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Una hermandad de apoyo: Mejorar la atención de maternidad en la región somalí de Etiopía, asolada por el cambio climático

Una trabajadora sanitaria con bata blanca y mascarilla azul realiza un examen de ultrasonido a una sonriente mujer embarazada tumbada en una cama
Una partera atiende a una mujer embarazada en el Hospital Karamara, en la región somalí de Etiopía. Cada mes, el personal sanitario del hospital atiende con seguridad unos 600 partos. Crédito: UNFPA Etiopía
  • 11 Noviembre 2024

REGIÓN SOMALÍ, Etiopía – Abeba Birhanu, una partera de 46 años, ha pasado más de la mitad de su vida atendiendo partos en el Hospital Karamara de Jigjiga, la capital de la región somalí de Etiopía. A lo largo de esos años, ha visto el impacto de una sequía tras otra en las mujeres que pasaban por su sala de maternidad.

«Estas madres confían en mis cuidados en esos valiosos momentos: cada mes hay más de 600 partos en el centro», explica al UNFPA, el organismo de las Naciones Unidas encargado de la salud sexual y reproductiva.

Las tasas de anemia y desnutrición entre las mujeres embarazadas de Etiopía son extremadamente altas; y una de las principales causas de mortalidad materna. También están directamente relacionadas con las sequías que azotan el país, y la región somalí en particular, desde hace una década.

Se sabe que las crisis climáticas afectan desproporcionadamente a las mujeres y niñas que viven en las zonas rurales más desfavorecidas y remotas: se ha demostrado que el estrés térmico aumenta los riesgos durante el embarazo, incluidos abortos espontáneos y mortinatos, y la desnutrición en el embarazo está vinculada a mayores probabilidades de complicaciones obstétricas.

En la región somalí, muchas mujeres viven a más de una hora a pie de su centro sanitario más cercano y no hay garantías de que esté operativo cuando lleguen. Afortunadamente, el hospital de la Sra. Abeba puede seguir prestando asistencia médica.

«Me sentí segura y cuidada cuando supe que la Hermana Abeba estaba a mi lado», afirmó Halima, quien dio a luz en la sala de maternidad. «Su experiencia y amabilidad marcaron la diferencia en uno de los momentos más importantes de mi vida».

Una mujer con bata blanca y mascarilla y guantes azules atiende a un recién nacido envuelto en mantas de colores en una sala del hospital
La partera Abeba Birhanu lleva más de media vida atendiendo partos en el Hospital Karamara de Jigjiga, capital de la región somalí de Etiopía. Crédito: UNFPA Etiopía

El UNFPA presta apoyo al Hospital Karamara con equipos para operaciones y partos vitales, suministros de salud sexual y reproductiva, formación y medicamentos de emergencia. Pero ese centro es uno de los dos únicos hospitales de referencia de Jigjiga, ya que más de otros 30 centros sanitarios de la zona derivan allí a las mujeres embarazadas y a las nuevas madres, sobre todo a las que tienen complicaciones.

A medida que las sequías aumentan las necesidades sanitarias de su comunidad y de las zonas aledañas, la Sra. Abeba teme que no tengan capacidad para atender a todo el mundo ya que el hospital carece actualmente de una unidad de cuidados intensivos maternos y sólo cuenta con tres camas para partos.

«Si esas camas están ocupadas y las mujeres embarazadas no reciben atención sanitaria a tiempo, podrían perder la vida», explicó la partera. «Con el creciente número de partos, se necesitan desesperadamente suministros básicos como guantes, [hilo para] puntos, catéteres y una actualización de nuestro aparato de ultrasonido».

Hermandad de apoyo

No todo el aumento del número de pacientes de la sala de maternidad de la Sra. Abeba se debe a las penurias; en gran parte se debe a que las mujeres se animan unas a otras a buscar atención especializada durante el parto.

En la pequeña aldea de Bombas, a unos 50 kilómetros de Jigjiga, Amina Adem, de 60 años, pasó gran parte de su vida como partera tradicional, atendiendo partos sin formación médica oficial. Seguía métodos transmitidos de generación en generación y al principio se mostró reacia a cambiar sus prácticas; al tener seis hijos propios, consideraba que sus conocimientos y experiencia eran suficientes.

Pero en 2018, el UNFPA puso en marcha un grupo de apoyo voluntario a madres junto con la Oficina de Salud del Estado Regional Somalí de Etiopía. Gracias al grupo, madres de Bombas y aldeas cercanas se reunieron para apoyarse e informarse mutuamente sobre salud maternoinfantil, con recursos y orientación proporcionados por el UNFPA.

Una mujer con chaleco amarillo de alta visibilidad mira a cámara
Amina Adem, antigua partera tradicional, es ahora miembro activo del grupo de apoyo voluntario a madres del UNFPA en la aldea de Bombas, en la región somalí de Etiopía. Crédito: UNFPA Etiopía

Al escuchar las historias de las mujeres y oír sus luchas y experiencias compartidas, la Sra. Amina empezó a comprender el valor de este trabajo.

Hoy es miembro activo del grupo y trabaja con otras mujeres para organizar talleres, sesiones de formación y programas de divulgación comunitaria sobre salud y bienestar maternos. Cada vez más mujeres son conscientes de los peligros de dar a luz en zonas remotas, lejos de una atención médica especializada, y el número de partos en casa de la comunidad ha disminuido significativamente; una tendencia que la Sra. Amina ha acogido con satisfacción.

«Soy consciente, al recordar mi trayectoria como partera tradicional y al ser ahora una orgullosa miembro del grupo de apoyo a mujeres, de que el verdadero progreso se consigue cuando nos unimos, compartimos nuestros conocimientos y experiencias y nos empoderamos mutuamente».

Zahra Nur también se sintió conmovida por su experiencia con el grupo y animó a su nuera de 23 años a dar a luz en un centro sanitario cercano por si algo salía mal. «Me di cuenta de que muchas de mis luchas pasadas se debían a la falta de atención médica adecuada», comentó. «Me alegro de que mis palabras al menos hayan podido ayudar a mi nuera: es la recompensa por todas mis penurias».

Crisis por falta de financiación

Una joven madre sentada en una cama de hospital junto a su recién nacido y una mujer mayor de pie a su lado que sonríe y posa su mano en el hombro de la nueva madre
Zahra Nur quedó tan conmovida por su experiencia con el grupo de apoyo voluntario a madres del UNFPA que animó a su nuera a dar a luz en condiciones de seguridad en un centro sanitario cercano. Crédito: UNFPA Etiopía.

Apoyarse los unos en los otros es cada vez más importante a medida que las comunidades de la región somalí se enfrentan a la incertidumbre causada por el cambio climático y los conflictos persistentes (que a su vez pueden verse agravados por el cambio climático).

«Lo que más me gusta es cuando las madres vienen aquí, dan a luz de forma segura y se van a casa felices con sus bebés», comentó la Sra. Abeba al UNFPA.

En la región somalí, el UNFPA presta apoyo actualmente a 14 casas de espera materna que atienden a mujeres con embarazos de alto riesgo y que deben recorrer largas distancias para llegar a los centros sanitarios. Sin embargo, se necesitan otras 250 casas de espera materna más para ayudar a las comunidades afectadas, un déficit de respuesta que se refleja en muchos de los países más afectados por el cambio climático.

En lo que va de 2024, el UNFPA ha recibido poco más de un tercio de la financiación solicitada para sus programas en Etiopía. En la Conferencia sobre el Cambio Climático (COP29) de este año, el UNFPA pide una mayor financiación para la atención sanitaria resiliente al clima, los servicios de planificación familiar y la garantía de partos seguros para millones de mujeres y niñas de todo el mundo que, de otro modo, apenas tendrían acceso a esta ayuda.

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