Empoderamiento de la mujer

Mujeres que impulsan el cambio — JESSALINE

(Jessaline es un personaje ficticia)

Jessaline es una madre soltera muy trabajadora que ha llegado a desempeñar un papel importante para su empresa. A pesar de ello, no ha recibido ningún tipo de reconocimiento; ni mediante un ascenso, ni a través de una retribución económica. Además ha tenido que soportar los comentarios sexistas de sus compañeros varones. Su vida se trastoca cuando uno de los amigos de su jefe la droga y la viola en una fiesta y, como consecuencia, es posible que haya contraído el virus del HIV. Decide no informar del delito hasta unas semanas más tarde cuando recibe los resultados de sus análisis y son negativos. Para entonces, la policía no da mucho crédito a su historia, sobre todo porque acaban de despedirla por acusar a un amigo de su jefe. Sintiéndose abatida y traicionada, empieza a asistir a las reuniones de un grupo de apoyo para sobrevivientes de la violencia por razón de género. En esas reuniones conoce a Chi-Chi, una antigua trabajadora sexual que ahora trabaja en el mundo empresarial. Ambas mujeres se sienten empoderadas y toman la decisión de dedicar su vida a la defensa de la igualdad de género. Jessaline decide llevar su compromiso incluso más lejos y presentarse a las elecciones.

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Subestimada. Mal pagada. Infravalorada.

Jessaline se siente frustrada en el trabajo. Como madre soltera trabajadora de clase media, se esforzó para ascender profesionalmente y ofrecer una vida cómoda a su hija de siete años, Mona. A pesar de los años de duro trabajo sembrados de logros profesionales, no ha accedido a un cargo superior, ni ha recibido una remuneración económica adecuada. No cabe duda de que Jessaline merece algo más que las palabras de elogio y los “halagos” que su jefe le regala “generosamente”. Después de todo, su trabajo es de gran calidad y su jefe reconoce constantemente de palabra el valor de sus aportaciones; el problema es que no se le ocurre considerar la compensación apropiada que ella ha solicitado en repetidas ocasiones. Para empeorar la situación, Jessaline ha visto demasiadas veces cómo su jefe asciende a compañeros cuyos logros y cualificaciones son inferiores a los suyos. Tampoco ayuda el hecho de que tiene que aguantar comentarios sexistas de sus compañeros varones, incluido su jefe. La gota que hace rebosar el vaso es cuando el nuevo ayudante de su jefe le pregunta: “¿Qué tuviste que hacer para que te dieran este trabajo?”. No se merece que la traten así.

“[Los dirigentes de todo el mundo] deben asegurar la plena realización de los derechos humanos de las mujeres y las niñas como parte inalienable, integrante e indivisible de todos los derechos humanos y las libertades fundamentales.”

El lugar de trabajo no es el único donde Jessaline se esfuerza sin que se reconozca su valor. El papel de Jessaline como sostén de la familia y, en muchos sentidos, de cabeza de familia y persona que toma las decisiones, supuso un problema para su exmarido. Ella era quien hacía malabares para cumplir la función de sostén y educadora en su hogar, mientras que él cambiaba de un puesto de trabajo a otro, con largos períodos de desempleo, y no contribuía al mantenimiento del hogar, ni cumplía con las responsabilidades de la crianza de su hija. Todavía hoy, Jessaline sigue luchando con él para que aporte un apoyo económico, y que simplemente aparezca y participe en el cuidado y la atención diaria de Mona.

“Las mujeres siguen percibiendo salarios inferiores a los de los hombres y ocupando puestos temporales, inseguros y de menor responsabilidad en el sector no estructurado.”

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