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Mientras se intensifican los ataques aéreos rusos contra Ucrania, un hospital de Kiev se esfuerza por atender a mujeres embarazadas y recién nacidos

Un grupo de personas saluda a una nueva madre a las puertas de un hospital
El Centro Perinatal Regional de Kiev, apoyado por el UNFPA, es un centro sanitario de maternidad y neonatología de vital importancia en la ciudad. Crédito UNFPA Ucrania/Isaac Hurskin
  • 27 Agosto 2024

KIEV, Ucrania — «Cuando sonó la alarma nos llevaron a todas al refugio», recordó Oksana, embarazada de 26 semanas. «Las enfermeras y auxiliares tuvieron incluso que llevar hasta allí a los bebés más pequeños de la unidad de cuidados intensivos neonatales; los transportaron con suma delicadeza porque son demasiado frágiles para permitir que las madres los movieran por sí solas».

«Es una escena sobrecogedora, especialmente por la noche, cuando todos estamos tan nerviosos».

Una oleada masiva de ataques aéreos rusos ha golpeado Ucrania, dirigiéndose contra infraestructuras civiles críticas y causando daños y bajas generalizadas. Sin apenas acceso a la electricidad, las y los trabajadores sanitarios del Centro Perinatal Regional de Kiev hicieron lo imposible por atender a las mujeres embarazadas, a las nuevas madres y a los bebés recién nacidos.

«Es increíblemente difícil», comentó Oksana al UNFPA, el organismo de las Naciones Unidas encargado de la salud sexual y reproductiva, que presta apoyo al hospital. «Mi familia y la familia de mi esposo están en Sumy [en el noreste de Ucrania], donde hay explosiones todos los días. Estoy constantemente preocupada por ellos y eso afecta sin duda mi salud y bienestar».

Para Yuliya, otra futura madre de Irpin, en la región de Kiev, la violencia se ha vuelto casi rutinaria. «Me trajeron aquí debido a complicaciones que se vieron agravadas por el estrés y la ansiedad constantes», explicó.

Dos mujeres embarazadas sentadas en un banco de hospital
Yuliya (izquierda) y Oksana esperan a ser atendidas en el centro sanitario de Kiev. Crédito UNFPA Ucrania/Isaac Hurskin.

«Los ataques continuos y las alarmas tienen un profundo impacto tanto en el bebé como en la madre. No se trata solo de mí; se trata de mi hijo por nacer. La ansiedad de saber que podría ocurrir un ataque en cualquier momento es indescriptible».

Al describir a su familia como «pilares» añadió: «Tratamos de aferrarnos a la esperanza, pero es difícil no pensar en qué tipo de futuro les espera a nuestros hijos».

Adaptación a la inestabilidad

A medida que los ataques siguen devastando amplias áreas de Ucrania, no solo las ciudades sino también la infraestructura energética del país, el personal y los pacientes de los hospitales enfrentan una inestabilidad constante.

«Las mujeres embarazadas viven en un ya delicado estado emocional», advirtió Yuliya. «Son responsables no solo de sus propias vidas, sino de las vidas de sus hijos por nacer y, además, tienen que soportar ataques y alarmas constantes: es inaguantable. Hasta oímos las explosiones mientras estamos en los refugios».

El hospital es crucial para muchas mujeres embarazadas y recién nacidos en la región. No obstante, a primera hora de la mañana del lunes 26 de agosto, un corte repentino de energía causó un apagón total.

«Se produjeron explosiones cerca y nos quedamos sin electricidad en todo el hospital», relató Ogorodnyk Artem Oleksandrovych, jefe de obstetricia del hospital, al UNFPA.

«Trabajábamos con generadores, pero eso significa que ciertas instalaciones, como los ascensores, quedaron fuera de servicio. Priorizamos el suministro de energía a áreas críticas como la unidad de cuidados intensivos neonatales, los quirófanos y las salas de partos».

 Un médico de pie en un pasillo del hospital
El Dr. Ogorodnyk Artem Oleksandrovych, obstetra y ginecólogo, es jefe del departamento de obstetricia del Centro Perinatal Regional de Kiev. Crédito UNFPA Ucrania/Isaac Hurskin.

Poco a poco, el equipo médico se ha ido adaptando a su nueva realidad. «En los últimos años de bombardeos constantes, hemos tenido que ser sumamente ingeniosos», explicó el Dr. Oleksandrovych.

«Hemos tenido que realizar procedimientos de emergencia en la más absoluta oscuridad, usando las linternas de nuestros teléfonos hasta que los generadores comenzaban a funcionar. Esos segundos parecen una eternidad cuando estás en medio de una operación crítica».

«Trabajar en este entorno es, como mínimo, un desafío», continuó, «pero nunca dejamos de trabajar: el parto no espera a que las condiciones sean seguras. Estamos aquí las 24 horas del día, todos los días del año».

En lo que va de año, la OMS ha informado de más de 230 ataques contra centros sanitarios en toda Ucrania, que ponen en riesgo la vida de millones de personas, especialmente las de mujeres embarazadas y recién nacidos vulnerables.

Dedicación al parto

Bajo estas amenazas constantes, el hospital ha tenido que innovar. «Ahora tenemos una sala de partos en el refugio», adelantó el Dr. Ogorodnyk. «Si podemos posponer ciertos procedimientos, lo hacemos, pero cuando se trata de atender partos o realizar operaciones que salvan vidas, tenemos las instalaciones para hacerlo en un entorno subterráneo».

Mesas de operaciones y camillas en un búnker subterráneo
Un búnker subterráneo se ha transformado en una sala de partos de emergencia utilizada por los pacientes y el personal del Centro Perinatal Regional de Kiev. Crédito UNFPA Ucrania/Isaac Hurskin.

Las y los trabajadores sanitarios en Ucrania se dedican a proporcionar atención y apoyo a quienes más lo necesitan, incluso cuando corren peligro sus propias vidas. El UNFPA presta apoyo a una amplia red de centros médicos y unidades sanitarias móviles en todo el país, garantizando la entrega de suministros esenciales de salud sexual y reproductiva y productos farmacéuticos, así como kits de dignidad y salas de cirugía ginecológica. Esto es aún más urgente en un contexto en el que, en 2023, casi una cuarta parte de los centros de atención materna y neonatal no funcionaban.

El UNFPA también proporciona incubadoras estáticas y móviles, para ayudar así a colmar las lagunas en materia de servicios y suministros maternos y neonatales a medida que el sistema nacional de salud sufre un ataque continuo que va en contra del derecho internacional humanitario.

«La realidad es dura», admitió el Dr. Oleksandrovych. «Pero nos hemos adaptado. No tenemos más remedio que seguir adelante. Las vidas de nuestros pacientes dependen de ello y no les fallaremos, sean cuales sean las circunstancias».

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