Desde 1990, la mortalidad materna en el mundo se ha reducido en un 44 %, lo que supone un logro muy importante. A pesar de ello, alrededor de 830 mujeres siguen muriendo cada día por causas relacionadas con los embarazos o los partos, es decir, aproximadamente una mujer cada dos minutos. Asimismo, por cada mujer que muere, 20 o 30 tienen complicaciones con consecuencias importantes o duraderas. La mayoría de dichas muertes y lesiones se podrían evitar totalmente. Conseguir que la maternidad entrañe menos riesgos es un imperativo en materia de derechos humanos y es una de las prioridades fundamentales del mandato del UNFPA. El UNFPA colabora en todo el mundo con los gobiernos, los expertos en salud y la sociedad civil para formar a los trabajadores sanitarios, mejorar la disponibilidad de medicamentos esenciales y de servicios de salud reproductiva, fortalecer los sistemas de salud y promover normas internacionales en materia de salud materna.

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Progresos significativos, pero no suficientes

La mayoría de las muertes maternas son evitables. En 2015, se estima que 303 000 mujeres murieron por causas relacionadas con los embarazos y los partos. La mayoría de ellas murieron por hemorragia grave, sepsis, eclampsia, obstrucción del parto y consecuencias derivadas de abortos en condiciones de riesgo, causas todas ellas para las que existen intervenciones altamente eficaces. Y la tragedia no termina aquí, dado que, cuando las madres mueren, sus familias son mucho más vulnerables y sus hijos tienen más posibilidades de morir antes de cumplir los 2 años.

No obstante, es posible reducir significativamente la mortalidad materna, y se está logrando. La tasa de mortalidad materna a nivel mundial ha descendido de 385 muertes maternas por cada 100 000 nacidos vivos en 1990 a 216 muertes por cada 100 000 nacidos vivos en 2015. En muchos países, como Cuba, Egipto, Jamaica, Malasia, Marruecos, Sri Lanka, Tailandia y Túnez, las muertes maternas han disminuido a medida que las mujeres han ido obteniendo acceso a la planificación familiar y a  asistencia cualificada en los partos con atención obstétrica de urgencia de respaldo. Muchos de estos países han reducido a la mitad las muertes maternas en el transcurso de una década.

Pero aún queda mucho por hacer. Persisten las altas tasas de mortalidad materna, en particular en las comunidades empobrecidas. De los cientos de miles de mujeres que mueren cada año durante el embarazado o el parto, más del 85 % viven en África subsahariana y en Asia meridional.

Trabajar con miras a la supervivencia de las madres es un imperativo en materia de derechos humanos y una prioridad en el ámbito del desarrollo. La Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo y los Objetivos de Desarrollo del Milenio instaban a reducir en un 75 % la mortalidad materna entre 1990 y 2015. Esta sigue siendo una tarea en curso. Los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible, también denominados los Objetivos Globales, instan a reducir el índice de mortalidad materna a 70 muertes por cada 100 000 nacidos vivos para 2030. La mejor manera de lograr este objetivo es garantizar a todas las mujeres el acceso a anticonceptivos para evitar embarazos no planeados; proporcionar a todas las mujeres embarazadas atención especializada y respetuosa en los partos; y velar por que todas las mujeres con complicaciones tengan acceso puntual a una atención obstétrica de urgencia de calidad.

Atención prenatal

La atención prenatal es parte importante de la atención básica de la salud materna. Se recomienda a las mujeres embarazadas realizar al menos cuatro visitas al servicio de atención prenatal para que un trabajador sanitario compruebe si hay síntomas de mala salud, como peso inferior al normal, anemia o infección, y controle la salud del feto. Durante dichas visitas, las mujeres son asesoradas sobre nutrición e higiene para mejorar su salud antes y después del parto. También se puede elaborar un plan de parto, parte esencial de la atención prenatal, en que se explique cómo acudir a los servicios de atención y qué hacer en caso de emergencia.

Dado que estas visitas pueden constituir la primera interacción de una mujer con el sistema de salud, son una oportunidad singular para evaluar su salud en general y hablar sobre su salud y sus derechos sexuales y reproductivos. En este contexto, las mujeres aprenden los beneficios para la salud que conlleva espaciar los partos y aprenden el modo de planificar sus familias. También se les asesora en torno al cuidado de los recién nacidos y la importancia del registro del nacimiento.

Sin embargo, la gran mayoría de las complicaciones aparecen entre mujeres sin factores de riesgo sin apenas dar indicios. Si bien las visitas prenatales a veces no evitan las complicaciones, las mujeres que reciben atención prenatal tienen más probabilidades de dar a luz con la ayuda de una partera especializada, que pueda reconocer y enfrentar mejor estos problemas.

Atención obstétrica de urgencia

La atención obstétrica de urgencia es fundamental para reducir la mortalidad materna. Las cinco causas principales de muerte materna – hemorragia, sepsis, aborto en condiciones de riesgo, hipertensión y obstrucción del parto – pueden tratarse en un establecimiento sanitario bien equipado y con buenos profesionales. En dicho entorno, muchos recién nacidos enfermos también podrían salvarse.

En caso de complicaciones, todas las mujeres y los recién nacidos deberían poder acceder rápidamente a un establecimiento obstétrico de urgencia en buenas condiciones de funcionamiento que cumpla las normas de calidad de la atención. Y a largo plazo, todos los partos deberían tener lugar en establecimientos apropiados, como sucede en todos los países que han conseguido reducir significativamente su mortalidad materna.

Atención postnatal

La atención posnatal prestada durante las primeras 24 horas posteriores al parto, el tercer día después del parto, y en las segunda y sexta semanas posteriores al parto es tan importante como la atención prenatal. Los episodios de hemorragia, sepsis e hipertensión pueden producirse incluso después de que la mujer haya abandonado el centro de salud. Asimismo, los recién nacidos son extremadamente vulnerables en los momentos inmediatamente posteriores al parto.

El UNFPA recomienda encarecidamente realizar visitas de seguimiento a cargo de un profesional sanitario para evaluar la salud tanto del niño como de la madre en el período posnatal

El UNFPA en el trabajo

Conseguir que la maternidad entrañe menos riesgos es una prioridad principal para el UNFPA, que trabaja a todos los niveles para promover el acceso universal a los derechos y servicios de salud reproductiva y sexual, incluidas la promoción de normas internacionales en materia de salud materna y la prestación de asesoramiento y apoyo a los sistemas de salud.

Los programas respaldados por el UNFPA hacen hincapié en el desarrollo de la capacidad de atención materna, especialmente mediante el fortalecimiento de los recursos humanos y la atención obstétrica de urgencia y neonatal. Entre sus numerosos programas, el UNFPA ayuda a formar parteras, presta apoyo a redes de atención obstétrica de urgencia y neonatal y proporciona medicamentos esenciales y servicios de planificación familiar. Del mismo modo, el UNFPA apoya la aplicación de sistemas de respuesta y evaluación de la muerte materna, que ayudan a los funcionarios a saber cuántas mujeres mueren, a conocer las causas y a dar respuesta a este problema.

Además el UNFPA intenta que el embarazo y el parto sean lo más seguros posibles en los casos de situaciones de emergencia.

Y la labor del UNFPA para prevenir la fístula obstétrica está llevando la atención hacia los sistemas de salud que no pueden dar respuesta a las necesidades de las mujeres. El UNFPA también apoya los programas de reparación de fístula al duplicar el número de reparaciones entre 2010 y 2015.

Actualizado 16 de noviembre de 2016