El albergue La Esperanza se enfoca en la recuperación, y ofrece un lugar donde las sobrevivientes pueden sentirse seguras y respaldadas.
“Las personas llegan aquí sin ninguna esperanza”, indica Rin Leondra Mayorga del Movimiento Nidia White. “Es importante que sepan que hay gente que se preocupa por ellas y las apoya para que no se sientan solas”.
El enfoque del albergue enfatiza el autocuidado y la seguridad personal, así como la reconstrucción de la autoestima y la percepción de la integridad corporal de las sobrevivientes. A través de talleres y diálogos, las residentes del albergue aprenden sobre sus derechos humanos y cómo reclamarlos, por ejemplo, cómo denunciar abusos. El albergue también ofrece actividades relacionadas con el arte y la elaboración de joyería, y cuenta con una escuela para que las niñas y adolescentes puedan continuar con su educación mientras se recuperan.
Si bien todas las residentes del albergue La Esperanza han experimentado violencia sexual, física o psicológica, sus circunstancias particulares varían mucho, por lo que el tratamiento que reciben para ayudarlas a recuperarse física y psicológicamente se adapta a sus necesidades.
Shira explica que los esfuerzos del albergue para reconstruir el sentido de autoestima de las sobrevivientes, así como su capacidad para defenderse, son una especie de prevención. Ella desea que todas las sobrevivientes sepan que, a pesar del abuso que han sufrido, “[a la niña] seguís siendo humana, y tu cuerpo sigue íntegro. Entonces, ese cuerpo íntegro no puede permitir que lo vuelvan a abusar”.
La persona que ingresa aquí debe irse con alguna esperanza de poder recuperarse
— SHIRA MIGUEL