Una mirada interna a las vitales clínicas móviles en la República Democrática del Congo
En la República Democrática del Congo aumentan las necesidades de salud y protección de las mujeres y las niñas.
El conflicto entre grupos armados en el este del país ha empeorado significativamente, y se ha registrado una escalada de violencia desde marzo de 2022. Los combates continúan impulsando el desplazamiento masivo, exacerbando una de las crisis más complejas y prolongadas del mundo.
El UNFPA encabeza los esfuerzos para garantizar que las mujeres y niñas desplazadas puedan recibir servicios de salud y protección reproductiva. Esto incluye el aumento de los equipos móviles de salud y los espacios seguros para las sobrevivientes de la violencia de género, la distribución de suministros y el despliegue de parteras.
En las provincias de Kivu del Norte, Kivu del Sur e Ituri, 5,5 millones de personas viven en calidad de desplazadas. Se estima que 220.000 de estas personas son mujeres embarazadas.
En lo que va de 2023, más de 31.000 mujeres han dado a luz de forma segura en 24 centros de salud materna apoyados por el UNFPA, y tres clínicas móviles apoyan a muchas más durante el embarazo y el parto. Ruboneka es una de esas mujeres. Después de haber huido del conflicto, dio a luz de forma segura en una clínica móvil en el campamento de Bulengo para personas desplazadas.
Las parteras entrenadas como Sifa Ndeze, que ayudó a Ruboneka, están trabajando para evitar muertes maternas prevenibles. En promedio, el 15 por ciento de las embarazadas presentará complicaciones durante el embarazo o el parto que pueden poner en peligro su vida si no tienen acceso a personal capacitado e instalaciones que brinden atención obstétrica de emergencia.
En la clínica móvil donde Ruboneka dio a luz se registra un promedio de cuatro partos al día, y no han ocurrido muertes maternas desde que se estableció en febrero de 2023.
Las parteras proporcionan atención integral en medio de una crisis. Al hacerlo, salvan las vidas de mujeres y niñas. Además de ayudar a decenas de miles de mujeres y niñas adolescentes durante el parto cada año, y de proporcionar apoyo esencial tanto antes como después del nacimiento, su responsabilidad se extiende más allá.
Proporcionan servicios de planificación familiar y, con frecuencia, son el primer punto de contacto y atención de las sobrevivientes de violencia de género. Son expertas reconfortantes, que brindan apoyo inicial y remiten a las personas para el manejo clínico de la violación y los servicios psicosociales.
Cuando Anny*, de 33 años, y su hija adolescente fueron violadas a punta de pistola en el campo de Bulengo, no sabía a dónde acudir, ni sabía que había recursos listos para brindarle ayuda.
Tras asistir a una sesión informativa, Anny fue remitida a la clínica móvil del UNFPA, donde recibió el apoyo de dos parteras, Sifa y Philomène, quienes le proporcionaron atención médica y una derivación a un espacio seguro para recibir apoyo psicosocial.
En el espacio seguro, Anny conoció a Antoinette, quien la ha estado ayudando desde entonces.
Anny también ha llevado a su hija a la clínica móvil, después de haber recibido apoyo en confidencialidad.
El espacio seguro ha proporcionado una red de apoyo a madre e hija, lo mismo que a un sinnúmero de mujeres.
Las incidencias de violencia de género y explotación sexual en la República Democrática del Congo aumentan a un ritmo alarmante. En Kivu del Norte hubo un aumento del 91 por ciento en los casos de violencia de género denunciados entre 2021 y 2022. En 2023, en Kivu del Norte, Kivu del Sur e Ituri, más de 313.000 de mujeres y niñas estarán en riesgo. La violación se usa rutinariamente como arma para aterrorizar y subyugar.
Un número incalculable de mujeres y niñas han quedado traumatizadas y expuestas a infecciones de transmisión sexual y embarazos no planificados. Las sobrevivientes de la violencia sexual dicen que se sienten olvidadas en gran medida después de décadas de la que parece ser una guerra interminable.
Esta crisis ha diezmado las opciones de las mujeres y las niñas. El desafío de garantizar y restaurar la seguridad y la autonomía corporal de las mujeres es inmenso. El UNFPA se esfuerza por que se respeten los derechos de las mujeres y las niñas, pero se requiere un aumento significativo de la inversión si queremos llegar a más personas en las situaciones más vulnerables.
Hay una demanda urgente de anticonceptivos, anticonceptivos de emergencia y profilaxis postexposición al VIH,
pero existen muchos obstáculos para acceder a estos suministros y servicios, incluido el que muchas mujeres y niñas tienen miedo de aventurarse al aire libre.
Las clínicas móviles del UNFPA llevan servicios a las mujeres y proporcionan un espacio de acogida donde las mujeres pueden hablar con un profesional capacitado en un entorno de confianza.
Borah, de 32 años, huyó de su casa con sus seis hijos. En el campamento de Bulengo, logró obtener servicios de planificación familiar.
Safi y Mohawe, de 23 y 27 años respectivamente, se encuentran entre las decenas de miles de mujeres y niñas que el UNFPA está apoyando este año en la República Democrática del Congo. Ambas deben dar a luz en el curso de las próximas semanas. A través de los servicios prestados dentro del campamento, han recibido asesoramiento y chequeos prenatales y (algo que resulta vital) saben a dónde acudir cuando entren en labor de parto.
Es tranquilizador saber que las parteras y la sala de maternidad de la clínica móvil están disponibles 24/7, y que hay personas en las que se puede confiar para obtener servicios profesionales y de cuidado en un momento de estrés, miedo e incertidumbre.
El UNFPA tiene como objetivo estar allí para todas las mujeres y niñas. El UNFPA está haciendo un llamamiento de 18.850.000 dólares hasta finales de 2023 para ampliar los servicios de salud y protección reproductiva a fin de llegar a las mujeres y niñas más vulnerables de Kivu del Norte, Kivu del Sur e Ituri. Hasta la fecha, el llamamiento ha sido financiado en apenas un 16 por ciento. Sin financiación urgente, la catastrófica situación de las mujeres y las niñas seguirá empeorando.
* Se han cambiado los nombres para fines de privacidad y protección.