Argentina
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Fotografía utilizada solo con fines de representación y que no representa la persona de la historia
[Un acosador] se hizo pasar por mí en las redes sociales y envió fotografías íntimas a otros hombres en chats virtuales donde se hablaba de sexo de manera agresiva.
Les facilitó indicaciones sobre mi domicilio y mi horario, y compartió con ellos información personal, de mi trabajo y mi familia. Tuve que cambiar de número de teléfono después de recibir mensajes de hombres a todas horas.
Les hizo creer que yo quería encontrarme con ellos y que me gustaba hacer ver que me estaban violando. Al creer que era yo quien hablaba con ellos en Facebook, esos hombres comenzaron a buscarme en los lugares a los que yo acudía diariamente. Otros me reconocían mientras caminaba por la ciudad. Me abordaban con intenciones sexuales. Esto sucedió unas 50 veces en un par de años.
Cuando se produjo el primer encuentro, no entendía cómo alguien que veía por primera vez conocía tantos detalles sobre mi vida. Una vez un hombre estaba en una esquina cerca de mi casa, y me dijo cosas acerca de lamerme el cuello y los detalles de lo que me quería hacer sexualmente... Tuve mucho miedo y me fui corriendo a casa.
Temía que los hombres me secuestraran, me violaran, me mataran. Durante un año y medio apenas salí de casa. Trabajaba de forma remota. Me distancié de amistades que bromeaban sobre mi situación o la banalizaban. La mayoría de mis amigos hombres había interactuado con mi perfil falso; algunos incluso habían recibido. Me sentía como una muerta en vida cuya única misión diaria era ver qué podía hacer para salir de esa situación.
“Pensé en irme a vivir a otro sitio, pero sabía que el problema me perseguiría a todas partes; era inútil escapar. ”