con el Gobierno de Madhya Pradesh para mejorar las aptitudes para la vida de las y los adolescentes en las escuelas de todo el estado, iniciando un servicio de asesoramiento telefónico para estudiantes, así como para sus familias y los maestros que deseen hablar sobre salud mental, relaciones, salud sexual y reproductiva, bienestar emocional y otros temas.
Es un paso clave hacia el cambio. En todo el mundo, las adolescentes enfrentan de manera desproporcionada amenazas de violencia en la pareja, embarazos precoces y prácticas nocivas, lo que contribuye a una salud mental y física deficiente, incluida la salud sexual y reproductiva. Es fundamental proteger los derechos de las adolescentes, especialmente de las que corren el riesgo de quedar atrás debido a la pobreza, los conflictos o los fenómenos climáticos.
“Hoy me siento capacitada para hacer lo que quiera y convertirme en lo que desee”, afirma la Sra. Choudhary, señalando que esto incluye aprender a andar en motocicleta para hacer recados, a pesar de las objeciones de algunos aldeanos. “Al verme, otras chicas del pueblo también están aprendiendo a montar en moto”.
En Angola, un país que sufre altas tasas de pobreza, embarazos de adolescentes y mortalidad materna, las jóvenes a menudo carecen de acceso a suministros menstruales y a información sobre salud sexual y reproductiva. Una adolescente llamada Celma es parte de una iniciativa para cambiar eso.
Mientras crecía en el municipio de Bibala, en la provincia de Namibe, Celma enfrentó desafíos para manejar su menstruación. Luego asistió a una serie de conferencias sobre el manejo de la salud menstrual y su perspectiva cambió.
La iniciativa, el Programa de Apoyo y Gestión de la Salud Menstrual para Salvar Vidas de Jóvenes y Desplazados Internos, forma parte de una asociación entre el UNFPA y el Gobierno de Angola, con financiación del Gobierno de Japón. Celma aprendió sobre el manejo de la salud menstrual, así como de la salud sexual y reproductiva, las infecciones de transmisión sexual y la prevención de la violencia de género. Ella y otras niñas recibieron kits de dignidad, con suministros esenciales de higiene, para manejar mejor sus períodos menstruales.
Ahora, dice, “Ya sé cómo debo protegerme y cuidar de mi higiene menstrual. Aprendí sobre el período fértil, aprendí sobre el período seco y el período sanguíneo”. Educarse a sí misma en estos asuntos le ha ayudado a sentirse saludable y empoderada, y ahora puede compartir su conocimiento con otras jóvenes y niñas.
Las conferencias y kits no son solo una entrega de información y productos, sino de dignidad y oportunidad. “Hay muchas niñas que no tienen la capacidad de comprar suministros”, dice Celma. “Gracias a Dios, él envió gente de buena fe que nos ofreció estos kits".
La iniciativa ha llegado a decenas de miles de personas en Angola, y ha ayudado a crear un impacto duradero en la vida de adolescentes como Celma. Permitir que las niñas de Angola(y de todo el mundo) accedan a servicios de salud y conozcan sus derechos hoy impulsará a las sociedades hacia un mañana mejor.
Tatiana Chernishenko, de 25 años, vivía en la ciudad ucraniana de Kiev cuando estalló la guerra. Después de pasar una semana acurrucada en su sótano, supo que tenía que huir. “Lo único que podía hacer era ir a la estación y tomar el primer tren que saliera”, afirma. “Ni siquiera tuve que comprar un boleto, ya que, debido a la crisis, la evacuación de Ucrania fue gratuita”.
Subió a un tren que iba a la ciudad de Lviv, donde era más seguro. Cuando el tren salía de la estación, recuerda: “Pensaba sobre dónde pasaría la noche y qué debía hacer”. Terminó quedándose con conocidos durante dos meses. “No podía quedarme con ellos para siempre; ya habían comenzado los despidos masivos y los recortes de empleos. Nadie sabía cuánto tiempo duraría”.
Cuando se enteró de que Georgia ofrecía vivienda gratuita a los ucranianos en medio de la guerra, viajó allí con una amiga. En cuanto se instaló comenzó a aprender cómo usar su propia experiencia como refugiada para ayudar a otras personas. Participó en la capacitación a través de un programa conjunto de las Naciones Unidas (Incorporación de una respuesta humanitaria inclusiva de la discapacidad a la crisis de los refugiados ucranianos) implementado por cinco organismos, incluido el UNFPA. Ahora trabaja con el grupo humanitario World Visión ayudando a los refugiados a obtener información sobre documentos sociales, educativos, médicos y otros documentos necesarios. Eso es clave para las personas que llegan sin ningún otro lugar donde acudir.
El número de refugiados ucranianos es de más de 6,47 millones, con un 92 por ciento en Europa. La guerra en Ucrania ha cobrado un alto costo a millones de mujeres y niñas, ha exacerbado los riesgos de violencia de género y explotación y abuso sexuales, así como eliminado los medios de vida y aumentando los niveles de pobreza.
Desde su nuevo hogar, en Georgia, la Sra. Chernishenko está ayudando a cambiar vidas. “Trabajo con muchos ucranianos con necesidades diferentes. Hay familias que nunca han vivido fuera de su país, tienen hijos y tienen dificultades para adaptarse a nuevos entornos”, se lamenta. “La mayoría de los ucranianos todavía no saben cuánto tiempo durará esta situación y cuánto tiempo tendrán que quedarse aquí”.
Happiness Eboh dirige su propio negocio de peluquería en Lagos, Nigeria, y tiene grandes sueños, pero su futuro no siempre ha sido tan seguro. A los 16 años quedó embarazada y dio a luz a una niña a los 17 años.
Afortunadamente, una clínica de Young Mums’ en Lagos, Nigeria, que cuenta con el apoyo del UNFPA, le proporcionó apoyo psicosocial, artículos esenciales, acceso a la planificación familiar y oportunidades de capacitación laboral. Ahora es independiente y puede cuidarse ella misma y cuidar de su hijo, mientras genera ahorros para el futuro.
A la Sra. Eboh, ahora en la veintena de años, le apasiona su trabajo. “Me encanta", dice, "no solo porque es mi fuente de ingresos y mi profesión, sino también porque me encanta dejar satisfechas a mis clientes”. “Espero construir mi propio imperio algún día, tener éxito y enorgullecer a mi familia”.
Se siente agradecida con su familia por el aliento prodigado en el camino. “Mi papá, mi mamá y mis hermanos estuvieron a mi lado durante mi embarazo”, reconoce. “Me daban amor y me apreciaban”. Ella comparte ese amor con su propia criatura: “mi hija es mi prioridad. Soy feliz cuando ella es feliz”. Ahora también comparte el conocimiento que obtuvo en la clínica con otras jóvenes y niñas, y trabaja como defensora y mentora en salud y derechos sexuales y reproductivos.
Nigeria tiene una economía dinámica y se espera que su gran población se duplique en los próximos dos decenios. El Gobierno, con el apoyo del UNFPA, está destinando recursos a hacer frente a las altas tasas de embarazos en adolescentes y el acceso limitado a servicios de salud sexual y reproductiva.
Jóvenes como la Sra. Eboh están reclamando cada vez más su derecho a participar en los espacios económicos, sociales y políticos, y cuando las jóvenes y las niñas se convierten en lideresas, el impacto es amplio: las familias, las comunidades y las economías se hacen cada vez más fuertes.
En Jerusalén oriental, las y los jóvenes se encuentran en el centro mismo del Centro Comunitario Burj Alluqluq, que ofrece actividades recreativas y profesionales a jóvenes palestinos que crecen en la Ribera Occidental, donde la violencia ha aumentado en el último año. Aquí, las y los jóvenes incluso pueden hablar con un robot si lo desean.
De hecho, el Q-Robot parece un juguete, pero es bastante inteligente, y enseña a los estudiantes sobre seguridad digital mientras responde preguntas sobre temas como el acoso escolar y las redes sociales. Otra iniciativa clave del Centro es la organización de kits de dignidad con suministros de higiene para entregarlos a las adolescentes.
El Centro es una de las muchas iniciativas que el UNFPA apoya en todas las comunidades árabes, y allí Razan Seyag ofrece voluntariamente su tiempo para organizar los kits, y se enorgullece de saber que está ayudando a mejorar vidas. “El voluntariado nos empodera y nos enseña que cada niña puede marcar la diferencia”, proclama. "Animo a todas las niñas a continuar su educación y participar en el voluntariado, porque la verdadera fortaleza radica en el conocimiento y el trabajo en equipo".
Eso es algo que yo saludo. Con los recursos y oportunidades adecuados, el potencial de las niñas es infinito. Sin embargo, los beneficios de invertir en las niñas siguen en gran medida sin hacerse realidad, y millones de niñas enfrentan discriminación, exclusión y opresión en todo el mundo. Los números lo dicen todo: casi una cuarta parte de las adolescentes habrán sufrido violencia física y/o sexual por parte de una pareja íntima para cuando cumplan 20 años. Aproximadamente 12 millones de niñas de 15 a 19 años dan a luz cada año en regiones en desarrollo del mundo, y las adolescentes son un grupo objetivo cada vez mayor que es víctima de la violencia digital en medio del creciente uso de las tecnologías.
Todas las adolescentes tienen derecho a ejercer su autoridad sobre sus cuerpos y sus vidas. Es hora de construir un mundo más justo e igualitario en el que las niñas se sientan seguras al crecer, y donde sus derechos y opciones sean reconocidos y respetados. La realización de esta visión requiere inversiones estratégicas en políticas e iniciativas centradas en el fomento de las aptitudes y la confianza de las adolescentes, además de fomentar la igualdad y ampliar el acceso a los servicios y la información de salud sexual y reproductiva.
“Toda niña tiene una visión de lo que traerá su vida”, afirma la Dra. Natalia Kanem Directora Ejecutiva del UNFPA. “Ese sueño debe ser apoyado y protegido mientras se pasa de la adolescencia hasta la edad adulta”.
En honor de este Día Internacional de la Niña, invirtamos en los derechos de las niñas y liberemos todo su potencial. Puede hacerlo aquí.
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