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“De repente nos despertamos con el ruido que hacía el terremoto. Mis hijos habían muerto en sus propias camas, y mis nietos habían quedado atrapados bajo los escombros”, relata Kıymet.
“Estaba embarazada de ocho meses. Estaba tan asustada. No podíamos ponernos de pie, nuestro edificio se tambaleaba”, cuenta Yonca.
“Me desperté y me di cuenta de que lo había perdido todo en un minuto: no tenía casa, ni ropa, ni dinero, nada en absoluto”, señala Om Mohamed.
Las 4:17 a.m. del 6 de febrero de 2023 quedará grabada para siempre en las mentes de millones de personas en Türkiye y Siria. Fue cuando el primero de dos terremotos devastadores sacudió la región; el segundo ocurrió nueve horas después. Miles de réplicas se sucedieron en las semanas siguientes.
[En la foto superior] Una mujer contempla una escena de destrucción en Jinderis, Siria. © UNFPA/Karam Al-Masri
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En cuanto el mundo conoció la magnitud del desastre, el UNFPA lanzó una respuesta de emergencia junto con sus asociados.
El objetivo era cubrir las necesidades inmediatas de las mujeres y las niñas después de la crisis y garantizar la continuación de los servicios esenciales de salud sexual y reproductiva, incluido el acceso a partos seguros y anticonceptivos, así como proteger del abuso y la violencia a las mujeres y niñas desplazadas.
Desde el inicio de esta emergencia, el UNFPA ha apoyado a cerca de 500.000 personas en las zonas afectadas.
[En la foto superior] En un bazar en Şanlıurfa, Türkiye, donde las personas se refugian en estructuras y vehículos improvisados, Gülsüm forma parte de un equipo de psicólogas, trabajadoras sociales y enfermeras que brindan apoyo. © UNFPA Türkiye/Eren Korkmaz
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Tres meses después, las necesidades de las mujeres y las niñas siguen siendo muy pronunciadas.
Unos 2,4 millones de sobrevivientes del terremoto siguen viviendo en campamentos en Türkiye, y unos 1,9 millones de personas en el noroeste de Siria siguen viviendo en campamentos o sitios en que se han asentado por sí mismas en condiciones extremas.
Para millones de personas, la recuperación no tiene lugar lo suficientemente rápido.
En esta etapa crucial, la inversión debe ser no solo sostenida, sino también incrementada. Una recuperación prolongada aumentará los riesgos para las mujeres y las niñas, y exigirá más fondos.
[En la foto superior] Un campamento temporal en las afueras de Diyarbakır, Türkiye. © UNFPA Türkiye/Eren Korkmaz
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Lale, de 22 años, vive con su familia en un campamento en Hatay, Türkiye. Mientras espera una tienda propia, sigue durmiendo con sus padres en una estructura improvisada.
“Caminamos descalzos bajo la lluvia; los bebés no tenían chaqueta ni manta”, recuerda Lale, cuyos gemelos tienen seis meses. “No me queda nada.”
Lale ha recibido kits de higiene femenina y kits de maternidad con suministros esenciales, pero con frecuencia se queda sin pañales o sin alimentos.
“Me acuesto medio llena, medio hambrienta, al igual que mis bebés. Hemos estado demasiado tiempo a la intemperie”.
[En la foto superior] Lale y sus gemelos en un campamento abarrotado en Hatay. © UNFPA Türkiye/Eren Korkmaz
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Para las mujeres y las niñas que se alojan en campamentos, el simple uso del baño puede ser angustioso.
Muchos asentamientos carecen de baños e instalaciones de higiene adecuadas. Además, puede ser difícil ir al baño después de la noche cuando no hay electricidad o el suministro es limitado.
Inicialmente desplazadas de su ciudad natal debido al conflicto, Salwa y Kholoud, de 14 años y 13 años respectivamente, han vivido durante tres años en el campamento de AlSekka en Idlib, Siria, una zona afectada por los terremotos.
Ambas amigas recibieron kits de higiene femenina con suministros como productos de higiene y antorchas, proporcionados por Ihsan Relief and Development, una organización asociada al UNFPA. “Estos artículos nos ayudan a mantener la higiene personal”, afirma Salwa.
[En la foto superior] Las amigas Kholoud (izquierda) y Salwa revisan el contenido de un kit de higiene femenina. © UNFPA/Karam Al-Masri
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En el noroeste de Siria, los terremotos son una crisis dentro de otra crisis.
Después de 12 años de conflicto y violaciones de los derechos humanos, las personas viven bajo incalculable tensión. Encima de todo esto, para muchas personas desarraigadas por los terremotos, se trata de otro desplazamiento.
“Durante las réplicas, la gente preguntaba: “¿Es un misil u otro terremoto?” Si se trataba de un ataque de mortero, la gente tenía que ir a la planta baja o sótano; si es un terremoto, tenían que salir al descampado. La gente no sabía qué hacer”, recuerda Kinda Katranji, analista de comunicaciones en Siria que oyó los relatos directamente de las mujeres y niñas afectadas.
[En la foto superior] En la ciudad siria de Maarat al-Numan, donde muchas casas fueron dañadas por la guerra antes de que los terremotos agravaran la destrucción, los equipos móviles de salud están brindando apoyo. © UNFPA Siria/Massoud Hasan
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Ni el sexo, las menstruaciones o los nacimientos se detienen durante una crisis.
El UNFPA ha distribuido decenas de miles de kits de higiene femenina y kits de maternidad desde el inicio de la crisis a mujeres y niñas en las ciudades y en las zonas rurales de difícil acceso.
[En la foto superior] Los kits de dignidad se distribuyen en el campamento de Sheikh Bahr en la zona rural cercana a la ciudad de Armanaz, en Siria. © UNFPA/Karam Al-Masri
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Los informes de violencia de género, explotación, abuso, matrimonio infantil y matrimonio forzado han aumentado tras los terremotos, en un momento en que los servicios están sobrecargados.
En Siria, muchos espacios seguros fueron dañados, como este en Suran; por eso los equipos se desplazaron, visitaron a mujeres y niñas en casa y en campamentos temporales para evaluar y apoyar las necesidades psicológicas y prácticas.
El UNFPA apoya 52 espacios seguros para mujeres y niñas en toda Siria, junto con una línea de ayuda, así como 23 espacios seguros en Türkiye.
[En la foto superior] Un espacio seguro del UNFPA ya no puede operar desde sus instalaciones en Suran, Siria. Es uno de los 12 espacios seguros perjudicados en el noroeste de Siria. © UNFPA/Karam Al-Masri
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Hayfem, su esposo y sus cinco hijos son refugiados sirios que viven en Şanlıurfa, Türkiye. Se están refugiando en su vehículo que, por seguridad, han estacionado en un bazar al aire libre junto con otras familias.
Un equipo dedicado a apoyar a las mujeres y jóvenes migrantes se ha movilizado para ayudar a cubrir las necesidades de las personas después de los terremotos. El equipo incluye psicólogas, enfermeras y trabajadoras sociales.
[En la foto superior] Hayfem y su familia se han mudado a su vehículo por seguridad. © UNFPA Türkiye/Eren Korkmaz
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Los equipos móviles también han traído servicios de maternidad a los campamentos, incluidos controles postnatales.
Cahide dio a luz poco antes de los terremotos. Después de ser desplazada, llegó a un campamento temporal en Şanlıurfa, donde se le proporcionó una tienda de campaña y recibió un chequeo médico y un kit de maternidad.
En Türkiye y Siria, 60 equipos móviles y 60 clínicas estáticas proporcionan servicios de salud reproductiva y protección, incluida la atención obstétrica de emergencia, a algunas de las mujeres y niñas más difíciles de alcanzar.
[En la foto superior] En Şanlıurfa, Türkiye, el equipo móvil del UNFPA visita a Cahide, quien dio a luz justo antes de los terremotos. © UNFPA Türkiye/Gözde Kumru
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La bebé Hala nació en el Hospital de Maternidad Idlib en Siria. Su madre, Fátima, entró en labor de parto temprano.
“Hay nacimientos prematuros debido a la ansiedad, el terror y el agotamiento psicológico que las embarazadas sufrieron debido al terremoto”, comenta la partera Suad Muhiy-Aldeen. “Hay casos de niños con muy bajo peso”.
Hala fue monitoreada en una incubadora durante los primeros días de vida y afortunadamente ahora está saludable.
Las instalaciones apoyadas por el UNFPA han apoyado más de 1.350 partos seguros y 400 cesáreas en el noroeste de Siria desde los terremotos.
[En la foto superior] Fátima y Hala, su hija recién nacida, en el Hospital de Maternidad Idlib, dirigido por la Sociedad Médica Sirio-Americana y financiado en su totalidad por el UNFPA. © UNFPA/Karam Al-Masri
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Seis días después de los terremotos, en la zona rural vecina a Alepo, Siria, Khawla dio a luz a cuatrillizos, que nacieron a salvo en el Hospital Al Fardous, en Daret Azza.
La Dra. Bushra Al-Khattab, que recibió capacitación del UNFPA, realizó la cesárea.
Como parte de una respuesta interinstitucional, se han entregado equipos y suministros a los centros de salud, incluidos equipos para cesáreas.
[En la foto superior] Parto por cesárea de los cuatrillizos de Khawla en el Hospital Al Fardous, dirigido por Siria Relief & Development con el apoyo del UNFPA. © Ahmad Aljarban, SRD/UNFPA
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“Mi alegría es indescriptible”, asegura Khawla. “Recibí servicios en este maravilloso hospital de forma gratuita. Agradezco a la organización, al hospital y al personal médico por los servicios que me brindaron y la cálida bienvenida”.
La madre de 25 años y sus dos hijos mayores, que tienen dos y tres años, habían sido desplazados por los terremotos antes de dar a luz a los cuatrillizos. Khawla regresará a un alojamiento con tiendas de campaña, ahora con seis niños, y con incertidumbre sobre lo que depara el futuro.
[En la foto superior] Khawla con sus cuatro bebés recién nacidos. © Ahmad Aljarban, SRD/UNFPA
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Los esfuerzos de rescate inmediato pueden haber terminado, pero queda mucho que se puede y debe hacer.
Con más clínicas, más equipos móviles de salud, más espacios y suministros seguros, el UNFPA puede llegar a todas las mujeres y niñas necesitadas, pero los llamamientos de financiación para Türkiye y Siria siguen estando lamentablemente por debajo del objetivo.
Con fondos adicionales, el UNFPA hará lo que sea necesario para garantizar que las mujeres afectadas por los terremotos puedan dar a luz de forma segura, gestionar sus propias opciones reproductivas y vivir libres de violencia.
[En la foto superior] El UNFPA brinda apoyo en un campamento temporal en Şanlıurfa, Türkiye. © UNFPA Türkiye/Eren Korkmaz