“Me quedé completamente entumecida”
Janani
Mis experiencias de viaje en autobuses nunca han sido agradables debido al acoso que he tenido que soportar de mis compañeros de viaje. Me he sentido presionada, independientemente de si he estado sentada o de pie. Sutiles toques y comentarios explícitos son formas habituales de acoso que experimento. Sin embargo, después de tantos años, hay un incidente que me resulta imposible de borrar de mi memoria.
Incluso hoy en día me perturba. Tenía unos catorce años y viajaba en el autobús con una amiga después de la escuela por primera vez por nuestra cuenta. Estábamos emocionadas, ya que suponía una pequeña aventura para nosotras. La emoción no duró mucho; un anciano nos abordó.
Él estaba de pie detrás de nosotras y comenzó a intentar hablar con nosotras, aunque lo ignorábamos. Luego, susurró comentarios lascivos y explícitos que posteriormente lo llevaron a empujarme y a frotarme sus genitales.
Me quedé petrificada por el miedo. No pude moverme ni enfrentarme a él. Me quedé completamente paralizada. Mi amiga se dio cuenta de lo que estaba pasando, pero sabía que ella también tenía miedo de reaccionar. Las lágrimas comenzaron a caer por mi rostro y me sentí impotente.
Este acto continuó por un tiempo y, finalmente, cuando una señora se dio cuenta y me ofreció su asiento, el autor se bajó del autobús. Ninguno de los transeúntes intervino y, durante días, no pude superar mi miedo. Estaba traumatizada.
No les dije nada a mis padres, porque pensaba que nunca me permitirían volver a viajar en un autobús, ni a mis amigos, porque me avergonzaba. Mi amiga y yo nos prometimos que sería un secreto. Poco sabía entonces que toda mi vida tendría que pasar por experiencias similares siempre que utilizara el transporte público.
Fotos © Eliza Hatch/Cheer Up Luv por UNFPA y Videos © Studio Zoo