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Mientras la catástrofe se apodera de Sudán, heroicas parteras ayudan a las mujeres a dar a luz en una zona de guerra
- 04 de mayo de 2023
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JARTUM, Sudán - «Trabajamos todo el día todos los días en tres hospitales. En el caso de las mujeres y niñas que no tienen medios de transporte, vamos a sus casas para asegurarnos de que dan a luz en condiciones seguras», explica Insaf, una partera que trabaja actualmente en Om Badda, en Jartum, la capital de Sudán.
Dos semanas de brutales combates entre el ejército sudanés y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido han convertido Jartum, epicentro de la violencia, en una zona de guerra y han sumido al país en el caos. Más de 500 personas han sido asesinadas y cientos de miles se han visto obligadas a abandonar sus hogares, ya sea dentro del país o cruzando las fronteras hacia países vecinos como el Chad, Egipto, Etiopía, República Centroafricana y Sudán del Sur. Muchas de estas personas ya han sido desplazadas varias veces debido a la inestabilidad política, el hambre y las crisis climáticas, y un número incalculable se refugia en campamentos improvisados inseguros, hacinados e insalubres.
Solo uno de cada cuatro centros sanitarios de Jartum está plenamente operativo, y la mayoría de los dañados solo funcionan parcialmente, lo que deja a millones de personas sin acceso a cuidados críticos. Decenas de ataques contra hospitales, personal sanitario y ambulancias, junto con el saqueo generalizado de los ya escasos suministros médicos, agua, combustible y electricidad, están llevando al sector sanitario al borde del colapso.
Para las mujeres y las niñas, incluidas las 219.000 que se calcula que están embarazadas solo en Jartum, no recibir los servicios sanitarios esenciales puede poner en peligro sus vidas: el acceso a las parteras es el factor más importante para detener las muertes maternas y neonatales prevenibles. Se espera que unas 24.000 mujeres den a luz en las próximas semanas, en medio del caos y el derramamiento de sangre, lo que hace extremadamente peligroso que busquen atención prenatal esencial, servicios de parto seguro o apoyo postnatal.
Aunque los suministros y los servicios se paralicen, los embarazos no se detienen
«En Jartum hay una grave escasez de suministros, sobre todo de oxitocina y pinzas umbilicales. Aunque los servicios continúan por el momento, estamos rezando para que lleguen pronto más suministros», relata Jamila, una partera que trabaja en un centro de salud de Jartum apoyado por el UNFPA. Las reservas de sangre, oxígeno y otras necesidades médicas, como el combustible para las ambulancias, también están en niveles peligrosamente bajos.
A pesar de las catastróficas circunstancias, los hospitales y centros de salud que continúan funcionando —y en pie— están demostrando ser un salvavidas para las mujeres embarazadas y las nuevas madres. Allí donde el acceso está comprometido, las parteras comunitarias y aquellas cualificadas formadas por el UNFPA ayudan a las mujeres embarazadas a dar a luz en la seguridad de sus hogares.
Los incesantes combates en la aldea de Jabal Awliya, en el estado de Jartum, han afectado gravemente a la atención de la salud reproductiva. «Hemos designado números de teléfono para recibir solicitudes de partos domiciliarios, y una partera acude para el trabajo de parto. Por ahora podemos aceptar todas las solicitudes», afirma Saadya, una partera que trabaja en Jabal Awliya.
Sin embargo, con los continuos ataques a las infraestructuras, existe el riesgo de que se corten las líneas eléctricas e incluso de que se interrumpan estas líneas de emergencia para las personas que las necesitan urgentemente. No obstante, unas 90 parteras comunitarias formadas por el UNFPA ayudan actualmente a mujeres y niñas embarazadas a dar a luz en condiciones seguras, principalmente en casa, en las zonas de Kalakla, Jabal, Naser y Al Azhari, en Jartum. En los dos últimos años, el UNFPA ha formado a 460 parteras que están llegando incluso a comunidades remotas, hasta en situaciones de crisis humanitaria, fomentando la confianza y prestando servicios de salud materna de alta calidad.
Compromiso con el servicio
Laila Baker, directora regional del UNFPA, se refirió a las peligrosas condiciones que enfrentan las mujeres embarazadas en Jartum: «Estamos extremadamente preocupados. No hay forma de monitorizarlas, no hay acceso a servicios de parto seguro, no hay forma de garantizar ni siquiera una mínima comunicación». Y prosiguió: «Las mujeres pueden tener un parto prematuro y pueden surgir complicaciones a causa del pánico. Las circunstancias son muy precarias».
Asimismo, existen informes alarmantes sobre el aumento de las formas de violencia de género: violencia sexual contra las mujeres y niñas que huyen de los combates, maltrato doméstico alimentado por las restricciones de movimiento y las tensiones, y mujeres y niñas que son objeto de ataques cuando salen a buscar suministros. En respuesta al aumento de los riesgos para unos 3,1 millones de mujeres y niñas que ya corrían peligro de sufrir violencia antes de la crisis actual, se están realizando esfuerzos en la formación de los proveedores de servicios para que proporcionen apoyo psicosocial a distancia.
Antes de la crisis actual, el UNFPA distribuyó suministros para más de 19.000 partos seguros y para satisfacer las necesidades de salud reproductiva de más de 45.000 personas, incluso para la gestión clínica de violaciones y para el tratamiento de infecciones de transmisión sexual. Los asociados del UNFPA garantizan en la actualidad que estos suministros lleguen a los centros de salud y hospitales que todavía funcionan en Sudán.
Sudán ya era uno de los países más empobrecidos del mundo antes de que estallara el conflicto: un tercio de su población necesitaba ayuda humanitaria y afrontaba una grave hambruna. La violencia y los ataques recientes contra centros de salud constituyen una violación del derecho internacional y del derecho a la salud: a medida que la situación alcanza un punto crítico, y a pesar de los crecientes riesgos, el UNFPA continuará asistiendo partos en condiciones seguras, buscando protección para las mujeres y niñas vulnerables y apoyando a las parteras, que salvan vidas.