La promesa de una educación
Piense en el primer día de colegio para una adolescente de la zona rural de África Subsahariana. Llamemos a esta niña Adah y, ahora, intentemos imaginar lo que significa para ella el inicio de un nuevo año escolar. La emoción. La novedad. La oportunidad de seguir formándose. ¡De aprender! Para Adah, es el momento más emocionante del año.
Pero este año es aún más especial para ella y su comunidad, ya que es el primero en que las niñas pueden continuar sus estudios en la educación secundaria. Su comunidad, no obstante, avanza lentamente y, a pesar de que existe un compromiso del Estado con el acceso de las jóvenes a la educación secundaria, no todas las niñas de su edad podrán asistir a la escuela. Este año solo se eligió a un grupo selecto de niñas que habían obtenido unas calificaciones suficientemente altas para inscribirse en el primer curso. Aun así, se trata de un paso adelante prometedor. La transición de la niñez a la adolescencia nunca es sencilla para una joven, pero Adah siente una confianza renovada en sí misma y en sus capacidades. Es la primera de las cinco hijas de la familia en ir a la escuela secundaria.
Adah tiene dos hermanos y cuatro hermanas. Aunque mantiene una relación muy estrecha con sus hermanas mayores, su vida diaria es muy distinta. Ellas están casadas y tienen hijos. La vida nunca ha sido fácil, pero ahora están teniendo lugar cambios positivos en el seno de la comunidad y sus efectos empiezan a notarse poco a poco.
“Las niñas con instrucción primaria tienen el doble de probabilidades que las niñas con instrucción secundaria o superior de contraer matrimonio o vivir en pareja. Sin embargo, las niñas que carecen de instrucción tienen tres veces más probabilidades que las niñas con instrucción secundaria o superior de contraer matrimonio o vivir en pareja antes de los 18 años.”
Adah es muy afortunada por haber completado la escuela primaria. Gracias a un mayor compromiso de su país en aras del aprendizaje temprano y permanente para todos los adolescentes, independientemente de sus circunstancias, pronto habrá tantas niñas como niños en la escuela primaria y secundaria de su comunidad, de modo que sabrán leer, escribir y contar.
Una educación de más calidad permite que un número mayor de miembros de la comunidad utilice sus aptitudes para la solución creativa de problemas y ejerza sus libertades de manera responsable. Conforme las niñas se vayan uniendo a los niños en el nivel secundario, sus oportunidades se irán ampliando. Con ello, se brinda a Adah y a otras niñas como ella la posibilidad de adquirir nuevos conocimientos y habilidades. A medida que se multiplican los avances en materia de educación, el gobierno tendrá que garantizar que existen más opciones de educación y formación profesional, y crear un aprendizaje orientado al trabajo para que las niñas se beneficien y se contribuya a una economía en crecimiento. Esas inversiones son claramente rentables, ya que las niñas que no asisten a la escuela secundaria tienen tres veces más probabilidades de casarse y quedar embarazadas en la adolescencia, lo que, además de poner en peligro su salud y su seguridad, restringe su potencial y sus oportunidades.
“El aumento de la tasa de alfabetización de la mujer se relaciona con unas familias más sanas y un crecimiento económico más sólido.”
Numerosos gobiernos de África Subsahariana han iniciado campañas de educación y preparación sexual orientadas a los jóvenes. Al proporcionar una educación adecuada, integral y con perspectiva de género, se empodera a los jóvenes para que tomen decisiones de manera libre y responsable sobre su salud y sus derechos sexuales y reproductivos. Esto, unido a la enseñanza secundaria, permitirá que Adah y otras niñas como ella desarrollen todo su potencial.