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Preguntas frecuentes sobre la mutilación genital femenina (MGF)
Resource date: Mar 2024
Autor: UNFPA
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Resource date: Mar 2024
Autor: UNFPA
¿Qué es la mutilación genital femenina (MGF)?
¿A cuántas mujeres y niñas afecta?
¿Cómo afecta la MGF a la salud de las mujeres y las niñas?
¿Qué consecuencias tiene para el parto?
¿Existe alguna relación entre la MGF y el riesgo a contraer una infección por el VIH?
¿Cuáles son las secuelas psicológicas de la MGF?
¿Cuántos tipos de MGF existen?
¿Cuáles son los tipos más comunes?
¿Por qué existen distintos términos para denominar la MGF, como la ablación genital femenina y la circuncisión femenina?
¿Qué terminología utiliza el UNFPA?
¿Cuál es el origen de esta práctica?
¿A qué edad se practica la MGF?
¿Dónde se practica la MGF?
¿Quién realiza la MGF?
¿Qué instrumentos se utilizan para practicar la MGF?
¿Por qué se practica la MGF?
¿Hay alguna religión que exija la MGF?
Dado que la MGF forma parte de una tradición cultural, ¿se puede condenar?
¿Tiene alguien derecho a interferir en tradiciones culturales ancestrales como la MGF?
¿Cuál es la relación entre la MGF y el origen étnico?
¿Qué dicen las mujeres y las niñas que han experimentado la MGF?
¿Qué significa el término «medicalización de la MGF»?
¿No es más seguro que la MGF la realice un trabajador sanitario cualificado antes que alguien que carece de conocimientos médicos?
¿Cuál es el enfoque del UNFPA con respecto a la MGF?
¿En qué países está prohibida por ley la MGF?
¿Qué dice el Programa de Acción de la CIPD al respecto?
¿Cuáles son los instrumentos internacionales y regionales de referencia para la erradicación de la MGF?
¿Qué es la mutilación genital femenina (MGF)?
La MGF consiste en cualquier procedimiento que suponga la extirpación parcial o total de los genitales externos femeninos u otro tipo de lesión a los órganos genitales femeninos por razones culturales o de otro tipo, pero no médicas.
¿A cuántas mujeres y niñas afecta?
Se cree que más de 230 millones de niñas y mujeres han sido víctimas de algún tipo de MGF. Pero los índices de MGF están aumentando, como consecuencia del crecimiento de la población mundial. Las niñas y mujeres que han sido sometidas a la mutilación genital femenina viven principalmente en África subsahariana y los Estados árabes, pero la mutilación genital femenina también se practica en algunos países de Asia, Europa del Este y América Latina. También se practican entre las poblaciones migrantes en Europa, América del Norte, Australia y Nueva Zelanda (ver más).
Si la MGF sigue aumentando al mismo nivel que hoy, se estima que 68 millones de niñas serán sometidas a esta entre 2015 y 2030 en 25 países en que se trata de una práctica rutinaria y se cuenta con información pertinente.
Uno de los retos fundamentales consiste no solo en proteger a las niñas que corren peligro en la actualidad, sino también en garantizar que las que nazcan en el futuro no se sometan a los riesgos que supone esta práctica. Este reto cobra especial importancia si tenemos en mente que, en general, los países donde se concentra la MGF están experimentando un gran crecimiento demográfico y cuentan con una población joven muy elevada. En 2019, se calcula que 4,1 millones de niñas fueron sometidas a ablación, y debido al crecimiento de la población, se prevé que ese número aumente a 4,6 millones de niñas en el año 2030.
¿Cómo afecta la MGF a la salud de las mujeres y las niñas?
La MGF conlleva graves consecuencias para la salud sexual y reproductiva de las niñas y las mujeres.
Las repercusiones de la MGF dependen de varios factores, como el tipo que se practique, la pericia de quien la lleve a cabo, las condiciones higiénicas en las que se realiza, el grado de resistencia y el estado de salud general de la niña/mujer que se somete al procedimiento. Las complicaciones pueden aparecer en todos los tipos de MGF, pero son más frecuentes en la infibulación.
Las complicaciones inmediatas incluyen dolor agudo, conmoción, hemorragia, tétanos o infección, retención de orina, ulceración de la zona genital y lesión del tejido adyacente, infección de la herida, infección de orina, fiebre y septicemia. Las hemorragias y las infecciones pueden ser tan graves que llegan a causar la muerte.
Las consecuencias a largo plazo incluyen anemia, formación de quistes y abscesos, formación de tejido queloide, daño a la uretra que produce incontinencia urinaria, dispareunia (coito doloroso), disfunción sexual, hipersensibilidad de la zona genital, mayor riesgo de transmisión del VIH, complicaciones durante el parto y efectos psicológicos.
La infibulación puede dar lugar a la formación de un exceso de tejido cicatricial, dificultad para orinar, desórdenes menstruales, vejiga recurrente e infección del tracto urinario, fístulas y esterilidad. Puede producirse una obstrucción vaginal casi completa que da como resultado una acumulación del flujo menstrual en la vejiga y en el útero.
La infibulación crea una barrera física para el coito y el parto. Por tanto, una mujer que se ha sometido a este procedimiento tiene que sufrir una dilatación gradual de la abertura vaginal antes de tener una relación sexual. A menudo, el marido o un practicante de circuncisiones realiza un corte a la mujer infibulada en su noche de bodas para permitir que el marido intime con ella. Durante el parto, también tienen que practicar un corte a muchas mujeres porque la abertura vaginal es demasiado pequeña para que pase el bebé. La infibulación también está relacionada con trastornos menstruales y urinarios, infecciones recurrentes de la vejiga y del tracto urinario, fístulas e infertilidad.
¿Qué consecuencias tiene para el parto?
Un estudio reciente ha revelado que las mujeres que se habían sometido a la MGF, en comparación con las que no lo habían hecho, se enfrentaban a un riesgo notablemente mayor de requerir una cesárea, una episiotomía y una estancia prolongada en el hospital, y también de sufrir hemorragia posparto.
Las mujeres infibuladas sufren partos prolongados y obstrucción del parto, lo que a menudo se traduce en la muerte del feto y en fístulas obstétricas. Los hijos de las madres que se han sometido a formas más amplias de MGF corren un mayor riesgo de morir en el parto.
Estimaciones muy recientes de la OMS, UNICEF, el UNFPA, el Banco Mundial y la División de Población de las Naciones Unidas revelan que la mayoría de los países con una alta prevalencia de la MGF también registran tasas de mortalidad materna altas y un elevado número de muertes maternas. Dos de estos países están entre los cuatro con el mayor número de muertes maternas a escala mundial. Cinco de los países con alta prevalencia registran unas tasas de mortalidad materna de 550 por cada 100 000 nacidos vivos o más, mientras que cuatro registran tasas de 550 por cada100 000 nacidos vivos.
¿Existe alguna relación entre la MGF y el riesgo a contraer una infección por el VIH?
Dado que el procedimiento va acompañado de una pérdida de sangre y que un instrumento suele utilizarse para varias operaciones, la MGF aumenta el riesgo de transmisión del VIH. Ese es el caso concreto de las comunidades donde un gran grupo de niñas se someten a la mutilación el mismo día como parte de un rito sociocultural.
Además, debido al daño infligido a los órganos sexuales femeninos, las relaciones sexuales pueden producir la laceración del tejido, lo que aumenta en gran medida el riesgo de transmisión del VIH. Lo mismo ocurre con la pérdida de sangre que acompaña al parto.
¿Cuáles son las secuelas psicológicas de la MGF?
La MGF puede dejar secuelas permanentes en las mujeres y niñas que se someten a ella. El estrés psicológico del procedimiento puede desencadenar desórdenes de conducta en las niñas, muy relacionados con la pérdida de confianza en los cuidadores. A largo plazo, las mujeres pueden experimentar ansiedad y depresión. La disfunción sexual también puede contribuir a los conflictos maritales o al divorcio.
¿Cuántos tipos de MGF existen?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha identificado cuatro tipos:
Tipo I, también denominado clitoridectomía: Resección parcial o total del clítoris y/o el prepucio.
Tipo II, también denominado escisión: Resección parcial o total del clítoris y los labios menores, con o sin escisión de los labios mayores. La cantidad de tejido que se extirpa varía en gran medida dependiendo de la comunidad.
Tipo III, también denominado infibulación: Estrechamiento de la abertura vaginal y creación de un sello que la cubre. El sello se forma al cortar y recolocar los labios menores y/o los labios mayores. Puede realizarse con o sin resección del clítoris.
Tipo IV: Todos los demás procedimientos lesivos de los genitales femeninos con fines no médicos, por ejemplo: la perforación, la incisión, el raspado o la cauterización.
Otros términos relacionados con la MGF son la incisión, la desinfibulación y la reinfibulación:
La incisión se refiere a la realización de cortes en el clítoris o a la extirpación del prepucio clitoral, pero también a las incisiones practicadas en la pared de la vagina y a la incisión en el perineo y la sínfisis.
La desinfibulación hace referencia a la realización de un corte a una mujer a la que se ha practicado una infibulación para permitir la penetración durante las relaciones sexuales o facilitar el parto.
La reinfibulación es la práctica mediante la que se vuelven a coser los labios exteriores tras la desinfibulación.
¿Cuáles son los tipos más comunes?
Los tipos I y II son los más comunes, pero existen variaciones entre los países. El tipo III —la infibulación— la experimentan alrededor del 10% de las mujeres afectadas y es el más practicado en Somalia, el norte del Sudán y Djibouti.
¿Por qué existen distintos términos para denominar la MGF, como la ablación genital femenina y la circuncisión femenina?
La terminología utilizada para este procedimiento ha sufrido varios cambios.
La primera vez que esta práctica centró la atención internacional, se hacía referencia a ella como «circuncisión femenina». (En África Oriental y Septentrional, este término suele utilizarse para describir el tipo I de MGF.) Sin embargo, el término «circuncisión femenina» ha recibido críticas por establecer un paralelismo con la circuncisión masculina y crear confusión entre las dos prácticas, por otra parte muy distintas. El hecho de que expertos en salud de muchos países de África Oriental y Septentrional alentaran la circuncisión masculina para reducir la transmisión del VIH creó aún más confusión; la MGF, por otra parte, puede aumentar el riesgo de transmisión del VIH.
A veces se argumenta que el término oculta las serias consecuencias físicas y psicológicas de la mutilación genital en la mujer. El UNFPA no fomenta el uso del término «circuncisión femenina» porque las implicaciones para la salud de la circuncisión masculina y femenina son muy distintas.
El término «mutilación genital femenina» lo utiliza un amplio abanico de organizaciones en pro de la salud y los derechos humanos de la mujer. Establece una clara distinción con respecto a la circuncisión masculina. Además, el uso de la palabra «mutilación» enfatiza la gravedad del acto y refuerza la idea de que la práctica es una violación de los derechos humanos fundamentales de las mujeres y las niñas. Esta expresión ganó fuerza a finales de la década de los setenta y, desde 1994, se ha utilizado en varios documentos relativos a conferencias de las Naciones Unidas y ha servido como herramienta política y de promoción.
A finales de la década de los noventa, se introdujo el término «ablación genital femenina» en parte como respuesta al descontento con el término «mutilación genital femenina». Existe la preocupación de que las comunidades encuentren degradante el término «mutilación», o que implique que los padres o los que la practican realizan este procedimiento con malas intenciones. Algunos temen que el término «mutilación genital femenina» margine a las comunidades que la practican o incluso que se produzca una respuesta adversa, con el posible incremento del número de niñas sometidas a la práctica.
Algunas organizaciones aceptan ambos términos y hacen referencia a la «mutilación/ablación genital femenina».
¿Qué terminología utiliza el UNFPA?
El UNFPA insta a considerar esta cuestión desde un enfoque basado en los derechos humanos, y el término «mutilación genital femenina» describe mejor la práctica desde esa perspectiva.
En la actualidad, un gran número de países ha ilegalizado la práctica y un número cada vez mayor de comunidades se han comprometido a abandonarla, y señalan que las propias comunidades, junto con los responsables de la toma de decisiones nacionales, regionales e internacionales, están desafiando las percepciones sociales y culturales de esta práctica. Por tanto, ha llegado el momento de acelerar el impulso hacia su pleno abandono acentuando su dimensión de derechos humanos.
Además, el término «mutilación genital femenina» se usa en varios documentos de las Naciones Unidas e intergubernamentales. Uno de esos documentos recientes e importantes es la primera Resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas (A/RES/67/146) destinada a la intensificación de los esfuerzos mundiales para la eliminación de la mutilación genital femenina. Otros documentos que utilizan el término «mutilación genital femenina» son: el Informe del Secretario General sobre la erradicación de la mutilación genital femenina, la Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo y al Consejo: Hacia la eliminación de la mutilación genital femenina, el Protocolo de la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos relativo a los Derechos de la Mujer en África; la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing; y el documento Eliminating Female Genital Mutilation: AN Interagency Statement (Eliminar la mutilación genital femenina: una declaración entre organismos). Y cada año, las Naciones Unidas celebran el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina.
¿Cuál es el origen de esta práctica?
Los orígenes de esta práctica no están claros. Son anteriores al nacimiento del cristianismo y del islam. Se dice que algunas momias egipcias presentaban rasgos de MGF. Historiadores como Herodoto aseguran que, en el siglo v a. C., los fenicios, los hititas y los etíopes practicaban la circuncisión. También existen documentos en los que se detalla que, en las zonas tropicales de África y en las Filipinas, ciertas tribus de la parte superior del Amazonas, las mujeres de la tribu Arunta de Australia y determinados romanos y árabes primitivos practicaban ritos de circuncisión. En una fecha tan reciente como la década de los cincuenta, la clitoridectomía se practicaba en Europa Occidental y en los Estados Unidos para tratar lo que se percibía como una dolencia: la histeria, la epilepsia, los desórdenes mentales, la masturbación, la ninfomanía y la melancolía. En otras palabras, muchos pueblos y sociedades diferentes a lo largo de los siglos y en todos los continentes han seguido la práctica de la MGF.
¿A qué edad se practica la MGF?
Depende. En algunas zonas, la MGF se realiza durante la infancia, incluso un par de días después del nacimiento. En otras, se lleva a cabo durante la niñez, a la hora de contraer matrimonio, durante el primer embarazo de una mujer o tras el nacimiento de su primer hijo. Informes recientes sugieren que la edad ha ido disminuyendo en algunas zonas y la mayoría de las MGF se realizan a niñas de entre 0 y 15 años.
Esta práctica puede encontrarse en comunidades de todo el mundo.
En África, se sabe que la MGF es una práctica común en ciertas comunidades de 29 países: Benin, Burkina Faso, Camerún, Chad, Côte d'Ivoire, Djibouti, Egipto, Etiopía, Eritrea, Gambia, Ghana, Guinea, Guinea-Bissau, Kenya, Liberia, Malí, Mauritania, Níger, Nigeria, República Centroafricana, República Democrática del Congo, República Unida de Tanzanía, Senegal, Sierra Leona, Somalia, Sudán, Togo, Uganda y Zambia.
Algunos grupos étnicos de países asiáticos practican la MGF, como ciertas comunidades de la India, Indonesia, Malasia, el Pakistán y Sri Lanka.
En Oriente Medio, la práctica se mantiene en los Emiratos Árabes Unidos, Omán y el Yemen, en Iraq e así como en el Estado de Palestina.
En Europa del Este, informes recientes muestran que algunas comunidades practican la MGF en Georgia y la Federación Rusa.
También se sabe que, en América del Sur, determinadas comunidades practican la MGF en Colombia, Panamá, Ecuador y en Perú.
Y en muchos países occidentales como Australia, Canadá, los Estados Unidos, el Reino Unido y otros países europeos se practica la MGF entre poblaciones en situación de diáspora procedentes de zonas donde la práctica es común.
La MGF suelen realizarla personas mayores de la comunidad (normalmente mujeres, pero no únicamente) designadas para desempeñar esta tarea, o parteras tradicionales. En determinados pueblos, la MGF pueden realizarla curanderos, barberos, miembros de sociedades secretas, herboristas o a veces una pariente.
En algunos casos, son los profesionales médicos los que realizan la MGF. Esto se da en llamar medicalización de la MGF. Según estimaciones recientes del UNFPA, aproximadamente a una de cada cinco niñas sometidas a la MGF les practicó la ablación un proveedor de atención médica cualificado. En algunos países, la cifra puede elevarse hasta a tres de cada cuatro niñas. Según estimaciones extraídas de encuestas demográficas y de salud y de encuestas de indicadores múltiples, los países donde la mayoría de casos de MGF son practicados por personal sanitario son Egipto (38%), el Sudán (67%), Kenya (15%), Nigeria (13%) y Guinea (15%).
¿Qué instrumentos se utilizan para practicar la MGF?
La MGF se realiza con cuchillos especiales, tijeras, bisturíes, trozos de cristal o cuchillas. No suelen utilizarse anestésicos ni antisépticos a menos que el procedimiento lo lleven a cabo profesionales médicos. En comunidades donde se practica la infibulación, a las niñas les atan las piernas para inmovilizárselas durante 10 o 14 días y permitir así la formación de tejido cicatricial.
En cada una de las sociedades en las que se practica la mutilación genital femenina, esta es reflejo de una manifestación muy enraizada de la desigualdad de género. Allí donde su práctica está muy extendida, la MGF cuenta con el apoyo tanto de hombres como de mujeres, que, por lo general, no la cuestionan, y cualquiera que se aparte de la norma puede enfrentarse a la condena, el acoso y el ostracismo. A las familias les resulta difícil abandonar la práctica sin el apoyo del resto de la comunidad. De hecho, se suele practicar incluso a sabiendas de que inflige daño a las niñas, porque consideran que los beneficios sociales son más altos que sus desventajas.
Las razones que se dan para justificar la práctica de la MGF entran dentro de cinco categorías:
Razones psicosexuales: La MGF se realiza como una forma de controlar la sexualidad de la mujer, que a veces se cree que es insaciable si parte de los genitales, sobre todo el clítoris, no se extirpa. Se piensa que asegura la virginidad antes del matrimonio y la fidelidad después, y que aumenta el placer sexual masculino.
Razones sociológicas y culturales: La MGF es vista como parte del rito de iniciación que marca la transición de niña a mujer y como una parte intrínseca de la herencia cultural de una comunidad. A veces los mitos sobre los genitales femeninos (por ejemplo, que un clítoris no extirpado crecerá hasta alcanzar el tamaño de un pene, o que la MGF aumentará la fertilidad o ayudará a la supervivencia del hijo) perpetúan la práctica.
Razones higiénicas y estéticas: En algunas comunidades, los genitales femeninos externos se consideran sucios y feos y se extirpan ostensiblemente para promover la higiene y el atractivo estético.
Razones de tipo religioso: Aunque ni el islam ni el cristianismo aprueban la MGF, suele utilizarse una supuesta doctrina religiosa para justificar la práctica.
Factores socioeconómicos: En muchas comunidades, la MGF es un requisito previo al matrimonio. Allí donde la mujer depende en gran medida del hombre, la necesidad económica puede ser un potente impulsor del procedimiento. A veces la MGF es un requisito previo para obtener el derecho de herencia. También puede ser una gran fuente de ingresos para los profesionales.
¿Hay alguna religión que exija la MGF?
Ninguna religión fomenta o aprueba la MGF. Sin embargo, más de la mitad de las mujeres y niñas de 4 de los 14 países donde se dispone de datos veían la MGF como un requisito religioso. Y, aunque a menudo se percibe que la MGF está vinculada al islam, tal vez porque se practica entre muchos grupos musulmanes, no todos los grupos islámicos la practican, y muchos grupos no islámicos sí lo hacen, incluidos algunos cristianos, los judíos etíopes y los seguidores de ciertas religiones tradicionales africanas.
Por tanto, la MGF es más una práctica cultural que religiosa. De hecho, muchos líderes religiosos la han denunciado.
Dado que la MGF forma parte de una tradición cultural, ¿se puede condenar?
Sí. La cultura y la tradición proporcionan un marco para el bienestar humano, y los argumentos culturales no pueden utilizarse para consentir la violencia contra las personas, hombres o mujeres. Además, la cultura no es algo estático, sino en constante cambio y adaptación. No obstante, las actividades en favor de la eliminación de la MGF deberían desarrollarse y aplicarse teniendo en cuenta el trasfondo cultural y social de las comunidades que la practican. El comportamiento puede cambiar cuando la gente comprende los peligros de ciertas prácticas y cuando se dan cuenta de que es posible abandonar las prácticas nocivas sin abandonar aspectos significativos de su cultura.
¿Tiene alguien derecho a interferir en tradiciones culturales ancestrales como la MGF?
Todo niño tiene derecho a ser protegido del maltrato, en todo lugar y en todo momento. El movimiento para erradicar la MGF —que suele tener un origen local— pretende proteger a las niñas de sufrir un daño profundo, permanente y completamente innecesario. Las pruebas demuestran que la mayoría de las personas de los países afectados quieren dejar de mutilar a las niñas, y que el apoyo total a la MGF está en declive incluso en países donde la práctica es casi universal (como Egipto y el Sudán). Erradicar la MGF requerirá de una colaboración intensa y prolongada por parte de todos los miembros de la sociedad, incluidas las familias y las comunidades, los líderes religiosos y de otra índole, los medios de comunicación, los gobiernos y la comunidad internacional.
¿Cuál es la relación entre la MGF y el origen étnico?
El origen étnico es el factor más relevante para la prevalencia de la MGF y va más allá de la clase socioeconómica y el nivel educativo. Los miembros de determinados grupos étnicos suelen adherirse a las mismas normas sociales, como el practicar o no la MGF, independientemente de dónde vivan. Por ejemplo, la prevalencia de la MGF en el grupo étnico somalí que vive en Kenya, de un 94%, es la misma que en Somalia, y mucho más alta que la media nacional keniata del 21%.
Pero hay excepciones. En el Senegal, por ejemplo, existen grandes variaciones en la prevalencia de la MGF entre las mujeres mandingue dependiendo de dónde viven; así, 55 por ciento en áreas urbanas versus 84 por ciento en áreas rurales. Del mismo modo, la prevalencia de la mutilación genital femenina entre los Poular oscila entre el 41% en las zonas urbanas y el 56% en las zonas rurales.
¿Qué dicen las mujeres y las niñas que han experimentado la MGF?
Las mujeres de todo el mundo comparten sus experiencias y abogan por el cambio.
«Es lo que mi abuela llamaba las tres penas de una mujer: el día de la circuncisión, la noche de bodas y el nacimiento de un hijo». Extraído de «Las tres penas de una mujer», un poema somalí.
«Mis dos hermanas, nuestra madre y yo misma fuimos a visitar a nuestra familia a nuestro país. Creía que íbamos de vacaciones. Un poco más tarde, nos dijeron que nos iban a practicar una infibulación. El día anterior a que se llevara a cabo la operación, otra niña fue infibulada y murió en la operación. Teníamos mucho miedo y no queríamos compartir el mismo destino. Pero nuestros padres nos dijeron que era obligatorio, así que fuimos. Nos resistimos; realmente creímos que íbamos a morir de dolor. Una mujer te tapa la boca para que no grites, dos más te sujetan el pecho y otras dos las piernas. Después de que nos realizasen la infibulación, nos ataron las piernas con cuerdas, así que fue como si tuviéramos que aprender a caminar de nuevo. Teníamos que intentar ir al baño. Si no podías orinar durante los diez días siguientes, es que algo iba mal. Supongo que tuvimos suerte. Nos fuimos recuperando poco a poco y no morimos como la otra niña, pero el recuerdo y el dolor nunca se fueron del todo». Zainab, que fue sometida a una infibulación a los 8 años (extraído de la OMS).
«Si tengo una hija, nunca la someteré a la mutilación o a la ablación genital, y le enseñaré las consecuencias de la práctica desde pequeña». Kadiga, Etiopía.
«En mi pueblo hay una niña más pequeña que yo a la que no han cortado porque hablé del tema con sus padres. Les dije lo mucho que me había dolido la operación y cuánto me había traumatizado y me había hecho desconfiar de mis propios padres. Decidieron que no querían que eso le pasara a su hija». Meaza, 15 años.
¿Qué significa el término «medicalización de la MGF»?
Según la OMS, la medicalización de la MGF ocurre cuando este procedimiento lo realiza un proveedor de atención médica, como un trabajador sanitario de la comunidad, una enfermera o un médico. La MGF medicalizada puede llevarse a cabo en una clínica pública o privada, en casa o en cualquier otro lugar. También incluye el procedimiento de la reinfibulación en cualquier momento de la vida de una mujer.
En 2010, se publicó una estrategia global conjunta entre agencias para evitar que los proveedores de atención médica practiquen la MGF. En 2016, la OMS también publicó pautas sobre el manejo de las complicaciones de salud relacionadas con la mutilación genital femenina. Esta estrategia refleja el consenso entre expertos internacionales, entidades de las Naciones Unidas y los Estados Miembros que representan. Además, el compromiso global de eliminar todas las formas de mutilación genital femenina para 2030 está claramente articulado en la meta 5.3 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
¿No es más seguro que la MGF la realice un trabajador sanitario cualificado antes que alguien que carece de conocimientos médicos?
La MGF nunca puede ser «segura». Incluso cuando se practica en un entorno estéril y por un profesional de la salud, pueden producirse secuelas inmediatas y con el paso del tiempo. La medicalización de la MGF da una falsa sensación de seguridad. Existen riesgos graves asociados a todas las formas de MGF, incluida la MGF medicalizada.
Los profesionales de la salud que practican la mutilación genital femenina violan el derecho de las niñas y las mujeres a la vida, la integridad física y la salud. También violan un principio ético fundamental de la medicina: "no hacer daño".
Además, la creencia de que un corte genital "menor" ayudará a evitar formas más graves de mutilación genital femenina no está probada. Varios estudios han demostrado que las niñas pueden ser sometidas a la MGF repetidamente cuando los miembros de la familia o la comunidad no están satisfechos con los resultados de los procedimientos anteriores. También hay evidencia de que los procedimientos "menores" de la MGF son a menudo formas más graves de MGF. Un estudio en Sudán encontró que, de las mujeres que afirmaron haber sufrido un tipo de mutilación genital femenina considerada "menor", aproximadamente un tercio había sufrido una infibulación, y a todas se les había extirpado el clítoris y los labios menores. .
Cuando el personal médico realiza la MGF, legitima erróneamente la práctica como médicamente saludable o beneficiosa para la salud de niñas y mujeres. Y debido a que el personal médico a menudo tiene poder, autoridad y respeto en la sociedad, tienen el poder de institucionalizar aún más el procedimiento.
¿Cuál es el enfoque del UNFPA con respecto a la MGF?
El UNFPA y UNICEF lideran conjuntamente el mayor programa a escala mundial para acelerar el abandono de la MGF y atender sus consecuencias.
Las redes de líderes religiosos, parlamentarios, organizaciones no gubernamentales y activistas en pro de la juventud y los derechos humanos están apoyando la campaña. Se ha implicado y fortalecido a las organizaciones de la sociedad civil para que apliquen una educación liderada por la comunidad y unas sesiones de diálogo sobre los derechos humanos y la salud. Estas redes están contribuyendo a que un creciente número de comunidades declare el abandono de la MGF. Se ha producido un cambio entre los líderes religiosos, muchos de los cuales han pasado de respaldar la práctica a condenarla de forma activa. Cada vez se realizan más declaraciones públicas que desvinculan la MGF de la religión y que apoyan su abandono.
Con el apoyo y la orientación técnica del UNFPA, se ha producido un aumento de las actividades que fortalecen el papel de los servicios de salud pública para evitar la MGF y, allí donde es posible, tratar a sus víctimas y mitigar sus efectos negativos. El personal sanitario ha sido formado para tratar las complicaciones derivadas de la MGF y se ha incluido la integración de la atención a la MGF en el plan de estudios de la educación médica. Se han reforzado los sistemas de remisión de pacientes entre los profesionales de la salud y las actividades comunitarias.
Varios países han aprobado nuevas leyes nacionales que prohíben la MGF y han desarrollado una política nacional con medidas concretas para lograr su abandono definitivo. Las emisoras de radio transmiten debates y programas que admiten llamadas de los oyentes en los que se habla abiertamente del daño que causa la MGF. El uso de los medios de comunicación para posicionar a la opinión pública contra la práctica ha contribuido a cambiar las percepciones y ha transformado la percepción pública de las niñas que no se someten a este procedimiento.
¿En qué países está prohibida por ley la MGF?
África: Benin (2003); Burkina Faso (1996); Chad (2003); Côte d'Ivoire (1998); Djibouti (1994, 2009); Egipto (2008); Eritrea (2007); Etiopía (2004); Ghana (1994, 2007); Guinea (1965, 2000); Guinea-Bissau (2011); Kenya (2001, 2011); Mauritania (2005); Níger (2003); Nigeria (1999-2002, varios estados; prohibición federal en 2015); República Centroafricana (1996, 2006); Senegal (1999); Sudáfrica (2000); Sudán (2020); Tanzanía (1998); Togo (1998); Uganda (2010); y Zambia (2005, 2011).
Otros: Austria (2002); Bélgica (2000); Canadá (1997); Chipre (2003); Dinamarca (2003); España (2003); Estados Unidos (ley federal, 1996; 17 de los 50 estados entre 1994 y 2006); Francia (Código Penal, 1979); Italia (2005); Luxemburgo (solo en lo referente a las mutilaciones, sin especificar la mutilación «genital», 2008); Noruega (1995); Nueva Zelandia (1995); Portugal (2007); Reino Unido (1985); Suecia (1982, 1998) y Suiza (2005, una nueva normativa penal más estricta en 2012).
Muchos estados individuales de la Commonwealth de Australia (1994-2006) y las autoridades indígenas de la República de Colombia (2009) han legislado para prohibir la mutilación genital femenina.
Las penas varían de un mínimo de seis meses de cárcel a un máximo de cadena perpetua. Varios países también incluyen multas económicas en la pena.
¿Qué dice el Programa de Acción de la CIPD al respecto?
El Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo reconoce que la violencia contra la mujer es un fenómeno muy extendido. «En varios países, las prácticas tradicionales encaminadas a controlar la sexualidad de la mujer han sido causa de grandes sufrimientos. Entre ellas se encuentra la práctica de la mutilación de los genitales femeninos, que constituye una violación de derechos fundamentales y un riesgo que afecta a las mujeres en su salud reproductiva durante toda la vida» (párr. 7.35).
El Programa de Acción insta a «los gobiernos y las comunidades [a] adoptar con carácter urgente medidas para poner fin a la práctica de la mutilación genital de la mujer y proteger a las mujeres y niñas contra todas las prácticas peligrosas de esa índole. Las medidas encaminadas a eliminar esta práctica deberían incluir programas eficaces de divulgación en la comunidad, en los que participen los dirigentes religiosos y locales, y que incluyan educación y orientación acerca de sus efectos sobre la salud de las niñas y mujeres, así como tratamiento y la rehabilitación apropiados para las que hayan sufrido una mutilación. Los servicios deberían incluir la orientación de las mujeres y los hombres con miras a desalentar dicha práctica» (párr. 7.40).
El capítulo 4, párrafo 4.4, afirma que «los países deberían adoptar medidas para habilitar a la mujer y eliminar la desigualdad entre hombres y mujeres a la mayor brevedad posible […] eliminando todas las prácticas que discriminan contra la mujer; ayudando a la mujer a establecer y realizar sus derechos, incluidos los relativos a la salud reproductiva y sexual». El párrafo 4.9 afirma que «los países deberían adoptar medidas exhaustivas para eliminar todas las formas de explotación, abuso, acoso y violencia contra las mujeres, las adolescentes y las niñas».
¿Cuáles son los instrumentos internacionales y regionales de referencia para la erradicación de la MGF?
La mayoría de gobiernos de los países donde se practica la MGF han ratificado convenciones y declaraciones internacionales que establecen cláusulas para el fomento y la protección de la salud de las mujeres y las niñas. Por ejemplo:
1948
La Declaración Universal de Derechos Humanos proclama el derecho de todo ser humano a vivir en condiciones que le permitan disfrutar de buena salud y asistencia médica (art. 25). La Declaración Universal de Derechos Humanos, que la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el 10 de diciembre de 1948, contiene cinco artículos que, juntos, conforman la base para condenar la MGF: el artículo 2, sobre la discriminación; el artículo 3, sobre el derecho a la seguridad personal; el artículo 5, sobre el trato cruel, inhumano o degradante; el artículo 12, sobre la privacidad; el artículo 25, sobre el derecho a un nivel de vida adecuado (que incluye la asistencia médica) y a la protección de la maternidad.
1951
La Convención sobre el Estatuto de los Refugiados define quién es refugiado, cuáles son sus derechos, y explica las obligaciones legales de los Estados. Aquellas personas que huyen de la amenaza de la MGF cumplen los requisitos para obtener el estatuto de refugiado.
1966
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales condenan la discriminación por motivos de sexo y reconocen el derecho universal al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental (art. 12).
1979
La Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer conmina a los Estados Partes a «adoptar todas las medidas adecuadas […] para modificar o derogar leyes, reglamentos, usos y prácticas que constituyan discriminación contra la mujer» (art. 2f) y «modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres, con miras a alcanzar la eliminación de los prejuicios y las prácticas consuetudinarias y de cualquier otra índole que estén basados en la idea de la inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos […]» (art. 5a).
La Recomendación General n.º 24 (1999) de la Convención enfatiza que algunas prácticas culturales o tradicionales, como la mutilación genital de la mujer, conllevan también un elevado riesgo de muerte y discapacidad, y recomienda que los Estados Partes garanticen leyes que prohíban la MGF.
La Recomendación General n.º 14 (1990) recomienda que los Estados Partes adopten medidas apropiadas y eficaces encaminadas a erradicar la práctica de la MGF; que recopilen y difundan datos básicos sobre esas prácticas tradicionales; que apoyen a las organizaciones de mujeres que trabajan en favor de la eliminación de las prácticas perjudiciales para la mujer; que alienten a los políticos, profesionales, dirigentes religiosos y comunitarios para que contribuyan a modificar actitudes; que introduzcan programas adecuados de enseñanza y capacitación; que incluyan estrategias adecuadas orientadas a erradicar la MGF en las políticas nacionales de salud; que soliciten asistencia, información y asesoramiento a las organizaciones pertinentes del sistema de las Naciones Unidas; y que incluyan en sus informes al Comité, con arreglo a los artículos 10 y 12 de la Convención, información acerca de las medidas adoptadas para eliminar la MGF.
1984
La Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes se aprobó y se abrió a la firma, ratificación y adhesión por la Asamblea General en su Resolución 39/46 (entró en vigor en 1990). El Comité contra la Tortura ha dejado claro en la Observación General n.º 2 que la MGF entra dentro de su mandato. Tanto el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la violencia contra la mujer como el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la tortura han reconocido que la MGF puede considerarse tortura según esta Convención.
1989
La Convención sobre los Derechos del Niño protege contra toda forma de perjuicio o abuso físico o mental (art. 19.1); insta a que no se someta a los niños a torturas ni a otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes (art. 37a); y exige a los Estados Partes que adopten todas las medidas eficaces y apropiadas posibles para abolir las prácticas tradicionales que sean perjudiciales para la salud de los niños (art. 24.3).
1993
La Declaración y Programa de Acción de Viena de la Conferencia Mundial de Derechos Humanos amplió su agenda internacional de derechos humanos para que abarcase la violencia de género, incluida la MGF.
1994
El Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo insta a los gobiernos a «adoptar con carácter urgente medidas para poner fin a la práctica de la mutilación genital de la mujer y proteger a las mujeres y niñas contra todas las prácticas peligrosas de esa índole».
1995
La Plataforma de Acción de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer urge a los gobiernos, a las organizaciones internacionales y a los grupos no gubernamentales a desarrollar políticas y programas que eliminen cualquier forma de discriminación contra las niñas, incluida la mutilación genital femenina.
1997
La Carta Africana sobre los Derechos Humanos y de los Pueblos pone de relieve los derechos humanos. El artículo 4 se centra en la integridad de la persona, el artículo 5 en la dignidad humana y en la protección contra la degradación, el artículo 16 en el derecho a la salud, y el artículo 18 (3) en la protección de los derechos de las mujeres y los niños.
1998
La Declaración de Addis Abeba sobre la violencia contra la mujer constituye un importante avance hacia la formulación de una carta africana sobre la violencia contra la mujer al proporcionar el marco necesario para promulgar leyes nacionales contra la MGF. La Organización de la Unidad Africana (OUA) la aprobó en la 68.ª sesión del Consejo de Ministros en julio de 1998. La Declaración fue aprobada más tarde por la Asamblea de Jefes de Estado y de Gobierno.
La Declaración de Banjul condena la MGF y exige su eliminación.
1999
La Comisión de Asuntos Sociales, Humanitarios y Culturales de las Naciones Unidas aprobó una resolución que insta a los Estados a aplicar las leyes y políticas nacionales que prohíben las prácticas tradicionales o consuetudinarias que afectan a la salud de las mujeres y las niñas, incluida la MGF.
La Declaración de Uagadugú del Taller Regional sobre la Lucha contra la Mutilación Genital Femenina insta a establecer redes y mecanismos que combatan la MGF.
Las medidas clave para seguir ejecutando el Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo instan a los gobiernos a fomentar los derechos humanos de las mujeres y las niñas y a protegerlas de la coerción, la discriminación y la violencia, incluidas las prácticas nocivas. También los urge a garantizar que el personal sanitario esté capacitado y formado para atender a las personas que han sido sometidas a prácticas nocivas.
2000
Las nuevas medidas e iniciativas para la aplicación de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing reconocen el progreso hecho en las iniciativas nacionales para prohibir la MGF y señalan que las actitudes y las normas discriminatorias continúan haciendo que las mujeres y las niñas sean vulnerables a la violencia de género, incluida la MGF. Insta a los gobiernos a combatir y eliminar la violencia contra la mujer.
2001
El Parlamento Europeo adoptó una resolución sobre las mutilaciones genitales femeninas en la que se instaba a adoptar medidas que protegieran a las supervivientes de la práctica y se urgía a los Estados miembros a reconocer el derecho de asilo a las mujeres y las niñas que se encontraran en riesgo de ser sometidas a la MGF.
2003
El Protocolo a la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos sobre los Derechos de la Mujer en África, también conocido como el Protocolo de Maputo insta a la «eliminación de las prácticas nocivas».
2007
La Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer aprobó una resolución sobre la eliminación de la MGF.
2010
La Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer aprobó la Resolución 54/7 sobre la eliminación de la MGF.
2011
La Asamblea de la Unión Africana/UA/Dic. 383 (XVII) publicó una decisión en la que declaraba que la mutilación genital femenina (MGF) es una violación manifiesta de los derechos humanos fundamentales de la mujer y la niña, con graves consecuencias para las vidas de millones de personas en todo el mundo, sobre todo de las mujeres y las niñas de África.
La 56.ª sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer aprobó el borrador de decisión «Eliminar la mutilación genital femenina» (E/CN.6/2012/L.1). El Secretario General publicó el informe «Erradicación de la mutilación genital femenina» en el que se resumían los progresos realizados en la aplicación de la Resolución 54/7 de 2010 de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer.
La Asamblea Mundial de la Salud aprobó la Resolución WHA61.16 y el informe sobre los progresos realizados (A64/26A) ambos referidos a la MGF.
2012
La Resolución del Parlamento Europeo del 14 de junio de 2012 se centró en la erradicación de la mutilación genital femenina.
La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Resolución de la niña (62/140) en la que ponía de manifiesto estar «profundamente preocupada […] por la práctica perjudicial, irreparable e irreversible de la mutilación genital femenina». El informe del Secretario General sobre la niña también ponía especial énfasis en la MGF (A/64/315, 2009 y A/66/257, 2012).
La Asamblea General de las Naciones Unidas también publicó una resolución en la que instaba a la «intensificación de los esfuerzos mundiales para la eliminación de la mutilación genital femenina».
2014
El Consejo de Derechos Humanos aprobó una resolución en la que instaba a la «intensificación de los esfuerzos mundiales e intercambio de buenas prácticas para la eliminación efectiva de la mutilación genital femenina».
Fuentes
Female Genital Mutilation/Cutting: A Statistical Overview and Exploration of the Dynamics of Change. Nueva York, UNICEF, 2013.
DevInfo. UNFPA Dashboard. UNFPA, 2014.
Implementation of the International and Regional Human Rights Framework for the Elimination of Female Genital Mutilation. Nueva York, UNFPA, 2014.
Female Genital Mutilation: A Joint WHO/UNICEF/UNFPA Statement. OMS, 1997.
Eliminating Female Genital Mutilation: An interagency statement. OMS, 2008.
Global Strategy to Stop health-care providers from performing FGM. OMS, 2010.
Female Genital Mutilation: The Practice WHO Information Package. OMS, 1994
Jacqueline Smith. Visions and Discussions on Genital Mutilation of Girls, An International Survey. 1995.
Nahid Toubia, Caring for women with circumcision. A technical manual for healthcare providers. Rainbo, 1999.
M. de Bruyn. Socio-cultural aspects of female genital cutting. KIT, 1998.
E. Leye, K. Roelens, M. Temmerman. Medical aspects of female genital mutilation. Centro Internacional de Salud Reproductiva, Universidad de Gante. 1998.
Prof. H. Rushwan FGC management during pregnancy, childbirth and post-partum period. Background paper for WHO Consultation, Ginebra, 1997.
S. Izett, N. Toubia. Learning about social change. A research and evaluation guidebook using female circumcision as a case study. Rainbo, 1999.
M. Hekmati. Towards the Eradication of Female Genital Mutilation in Egypt. 1999.
ECOSOC, documento E/CN.4/Sub.2/1999/14: Tercer informe sobre la evolución de la situación relativa a la eliminación de las prácticas tradicionales que afectan a la salud de las mujeres y las niñas, de Halima Embarek Warzazi, de conformidad con la Resolución 1998/16 de la Subcomisión.
Comité de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación General n.º 14. El derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud. UN Doc. E/C. 12/2000/4.
Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer. Recomendación General n.º 14, Circuncisión femenina. Recomendación General n.º 19, La violencia contra la mujer. Recomendación General n.º 24, La mujer y la salud.
Documento A/C.3/54/C.13 de la Asamblea General. Prácticas tradicionales o consuetudinarias que afectan a la salud de la mujer y la niña.
Comité de los Derechos Humanos. Observación General n.º 20. Prohibición de la tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes. Observación General n.º 28. La igualdad de derechos entre hombres y mujeres. CCPR/C/21/rev.1/Add.10.