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Ecuador

*El nombre y los datos de identificación se han modificado por motivos de privacidad y protección.

Fotografía utilizada solo con fines de representación y que no representa la persona de la historia

Ecuador
© Santiago Arcos

Después de poner fin a una relación, mi exnovio comenzó a escribirme y a llamarme sin parar. Llegó a un punto en el que me vi obligada a bloquearlo en todas las redes sociales, pero aun así podía ver cuántas veces había intentado ponerse en contacto conmigo todos los días. Un mes después de la ruptura, vino a mi casa. Tratamos de reanudar la relación, pero al cabo de tres días ya no me sentía segura. Volvió a enviarme mensajes y a llamarme constantemente. Me dijo que se mataría, que había tenido un accidente y que casi muere, que había cambiado, que iba a ser una persona mejor. Él siguió escribiendo y llamándome, repitiendo lo mismo.

Yo quería presentar una denuncia por violencia psicológica en un juzgado, pero tenía que hacerlo por Internet y la página no funcionaba. Mi abogado me propuso que acudiese a la policía, desde donde me enviaron de un lugar a otro hasta que terminé en una comisaría que estaba cerrada ese día. Mi abogado y yo volvimos al juzgado para presentar una denuncia por violencia física para acelerar el proceso. Una semana antes, mi ex me había golpeado la cabeza contra la puerta y me había pegado en los brazos y una mano, pero solamente pude denunciar la herida abierta de la mano porque las otras lesiones no eran visibles.

Aunque contaba con medidas de protección, como un botón de pánico, continuó enviando mensajes, haciendo llamadas y videollamadas, y enviando solicitudes de Instagram. Decidí usar sus mensajes como pruebas de su acoso continuo, pero también llamaba desde otros números, así que empecé a evitar responder a números desconocidos casi todos los días.

Dos meses después, en el juicio, durante el cual siguió enviándome mensajes de amor, fue declarado inocente. Pedimos que las llamadas telefónicas insistentes fuesen utilizadas como prueba de su acoso, pero lo rechazaron. La jueza mencionó que no tenía en cuenta las acusaciones de violencia psicológica porque la denuncia trataba específicamente de violencia física.

El juzgado me hizo sentir culpable al decirme que considerara que la denuncia podría afectar la vida del perpetrador y su capacidad para encontrar trabajo. El experto en psicología me dijo que todo había sucedido porque yo le dejé que volviera conmigo. Me sentí impotente al ver que el sistema judicial no consideraba su actitud como acoso.

Ciberhostigamiento

Desplazate
© Adam Cybulski
Phone frame
broken glass
Número Privado
Llamada perdida
Número Privado
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02:17 a.m.
Número Privado
Te necesito
02:17 a.m.
Número Privado
Llámame por favor
03:00 a.m.
Número Privado
¡Responde ahora!
05:04 a.m.
Número Privado
Estamos hechos el uno para el otro
07:58 a.m.
Número Privado
¡Necesitamos hablar, por favor!
08:04 a.m.

Ciberhostigamiento

Vigilancia persistente, no deseada o amenazante, contacto o persecución por medios tecnológicos. El ciberhostigamiento puede convertirse en hostigamiento criminal fuera de Internet y viceversa.

Santiago Arcos
© Santiago Arcos

El acoso continuó durante tres meses, hasta que finalmente cambié de número.

"Me sentí frustrada"

al tener que cambiar mi vida por algo que estaba haciendo él, y al constatar

"que son las víctimas las que tienen que tomar medidas para protegerse."

Desde entonces voy a terapia. Por suerte tuve a mi lado a mi familia y mis amistades, y con apoyo psicológico he ido superando la situación poco a poco. Me siento bien físicamente, pero me está costando más recuperarme psicológicamente.

Por lo que respecta a Internet, tengo mucho cuidado con las peticiones que me llegan. Incluso hoy día, cuando veo números desconocidos, temo que pueda ser él.

7 de cada 10

mujeres que han sido ciberacosadas también sufren violencia sexual o física por parte de su pareja.
– Lobby Europeo de Mujeres
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Las mujeres y las niñas tienen el derecho inequívoco de vivir libres de violencia en todos los espacios, incluidos los espacios en línea. Obtenga más información sobre la campaña bodyright y aumente la conciencia sobre la violencia digital.

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Un mundo virtual libre de violencia es posible. El UNFPA, la agencia de las Naciones Unidas para la salud sexual y reproductiva, apoya el derecho de todas las mujeres y niñas a vivir sin temor a la violencia de género o el abuso en todos los espacios, incluso en Internet. Todas y todos desempeñamos un papel para lograr que esto deje de ser una esperanza y se convierta en una realidad.

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La campaña bodyright del UNFPA afirma que las mujeres y las niñas son dueñas de sus cuerpos y de las imágenes de sus cuerpos, y que compartirlas en cualquiera de sus formas sin su consentimiento es una violación de sus derechos humanos y de su privacidad, dignidad y autonomía corporal.

Firma la petición de la campaña bodyright del UNFPA y de Global Citizen por la que se pide a las empresas de tecnología y contenido que garanticen a los cuerpos de las mujeres y niñas la misma protección y el mismo respeto que a una entidad jurídica con copyright. Comparte el símbolo de bodyright para mostrar tu apoyo a los derechos irrenunciables de las mujeres y las niñas.

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Cualquier persona que comparta las imágenes íntimas de una mujer sin su consentimiento (incluso si quien las comparte no es el autor original) está cometiendo violencia contra las mujeres. Haz que la interrupción de esa cadena comience contigo. Si ves a alguien atacando, intimidando o amenazando a alguien en línea, no te unas a la cadena. Publica mensajes positivos que contrarresten lo negativo. Informa el abuso a la plataforma tecnológica. Una sobreviviente de ciberturba aseguró que se sintió apreciada y respaldada por personas que la defendieron.

PARA LAS EMPRESAS TECNOLÓGICAS:

HACEDLO MEJOR

El UNFPA se unió al llamado que hace la Fundación World Wide Web a Facebook, Google, TikTok y Twitter para que den prioridad a la seguridad de las mujeres en línea, exigiéndoles el cumplimiento de los compromisos asumidos durante el Foro Generación Igualdad 2021 llevado a cabo en París. Pero hay muchas plataformas más. En palabras de Thorn, una organización que trabaja para eliminar el abuso sexual infantil, “no lograremos el objetivo de crear una Internet segura hasta que cada plataforma en la que se pueda subir información haya adoptado medidas de detección proactivas”.

Para los legisladores y las fuerzas del orden:

HACED LO CORRECTO

Según The Economist Intelligence Unit, “en 64 de 86 países, los organismos encargados de hacer cumplir la ley y los tribunales parecen no estar tomando las medidas correctivas adecuadas para hacer frente a la violencia contra las mujeres en línea”. Protejan a las mujeres y niñas en línea con una reforma que haga responsables a los perpetradores. Estar físicamente en una jurisdicción distinta (una sin legislación que enfrente la violencia en línea) de la de la víctima no debería ser un pase libre; los organismos transfronterizos deberían trabajar de manera conjunta para castigar a los agresores. Buscar justicia no debe ser otra experiencia traumática.