Cuando una niña queda embarazada, su vida cambia radicalmente. Es posible que no termine la escuela y se desvanezcan sus perspectivas de trabajo. Se vuelve más vulnerable frente a la pobreza y la exclusión y, por lo general, se resiente su salud. Las complicaciones del embarazo y el parto son una de las principales causas de muerte en niñas adolescentes.

En 2019 se registraban unos 21 millones de embarazos al año entre las adolescentes de entre 15 y 19 años en países de ingresos bajos y medios, lo que da lugar a unos 12 millones de nacimientos. Los estudios muestran que el 55% de los embarazos no intencionales entre las adolescentes terminan en abortos que a menudo se llevan a cabo en condiciones de riesgo, especialmente en los países en desarrollo. Entre las adolescentes más jóvenes y vulnerables, las que tienen entre 10 y 14 años, se calcula que medio millón dan a luz cada año.

Por lo general, el embarazo en la adolescencia no es el resultado de una decisión deliberada: estas niñas suelen tener poco poder para tomar las decisiones que afectan a sus vidas. Más bien, el embarazo en la adolescencia suele ser consecuencia de diversos factores como el escaso o nulo acceso a la educación, la falta de acceso a servicios e información sobre salud sexual y reproductiva, el matrimonio precoz y la violencia sexual.

El UNFPA trabaja para abordar las causas profundas del embarazo en la adolescencia centrándose en intervenciones que promuevan la protección y el cumplimiento de los derechos de las adolescentes. El UNFPA apoya políticas y programas basados en pruebas y en los derechos humanos que ponen el foco en las adolescentes. Esto incluye apoyar el acceso a una educación sexual integral dentro y fuera de la escuela, mejorar la calidad de la información y los servicios de salud sexual y reproductiva, incluidos los métodos anticonceptivos para los jóvenes, y promover programas de empoderamiento para llegar a las personas más marginadas. El UNFPA también apoya a las niñas que quedan embarazadas y a las madres jóvenes para que puedan volver a la escuela, tener acceso a oportunidades y desarrollar todo su potencial.

Topic summary

Una cuestión de desigualdad de género y derechos humanos

El embarazo y la maternidad precoces están estrechamente relacionados con la desigualdad de género y los derechos humanos no realizados. A una adolescente que carece de autonomía y a la que se impide el acceso a métodos anticonceptivos o a información de salud reproductiva se le niega su derecho a la salud. A una adolescente embarazada a la que se presiona o fuerza a dejar la escuela se le niega su derecho a la educación.

Al mismo tiempo, las adolescentes vulnerables son más proclives a quedar embarazadas. En todas las regiones del mundo, incluidos los países de ingresos altos, las niñas pobres, con una educación deficiente o que viven en zonas rurales, sufren un mayor riesgo de quedar embarazadas que aquellas más ricas, bien educadas o residentes en zonas urbanas. Esto sucede también en el plano mundial: el 95% de los partos en adolescentes tienen lugar en países de ingresos bajos y medios. Resulta alarmante que, cada año, millones de niñas de ese rango de edad recurran a abortos en condiciones de riesgo que ponen en peligro sus vidas y su salud.

Las adolescentes que carecen de autonomía, opciones y oportunidades en la vida, o que tienen acceso limitado o nulo a la atención de la salud sexual y reproductiva, son más proclives a quedar embarazadas. Las niñas obligadas al matrimonio infantil, una violación de sus derechos humanos, tienen a su vez más probabilidades de quedar embarazadas. En los países en desarrollo, 9 de cada 10 partos en adolescentes ocurren dentro de un matrimonio o unión. En 54 países en desarrollo de los que se tienen datos, la mayoría de los primeros partos en adolescentes de 17 años o menos se producen dentro del matrimonio o parejas convivientes.

Consecuencias para la salud

Las complicaciones del embarazo y el parto son una de las principales causas de muerte entre las adolescentes de 15 a 19 años en todo el mundo. Muchas adolescentes todavía no están físicamente preparadas para el embarazo o el parto y, por lo tanto, son más vulnerables a sufrir consecuencias devastadoras para su salud. Además, las adolescentes que quedan embarazadas suelen provenir de hogares con ingresos más bajos y a tener una nutrición deficiente, lo que aumenta los riesgos relacionados con el embarazo y el parto.

Los problemas de salud son incluso más probables si una adolescente queda embarazada poco después de llegar a la pubertad. En países de ingresos bajos y medios, el riesgo de muerte materna en niñas de menos de 15 años es más alto que en mujeres de alrededor de 20 años. Estas niñas también enfrentan riesgos sanitarios como la fístula obstétrica y sus bebés también corren un mayor peligro. Las madres adolescentes tienen más probabilidades de sufrir problemas de salud mental, como depresión.

Efectos sobre la educación y los ingresos

El embarazo en la adolescencia causa grandes estragos en la educación de las niñas y en su potencial de obtener ingresos. Muchas niñas que quedan embarazadas son presionadas o forzadas a dejar la escuela y las adolescentes que abandonan la escuela también tienen más probabilidades de quedarse embarazadas en la infancia y de contraer matrimonio infantil.

Abandonar la escuela pone en peligro las perspectivas económicas de una adolescente y la excluye de otras oportunidades en la vida. En cambio, las niñas que permanecen en la escuela están mejor preparadas para el trabajo, los medios de subsistencia y las demás transiciones de la vida. La educación también mejora su posición en el hogar y en la comunidad y les permite influir más en las decisiones que afectan a sus vidas. Una niña que recibe educación tiene menos posibilidades de contraer matrimonio infantil. Asimismo, está mejor capacitada para retrasar la maternidad y tiene más probabilidades de tener un embarazo sano, con mejores resultados para ella y sus futuros hijos.

El camino a seguir

Muchos países están trabajando para prevenir el embarazo en la adolescencia. Por desgracia, parte de dichos esfuerzos suelen centrarse en culpar implícitamente a las adolescentes y cambiar su comportamiento, en lugar de abordar los factores subyacentes del embarazo precoz. Tales factores incluyen la desigualdad de género, la pobreza, la violencia y la coacción sexual, el matrimonio infantil, las presiones sociales, la exclusión de oportunidades educativas y laborales y las actitudes y estereotipos negativos con respecto a las niñas. Muchos esfuerzos tampoco tienen en cuenta el papel de los niños y los hombres, ni cómo se moldea socialmente la masculinidad.

Se requiere un enfoque más holístico, transformador en materia de género, basado en los derechos y fundamentado en las mejores pruebas disponibles para apoyar los derechos de las niñas y empoderarlas para evitar los embarazos precoces. Dicho enfoque debe incluir la formación en educación sexual integral adecuada a la edad para todos los jóvenes; la inversión en la educación de las niñas, en especial en la educación secundaria; la prevención del matrimonio infantil, precoz y forzado, la violencia sexual y la coacción; la construcción de sociedades basadas en la igualdad entre los géneros mediante el empoderamiento de las adolescentes y la participación de hombres y niños en masculinidades positivas; y medidas para garantizar el acceso de los adolescentes a la información de salud sexual y reproductiva, así como a servicios que los acojan y faciliten sus decisiones.

¿Qué hace el UNFPA?

El UNFPA trabaja con asociados, incluidos gobiernos, el mundo académico, la sociedad civil y organizaciones dirigidas por jóvenes y mujeres, para ampliar el acceso a la información de salud sexual y reproductiva y ofrecer asesoramiento y servicios, incluidos los métodos anticonceptivos, a todos los jóvenes. El UNFPA también promueve la integración de una educación sexual integral en los planes de estudios y en los programas extraescolares. Asimismo, apoya programas que promocionan la igualdad de género, especialmente los que llegan a las adolescentes vulnerables, así como a hombres y niños, y programas que apoyan a las madres jóvenes de las poblaciones más desfavorecidas.

A modo de ejemplo, el UNFPA colabora a nivel político en América Latina y el Caribe desarrollando y poniendo en marcha herramientas para medir las consecuencias socioeconómicas del embarazo en la adolescencia en los distintos países, el impacto en la vida de las adolescentes y el impacto en el conjunto de la economía de los países. Esta investigación está sirviendo de base para inversiones públicas, la formulación de políticas y las intervenciones programáticas.

El UNFPA también trabaja con los gobiernos y la sociedad civil, y dentro de las comunidades, para acabar con el matrimonio infantil y empoderar a las adolescentes. El UNFPA, junto con UNICEF a través del Programa Mundial para Poner Fin al Matrimonio Infantil, está llegando a millones de niñas adolescentes, familias y hombres y niños con información sobre derechos humanos, salud sexual y reproductiva y las consecuencias del matrimonio infantil y el embarazo en la adolescencia en 12 de los países donde la práctica es más común o presenta una carga más elevada: Bangladesh, Burkina Faso, Etiopía, Ghana, la India, Mozambique, Nepal, Níger, Sierra Leona, Uganda, Yemen y Zambia. Además, el programa Safeguard Young People (Cuidar a los jóvenes) en África Meridional, dirigido a niños y niñas adolescentes, ofrece información sanitaria, acceso a servicios de salud sexual y reproductiva y educación en aptitudes para la vida.

Actualizado el 13 de febrero de 2025