Los censos africanos tratan de contabilizar a todas las personas

República Unida de Tanzanía/Malawi

Los censos africanos tratan de contabilizar a todas las personas

“Muchas personas tienen problemas para pasear por sus comunidades o incluso para ir a la escuela porque tienen miedo de que las ataquen.”

Anastazia Gerald, una mujer de 23 años con discapacidad que vive en Kahama, en Shinyanga (República Unida de Tanzanía) y que ha recibido formación como adalid de sus derechos a través del programa “My Choice My Rights”, financiado por el Gobierno de Finlandia. El programa va dirigido a acelerar los progresos de cara a que se cumplan los derechos de las mujeres y las niñas —y en especial los de aquellas con discapacidad— y busca contribuir a la erradicación de la violencia de género, la mutilación genital femenina y el matrimonio infantil. Crédito de la fotografía: © UNFPA Tanzania/Ayubu Lulesu

Tras iniciar su carrera como maestro de escuela en la República Unida de Tanzanía, Jonas Lubago fue a su banco local para abrir una cuenta y se la denegaron. El único motivo fue su ceguera. El banco tenía una política que exigía a cualquier persona ciega o con deficiencia visual ir acompañada un apoderado designado para firmar incluso las transacciones más básicas. Lubago considera que esta situación no era ni práctica ni justa.

Ser maestro de escuela fue la segunda opción de Lubago. Entró en la universidad con la intención de estudiar Derecho, pero su asesor académico le disuadió porque ninguna de las lecturas obligatorias estaba disponible en braille. “Me dijo que no lo conseguiría”, recuerda Lubago.

Esto ocurrió hace dos decenios. Si bien es cierto que la situación ha mejorado a lo largo de los años, las personas con discapacidad en la República Unida de Tanzanía siguen haciendo frente a toda una serie de obstáculos en su día a día o a la hora de acceder a servicios públicos, como la atención sanitaria o la educación. Es posible que una clínica se encuentre a la vuelta de la esquina de la casa de una persona usuaria de silla de ruedas, pero si solo se puede acceder a ella por las escaleras, si las salas de consulta son demasiado pequeñas para poder cerrar la puerta y tener intimidad o si los lavabos no están debidamente equipados, se trata de un servicio fuera de su alcance. “Y eso es discriminación”, afirma Lubago, actualmente secretario general de la Federación de Organizaciones de Personas con Discapacidad de la República Unida de Tanzanía.

En 2012, el país empezó a incluir a las personas con discapacidad en su censo. Aun así, el sistema no tuvo en cuenta una amplia gama de categorías de discapacidad ni consideró su gravedad. De acuerdo con el estadístico jefe y coordinador nacional del censo Seif Kuchengo: “La comunidad de personas con discapacidad y el Gobierno pedían datos mejores”.

La información que se recopila a través del censo es de vital importancia. Como Estado parte en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, la República Unida de Tanzanía se comprometió a asegurar y promover “el pleno ejercicio de todos los derechos humanos y las libertades fundamentales de las personas con discapacidad”. Sin embargo, las instituciones necesitan datos para que los servicios no solo estén disponibles, sino que también sean accesibles.

Kuchengo señala que los funcionarios buscaron desde el principio la participación de representantes de la comunidad de personas con discapacidad en el diseño del último censo, tanto en la planificación como en la capacitación de los agentes censales. Lubago, que dejó su trabajo como maestro, se sumó a la labor de las oficinas gubernamentales para que el censo adoptara un conjunto más amplio y diverso de preguntas sobre discapacidad homologadas internacionalmente. En total, participaron unas 400 personas con discapacidad o deficiencia, se incluyeron cerca de 17 categorías diferentes de discapacidad o deficiencia, y se incorporó la posibilidad de especificar niveles de gravedad.

Según Kuchengo, los resultados preliminares del censo nacional de 2022 muestran que alrededor del 11% de la población tiene al menos un tipo de discapacidad o deficiencia física o del desarrollo. Se trata de una cifra dos puntos porcentuales superior a la de 2012, pero el aumento se debe al enfoque más exhaustivo del censo a la hora de contabilizar a las personas con discapacidad. Lubago espera que los nuevos datos del censo muestren lo vasta e importante que es la comunidad de personas con discapacidad y que, como resultado, estas personas participen en la toma decisiones en los planos local y nacional.

Además de generar mejores datos sobre las personas con discapacidad, el censo de 2022 también incorporó un recuento innovador y más completo de los nómadas. Dado que estas comunidades se desplazan constantemente en busca de alimentos, el Gobierno tuvo que ponerse en contacto con ellas con mucha antelación para asegurarse de que iban a permanecer en un mismo lugar durante la realización del censo. Esto supuso velar por que las familias tuvieran comida suficiente para los dos días en que se llevó a cabo el recuento nacional.

La República Unida de Tanzanía no es el único país que está generando mejores datos sobre las personas con discapacidad. El censo de 2018 de Malawi, por ejemplo, también incluyó el albinismo entre sus parámetros de discapacidad. Las personas con albinismo sufren múltiples formas de discriminación y a menudo están expuestas al riesgo de violencia o muerte. Desde 2006, la Experta Independiente de las Naciones Unidas sobre el disfrute de los derechos humanos de las personas con albinismo ha recibido cerca de 800 informes de 28 países sobre ataques rituales y acusaciones de brujería contra personas que padecen esta falta de melanina en el cabello, la piel o los ojos que se hereda genéticamente (ACNUDH, s. f.).

“Muchas personas tienen problemas para pasear por sus comunidades o incluso para ir a la escuela porque temen sufrir ataques”, comenta Isaac Chirwa, director adjunto del Departamento de Estadísticas Demográficas y Sociales de Malawi. Chirwa explica que, antes del censo de 2018, había pocos datos acerca del recuento de personas con albinismo o su lugar de residencia, y sin esta información, a los encargados de formular políticas les resultaba difícil adoptar medidas para que las personas pudieran vivir con seguridad y gozar de sus derechos.

Ilustraciones

Los tejidos desdibujan la frontera entre arte y funcionalidad, practicidad y belleza. Los movimientos de mujeres han utilizado tradicionalmente los tejidos para llamar la atención sobre toda una serie de cuestiones que abarcan desde la autoestima corporal hasta la justicia reproductiva y el racismo sistémico. Tanto las artistas contemporáneas como los colectivos textiles dirigidos por mujeres mantienen viva esta tradición creando obras de arte que reflejan sus entornos y tradiciones locales. El arte textil sigue ofreciendo a las mujeres de todo el mundo un medio para conectar con las generaciones de mujeres precedentes y futuras de sus familias y comunidades, tal y como lo ha hecho durante miles de años.

Queremos transmitir nuestro agradecimiento a las siguientes artistas textiles que han contribuido a las obras artísticas que aparecen en este informe:

  • Nneka Jones

    Nneka Jones

  • Rosie James

    Rosie James

  • Bayombe Endani, representada por The Advocacy Project

    Bayombe Endani, representada por The Advocacy Project

  • Woza Moya

    Woza Moya

  • Tally Assuit Women’s Collective, representado por International Folk Art Market

    Tally Assuit Women’s Collective, representado por International Folk Art Market

  • Pankaja Sethi

    Pankaja Sethi

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