El acceso a la anticoncepción es un derecho humano.
Favorece la salud y el bienestar no sólo de mujeres y niñas, sino también de sus familias y sociedades. Sin embargo, en todo el mundo, la creciente desigualdad, ligada a factores como la raza, los desplazamientos, la educación y los ingresos, dificulta el acceso a los anticonceptivos a millones de personas, especialmente mujeres y niñas.
Toda persona debe tener garantizada la libertad de proteger su salud reproductiva y planificar su familia. El acceso a la anticoncepción es esencial para la autonomía corporal y para alcanzar el pleno potencial de cada uno, ya que ayuda a reducir los partos en adolescentes, a prevenir la mortalidad materna y a fomentar la igualdad de género.
Teniendo esto en cuenta, el tema para el Día Mundial de la Anticoncepción de este año es: «Una elección para todos. Libertad para planificar, poder para elegir».
Queda mucho por hacer. Aunque muchos países han aumentado el gasto en anticonceptivos, existe un déficit creciente en la financiación de los anticonceptivos a nivel mundial; un déficit que alcanzará al menos 1.500 millones de dólares en los países de renta baja y media para 2030.
Se trata de un déficit que podría tener repercusiones devastadoras para las mujeres y las niñas.
En la actualidad, casi 257 millones de mujeres de todo el mundo, la mayoría de las cuales viven en países de renta baja y media, tienen una necesidad insatisfecha de anticoncepción moderna, lo que aumenta su vulnerabilidad a las infecciones de transmisión sexual como el VIH, así como a los embarazos no intencionales, los abortos en condiciones de riesgo y la muerte materna prevenible.
No podemos permitir que las mujeres mueran por falta de acceso a la anticoncepción. Debemos proporcionarles lo que necesitan para mantenerse seguras y defender su salud sexual y reproductiva, incluso en tiempos de crisis y desplazamientos, cuando su vulnerabilidad es mayor.
Eso puede suponer una profunda diferencia: las investigaciones sugieren que atender la necesidad insatisfecha de anticonceptivos podría evitar más de la mitad de las muertes maternas al reducir los embarazos de mayor riesgo, aumentar el espaciamiento entre los nacimientos y disminuir la probabilidad de abortos en condiciones de riesgo.
«Las familias saludables se crean por elección, no por casualidad», afirmó el difunto Dr. Nafis Sadik, ex Director Ejecutivo del UNFPA, en la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo celebrada en El Cairo hace tres décadas. En aquel acontecimiento histórico, los líderes mundiales ratificaron el Programa de Acción que reconocía que la salud y los derechos reproductivos, incluida la planificación familiar voluntaria, son fundamentales para el desarrollo.
De hecho, debemos invertir en la libertad de las mujeres y las niñas para planificar su propio futuro. La paz y la prosperidad del mundo dependen de ello.