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Los equipos de respuesta a la crisis de las inundaciones en Nigeria también se ven afectados por ésta
- 21 Octubre 2024
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MAIDUGURI, Nigeria – Las inundaciones repentinas en África Occidental y Central han provocado que más de 5 millones de personas necesiten ayuda humanitaria en Camerún, Chad, Níger, Nigeria y otros países de la región. Las lluvias torrenciales han interrumpido el acceso a los servicios esenciales y aumentado la amenaza de enfermedades, incluido un brote regional de cólera. La respuesta humanitaria se ha visto dificultada por los graves daños que han sufrido las infraestructuras, mientras que el personal humanitario local también se ha visto afectado por el desastre.
«Nos llegaba el agua al pecho», declaró Fatima Ali al UNFPA, el organismo de las Naciones Unidas encargado de la salud sexual y reproductiva. Vive en Maiduguri, la capital del estado de Borno, donde las inundaciones provocaron el derrumbe de la presa de Alau. «Estuvimos caminando durante dos horas por carreteras inundadas».
La Sra. Ali es movilizadora comunitaria y trabaja con el UNFPA para mejorar los conocimientos sobre salud y derechos sexuales y reproductivos y para ayudar a las supervivientes de violencia de género. Además, al comienzo de la crisis de las inundaciones, a finales de verano, estaba embarazada de nueve meses.
«Ocurrió dos semanas antes de la fecha prevista para mi parto. Al estar embarazada no podía caminar sola. Fue mi marido quien me ayudó a desplazarme por el agua».
Mujeres y niñas afectadas de forma desproporcionada
Las necesidades son acuciantes en esta crisis que afecta a toda la región y las mujeres y las niñas se ven desproporcionadamente afectadas. Como cuidadoras principales están expuestas, por ejemplo, a brotes de enfermedades aunque en algunos casos no se les permite acudir a los servicios sanitarios.
Los fenómenos meteorológicos extremos tienen un impacto desproporcionado sobre las mujeres y las niñas. La vulnerabilidad a la violencia de género aumenta y ya se observan indicios alarmantes de ello en países afectados por las inundaciones como Camerún, donde los datos muestran un mayor riesgo de contraer matrimonio precoz y forzado y de sufrir violencia de pareja.
Con un acceso limitado a los servicios de salud sexual y reproductiva, las mujeres embarazadas también corren un mayor riesgo de sufrir abortos espontáneos y complicaciones obstétricas. La crisis del hambre, que ya afecta a 55 millones de personas en toda la región, también puede afectar gravemente a las mujeres embarazadas y lactantes, que tienen mayores necesidades nutricionales.
Más de un millón de personas necesitan ayuda en Nigeria en medio de la crisis actual, siendo el estado de Borno el más afectado, con más de 400.000 personas desplazadas.
La Sra. Ali es una de ellas. Ella y su marido tuvieron que trasladarse a alojamientos provisionales.
Aun así, afirma: «A pesar de las inundaciones, sigo yendo a trabajar porque quiero animar a otras mujeres».
Se identifica profundamente con las personas a las que ayuda. «El trabajo que llevamos a cabo en el UNFPA consiste en priorizar la salud materna por encima de todo... Y cuando dé a luz, me apasionará aún más ayudar a otras mujeres tras haber vivido la experiencia de la maternidad de primera mano».
Salud, protección y atención psicosocial
El UNFPA está trabajando con sus asociados para satisfacer las necesidades de unas 91.000 personas desplazadas. Ya se han prestado servicios a más de 5.500 personas, entre los que se incluyen atención a la salud sexual y reproductiva, como servicios prenatales, atención de parto seguro y asesoramiento sobre planificación familiar, así como servicios de prevención y respuesta ante la violencia de género.
Más de 14.000 personas desplazadas han recibido información sobre salud sexual y reproductiva, violencia de género y prevención de la explotación y los abusos sexuales. En las zonas afectadas por las inundaciones se han distribuido más de 1.500 kits de dignidad con artículos de higiene esenciales, como toallas menstruales, ropa interior y jabón.
Las poblaciones afectadas también necesitan apoyo psicosocial, que incluye primeros auxilios psicológicos.
Mustapha Hussein, quien también vive en Maiduguri, está familiarizado con este tipo de situaciones ya que suele ser él quien deriva a la gente a este servicio. «Como trabajador humanitario, no es fácil prestar asistencia a la población afectada cuando tú también lo estás», comentó.
Hussein es alfabetizador digital del UNFPA. «Casi toda nuestra comunidad quedó sumergida por las inundaciones». Él y su familia tuvieron que desplazarse a pie hasta un campamento de desplazados. «Caminar 7 kilómetros desde aquí hasta el campamento no fue fácil. Y, además, fue horrible y aterrador».
El apoyo psicosocial ha ayudado, afirma. «Ahora me estoy recuperando y reponiendo».
Sin embargo, aún le queda un largo camino por delante. «Mi próxima línea de actuación es empezar a construir mi casa desde cero». Aun así, continúa con su labor de divulgación. «Como trabajador humanitario y alguien que creció en una situación de emergencia compleja, esta inundación no me ha frenado».