Proteger a las niñas de las prácticas nocivas
Cada día, cerca de 47.700 niñas de todo el mundo contraen matrimonio antes de cumplir los 18 años.
En algunas zonas, es posible que se case contra su voluntad a una niña poco después de que comience a menstruar. Proteger a las niñas contra el matrimonio infantil requiere intervenciones antes de los 10 años, es decir, antes de la pubertad, cuando aumenta su vulnerabilidad ante esta práctica nociva.
El Centro Internacional de Investigación sobre la Mujer efectuó una evaluación de 23 programas para la prevención del matrimonio infantil, en las que se puso de manifiesto que las iniciativas que fomentaban la información, el desarrollo de aptitudes y las redes dirigidas a las niñas ofrecían los resultados más sólidos y coherentes. Por otro lado, los programas que abordaban el problema en un ámbito general exclusivamente —por ejemplo, el cambio de la legislación— demostraron tener menor repercusión a la hora de reducir el matrimonio infantil.
Se están encontrando pruebas de que los programas que ayudan a las niñas pobres a permanecer en la escuela y proteger su salud favorecen la reducción de la incidencia del matrimonio infantil. Según los resultados, la probabilidad de que las niñas contraigan matrimonio es menor en las comunidades que disponen de intervenciones en los ámbitos de la educación, la capacitación en conciencia de las cuestiones de género y los derechos, y de capacitación práctica.
Las niñas de todo el mundo son asimismo vulnerables a la violencia sexual, física y psicológica en las escuelas y sus alrededores, y en los espacios públicos. Las medidas para impedir la violencia por razón de género —y hacer que la asistencia a la escuela sea más segura para las niñas— deben englobar actividades de prevención y respuesta y enfoques para el «conjunto de la escuela» que cuenten con los estudiantes, los padres, el personal docente, los miembros de la comunidad y las organizaciones locales en la búsqueda de soluciones.
Derribar las barreras a la igualdad de género
Empoderar social y económicamente a las niñas de 10 años beneficia a las propias niñas y entraña posibilidades de transformación para sus comunidades. El empoderamiento, no obstante, requiere el derribo de numerosas barreras complejas que dificultan el progreso de la igualdad y el cambio de las actitudes negativas.
Los hombres y los niños pueden ser importantes aliados y defensores del empoderamiento de las niñas. Por ello, conseguir su participación en los programas que promueven la igualdad de género favorece un cambio duradero.
La probabilidad de que los programas tengan una repercusión positiva es mayor cuando reconocen que las relaciones de género y los papeles asignados a cada género están vinculados con las circunstancias culturales, religiosas, económicas, políticas y sociales. Se basan en la idea de que las relaciones de género no son estáticas, sino que pueden cambiarse.
Ampliar
A través de proyectos piloto y a pequeña escala en todo el mundo, las niñas de 10 años han obtenido acceso a servicios y apoyo que les han ayudado a desarrollar su capital humano, aptitudes, capacidad de influencia y decisión, y autonomía. Estos atributos, a su vez, han permitido retrasar el matrimonio y los embarazos, y mantenerlas en un camino sano y seguro hacia la edad adulta.
Al mismo tiempo, las acciones en el ámbito comunitario orientadas a promover la igualdad entre los géneros y las iniciativas locales y nacionales para prevenir y hacer frente a la violencia por razón de género han comenzado a dar resultados positivos.
El desafío ahora es ampliar y adaptar las intervenciones que han logrado buenos resultados con el ánimo de que lleguen a más niñas, en más lugares, e impulsen el cambio en un número mayor de comunidades.