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Cómo el UNFPA ayuda a proteger a la juventud indígena paraguaya contra el embarazo adolescente

 Una joven de pie ante una extensión de agua.
Irene Vera Portillo es defensora de los derechos del pueblo Ava Guaraní, la etnia a la que pertenece. © UNFPA Paraguay / Zunilda Acosta
  • 09 Octubre 2024

Asunción, Paraguay – “Siempre digo que la cultura nos ha salvado de muchas cosas, pero en nombre de la cultura, muchas niñas han muerto a manos de hombres”, se lamentó Irene Vera Portillo al conversar con el UNFPA, el organismo de las Naciones Unidas que tiene a su cargo los asuntos de salud sexual y reproductiva.

La Sra. Portillo pertenece a la etnia ava guaraní, una de los 19 pueblos indígenas que viven en Paraguay. A sus 20 años, es una firme defensora de los derechos humanos de su comunidad étnica, compuesta por más de 17.000 personas repartidas por todo el país.

Al igual que en muchas otras sociedades, los indígenas en Paraguay se ven afectados por la marginación, que sirve de base a violaciones de derechos y violaciones de la autonomía corporal. Las mujeres y las niñas son especialmente vulnerables: las investigaciones muestran que tres de cada cuatro mujeres indígenas paraguayas de 20 a 24 años estaban casadas, o en unión, antes de cumplir 18 años, y que el 10 % de las adolescentes indígenas de 15 a 19 años han tenido al menos un hijo.

“Toda niña tiene una visión de lo que traerá su vida”, estimó la Directora Ejecutiva del UNFPA, Dra. Natalia Kanem. “Sin embargo, para millones de niñas, la adolescencia es una etapa en que se cierran las puertas. A la transición gradual a la edad adulta se pone fin abruptamente a medida que los embarazos precoces y la violencia de género, incluidas las prácticas nocivas como el matrimonio infantil y la mutilación genital femenina, las privan de sus derechos y opciones fundamentales”.

“En este Día Internacional de la Niña y todos los días, trabajemos para eliminar todos los obstáculos que impiden que las adolescentes alcancen todo su potencial, y prestemos atención a su llamado a la libertad de vivir en paz y determinar el curso de su propia vida”.

Información que salva vidas

Una joven se hace un selfie.
Jera Mirῖ es indígena Mbya Guaraní originaria de la comunidad Pindo de San Cosme y Damián, en Paraguay. © Fotografía cortesía de Jera Mirῖ

También puede ser difícil acceder a información sobre salud sexual y reproductiva. “Las adolescentes no saben cómo protegerse para no quedar embarazadas”, afirmó Gloria Benítez, de 31 años, que pertenece al grupo Nivaclé.

Abordar estos desafíos requiere abordar el estigma y la vergüenza que a menudo se asocian a las conversaciones sobre sexualidad y explotación, especialmente porque ocho de cada diez casos de abuso sexual en Paraguay ocurren en entornos familiares, según datos nacionales.

“Las niñas deben ser protegidas”, urgió la Sra. Benítez. “Muchas son víctimas dentro de sus propios hogares”.

Dejar que las niñas dirijan

En todo el mundo, la educación sexual integral ha demostrado ser uno de los medios más eficaces de informar a las y los jóvenes sobre su salud y derechos sexuales y reproductivos. Las investigaciones indican que reduce las tasas de embarazo adolescente y lleva a las y los jóvenes a practicar sexo más seguro.

Cuando se implementa correctamente, la educación sexual integral es impartida por expertos comunitarios confiables y se adapta a la edad, la cultura y las circunstancias de las y los jóvenes. En Paraguay, el UNFPA se ha asociado con líderes de comunidades indígenas para organizar conversaciones culturalmente apropiadas para que los adolescentes aprendan sobre los anticonceptivos modernos, entre otros temas.

“Desde el año pasado, a través del Ministerio de Salud Pública, las adolescentes de nuestra comunidad que ya han tenido un hijo han podido acceder a implantes como método para prevenir nuevos embarazos a una edad temprana”, aseguró Alejandra Uneai, una mujer ayoreo.

Estas medidas permiten a las jóvenes desarrollar su potencial y elegir en lo que respecta a la maternidad, sin dejar de abrazar su cultura y sus costumbres.

“Debemos mantener nuestra cultura para poder seguir defendiéndonos como pueblos indígenas, porque sin identidad y cultura no seríamos nada”, concluyó Jera Mirῖ.

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