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Cómo una madre adolescente en Camerún venció el matrimonio infantil y la violencia sexual en medio del conflicto
- 07 Junio 2024
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MAROUA, Camerún – En Maroua, en la región del Extremo Norte de Camerún, Aissatou* se vio obligada a casarse a los 14 años de edad, y se quebraron sus sueños de escolarización.
Para huir de la violencia de los grupos armados en su aldea cercana a la frontera con Nigeria, su familia había abandonado su hogar, sus pertenencias y todo lo que conocían. Con pocos recursos y sin medios para ganarse la vida, los padres de Aissatou no vieron otra opción que casar a su hija con un hombre más rico, 40 años mayor que ella, que esperaban que la cuidara como ya ellos no podían.
Tuvo que abandonar sus estudios y fue confinada a su aldea, que también fue objeto de frecuentes ataques. Separada de todo apoyo, Aissatou pronto fue agredida y violada por uno de los grupos armados.
“Me arrancaron mi dignidad, y me dejaron sola y quebrantada”, relató al UNFPA, el organismo de las Naciones Unidas que se encarga de los asuntos de salud sexual y reproductiva. “Se llevaron todo: mis libros, mis sueños, mi infancia”.
Cuando se enteró de que estaba embarazada, la familia de su marido la echó de casa para que se valiera por sí misma en las calles, todavía una niña, pero quien pronto sería madre.
Garantizando una atención crucial de la salud sexual y reproductiva
Aissatou luchó por mantenerse y recurrió a la venta de maní para ganarse la vida, antes de ser referida a un programa dirigido por el UNFPA, que describió como “transformador”.
Con financiación de los gobiernos de Noruega y los Estados Unidos, desde julio de 2023 el programa ha prestado apoyo a personas desplazadas en las zonas afectadas por conflictos del norte del Camerún que necesitan urgentemente protección contra la violencia de género y servicios de salud sexual y reproductiva, en particular las mujeres y las niñas.
Aissatou recibió chequeos pre y postnatales, manejo clínico por la violación que había sufrido, y asistencia del parto por cesárea. También le dieron una ‘"caja de bebé" llena de suministros esenciales para su hijo recién nacido.
Además de apoyar a sobrevivientes como Aissatou, el UNFPA ha distribuido botiquines de salud reproductiva de emergencia a ocho centros de salud en la Región del Extremo Norte. Estos contienen suministros como jabón y toallitas antisépticas, guantes estériles, abrazaderas de cordón umbilical y medicamentos de salud materna para prevenir la hemorragia posparto y tratar infecciones, ayudando así a garantizar un parto seguro incluso en entornos que carecen de instalaciones médicas adecuadas.
También se incluyen suministros de planificación familiar y anticonceptivos de emergencia, lo que reduce el riesgo de embarazos no planificados, una preocupación apremiante para las mujeres y las niñas, especialmente durante el desplazamiento, en tanto que los tratamientos para las infecciones de transmisión sexual y los kits de atención posviolación ofrecen apoyo médico esencial para las sobrevivientes de violencia sexual.
Las parteras sobre el terreno
Más de 30 parteras apoyadas por el UNFPA también han sido desplegadas en centros de salud y unidades móviles de salud en zonas de difícil acceso en el Extremo Norte de Camerún, y un equipo de trabajadores y trabajadoras de la salud comunitaria presta atención materna y neonatal.
Las unidades pueden realizar exámenes de detección de infecciones de transmisión sexual y remitir a las pacientes a centros especializados para la detección del VIH y el SIDA y el tratamiento clínico de la violación. Las sobrevivientes de violencia de género tienen acceso a ocho espacios seguros apoyados por el UNFPA, donde pueden solicitar apoyo psicosocial y ser remitidas para recibir más atención.
El proyecto es ejecutado por asociados locales, organizaciones dirigidas por mujeres y servicios de salud descentralizados, y tiene como objetivo apoyar a más de 100.000 mujeres y niñas en ocho distritos de las divisiones de Mayo Tsanaga, Mayo Kani, Mayo Danay y Logone y Chari.
Aissatou tiene ahora 16 años, y se siente restablecida, ya que ha recobrado su salud y bienestar. “En medio de la desesperación, se convirtieron en mi salvavidas”, confesó al referirse a las y los trabajadores de salud. “No solo me proporcionaron atención médica, sino también un espacio seguro para sanar y renovar mis esperanzas”.
*Se ha cambiado el nombre por motivos de privacidad y protección
Esto forma parte de una serie de historias que ilustran los progresos realizados desde la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo de 1994, que se comprometió a garantizar la igualdad entre los géneros y el derecho a la salud sexual y reproductiva para todas y todos. Descubre más.