Una nueva vida
Trasladarse a la ciudad para empezar de cero ha supuesto un cambio radical para la familia Tarkani. No fue fácil hacer las maletas y dejar atrás todo su mundo para instalarse en la capital de su país de Asia Meridional. Allí abundan las oportunidades económicas y sociales, pero emprender la aventura de una nueva vida conlleva temores, riesgos e incertidumbre. Antes de dar el paso, Hussein y Malika Tarkani pasaron largas horas por las noches discutiendo sobre su futuro y el bienestar de su familia. Finalmente, como otras familias de su comunidad, tomaron la difícil decisión de marcharse con sus hijos, Imran, Ghazala y Yalda, y dejar atrás la tranquilidad de su pueblo.
“Más de la mitad de la población del mundo vivía en zonas urbanas en 2008. Las ciudades y otros núcleos de población urbanos crecen actualmente a un ritmo estimado de 1,3 millones de personas a la semana.”
El traslado es emocionante y representa la esperanza de una vida mejor, pero los grandes cambios que deben afrontar nada más llegar resultan abrumadores. Los Tarkani no saben absolutamente nada sobre la vida en la ciudad. Sus familias han vivido en el pueblo durante generaciones. A pesar de la ambivalencia que despierta abandonar la única vida que conocen, Hussein, el cabeza de familia, decidió que era la mejor opción desde el punto de vista económico. Para que pueda ofrecer a su mujer y a sus hijos una mayor calidad de vida, tenían que invertir emocional, física y mentalmente en el proyecto y las expectativas de lo que la vida en la ciudad podría reportarles. Son conscientes de que tendrán que luchar y hacer sacrificios, y están decididos a abordar esos desafíos para hacer realidad sus sueños.
“Las megalópolis, con más de 10 millones de habitantes, son ahora el hogar de 400 millones de personas en todo el mundo.”