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Tras un año de pandemia, el UNFPA estima que 12 millones de mujeres han sufrido interrupciones de los servicios anticonceptivos, lo que ha dado lugar a 1,4 millones de embarazos no planificados
- 11 de marzo de 2021
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KATMANDÚ, Nepal/NACIONES UNIDAS, Nueva York – Se estima que 12 millones de mujeres han sufrido trastornos en sus servicios de planificación familiar debido a la pandemia de COVID-19, lo que ha dado lugar a 1,4 millones de embarazos no planificados, según las nuevas estimaciones publicadas hoy por UNFPA y Avenir Health.
Las proyecciones, que tienen en cuenta nuevas observaciones y datos del mundo real, se anunciaron el 11 de marzo, un año después de que la propagación incontrolada de la COVID-19 fuera oficialmente declarada una pandemia.
Estas cifras recientes se observan a pesar de que muchos países, especialmente los países de ingresos altos, muestran tasas de natalidad en fuerte descenso. Los resultados demuestran cómo los destinos de las mujeres en cuanto a su salud reproductiva y sus elecciones se han visto afectados por la pandemia.
Las proyecciones del UNFPA analizan las interrupciones del servicio de anticonceptivos en 115 países de ingresos bajos y medios con respecto al año anterior. Los datos de las encuestas del UNFPA y asociados, así como los datos de Google Mobility, determinaron que el acceso a la planificación familiar se vio ampliamente perturbado por factores tales como las restricciones a los viajes, las interrupciones de las cadenas de suministro, el agotamiento de las existencias y el desbordamiento de los servicios sanitarios.
A muchas mujeres, los resultados les han cambiado la vida.
Maya Bohara, de 32 años, del municipio de Dasharathchand, en el extremo occidental de Nepal, había utilizado anticonceptivos inyectables durante nueve años. Se casó a los 17 años y a los 24 años tenía cuatro hijos. Ella y su marido, que es jornalero, pensaron que eran suficientes, pero cuando visitó en junio su centro de salud cercano para recibir una inyección, "no tenían existencias de anticonceptivos... [A partir de ahí] estaba permanentemente preocupada ante la posibilidad de un embarazo no deseado".
Quedó embarazada poco tiempo después de perder la inyección. Su bebé nació el 25 de febrero, relató al UNFPA.
Hira Lawad, de 30 años y madre de dos hijos, visitó el mismo puesto de salud en julio para recibir su inyección anticonceptiva. "Me dijeron que no tenían", relató igualmente al UNFPA. "Aunque mi marido y yo habíamos decidido no tener más hijos, quedé embarazada por tercera vez".
Los embarazos no planificados han puesto una gran presión sobre ambas familias, que ya se debatían bajo el peso de cargas económicas relacionadas con la pandemia.
Aunque Maya se apresuró a aclarar que su hijo más reciente es muy querido, reconoce que sus circunstancias son más precarias que antes.
"Con un ingreso escaso, criar a nuestro quinto hijo va a ser una batalla cuesta arriba para mí y mi marido", explicó.
Las consecuencias del aumento de los embarazos no planificados no son simplemente económicas, sino que también están relacionadas con el aumento de la morbilidad y la mortalidad maternas, así como con el aumento del número de abortos inseguros.
Sin embargo, la situación pudo haber sido mucho peor.
Las proyecciones del UNFPA muestran que las interrupciones en los servicios de planificación familiar se concentraron en gran medida entre abril y mayo del año pasado, con una duración promedio de 3,6 meses.
Las estimaciones anteriores, producidas en abril de 2020, mostraron que las graves perturbaciones de los servicios de planificación familiar de una duración de seis meses podían afectar a 47 millones de mujeres en países de ingresos bajos y medianos, lo que daría lugar a 7 millones de embarazos no planificados.
La acción rápida y el ingenio ayudaron a muchos sistemas de salud a mantener o restaurar el acceso a los servicios de salud esenciales, incluidos los anticonceptivos. El UNFPA, por ejemplo, pudo adquirir y entregar anticonceptivos y otros suministros de salud reproductiva, así como equipo de protección personal para los trabajadores sanitarios, incluso en medio de costos crecientes y restricciones en la cadena de suministro.
Los esfuerzos creativos (como el uso de una aplicación de transporte para entregar anticonceptivos, la difusión de SMS y la orientación de planificación familiar hacia los centros de cuarentena) también ayudaron a mantener o restaurar los servicios. Sin embargo, muchas mujeres siguen enfrentando graves obstáculos para recibir servicios de planificación familiar y otros servicios vitales de salud reproductiva.
La Organización Mundial de la Salud estima que 2,5 millones de personas en todo el mundo han muerto de COVID-19, pero aún no se conocen los costos totales de la pandemia. Cuando se calcule el costo total, habrá que incluir las consecuencias extraordinarias para las mujeres y las niñas, incluidas aquellas cuyo futuro fue reescrito, con cuerpos lesionados o vidas perdidas debido a las interrupciones en el acceso a los servicios anticonceptivos y la atención médica.