Declaración
Poner fin a las desigualdades y empoderar a las comunidades es clave para vencer la pandemia del SIDA
01 Diciembre 2023
Declaración
01 Diciembre 2023
Declaración de la Directora Ejecutiva del UNFPA sobre el Día Mundial del SIDA
El mundo ha logrado notables avances en la lucha contra la pandemia del SIDA. Tenemos mucho que celebrar: las nuevas infecciones por el VIH se han ralentizado drásticamente, y las muertes relacionadas con el SIDA han disminuido en un 51 % con respecto a 2010. Sin embargo, no hemos llegado a la meta: el virus sigue cobrando demasiadas vidas (un promedio de una por minuto en 2022) y los avances hacia la eliminación de la transmisión del VIH siguen siendo desiguales.
Poner fin al SIDA como una amenaza para la salud pública para 2030 requiere detener las epidemias de la desigualdad de género y de la violencia de género que alimentan su propagación.
Las mujeres y las niñas tienen el doble de probabilidades que los hombres y los niños de contraer el VIH y otras infecciones de transmisión sexual (ITS). Debido a los desequilibrios de poder, las mujeres y las niñas pueden enfrentar dificultades para garantizar relaciones sexuales más seguras, y a menudo tienen acceso limitado a información sobre la prevención del VIH, y menos recursos para acceder a medidas preventivas. La violencia sexual también aumenta el riesgo de transmisión del VIH. Las mujeres que enfrentan violencia de pareja en países con alta prevalencia del VIH tienen hasta un 50 por ciento más de probabilidades de contraer el virus.
Las desigualdades, lo mismo que el estigma y la discriminación, ponen en peligro a demasiadas personas. Las y los trabajadores sexuales, los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres y las personas transgénero, entre otros grupos marginados, también corren un mayor riesgo de contraer ITS y de quedar fuera de los sistemas de salud.
Empoderar a las comunidades afectadas destaca como una estrategia probada para enfrentar estos desafíos. Las respuestas dirigidas por la comunidad tienen mayores posibilidades de alcanzar a las personas de alto riesgo, adaptar las intervenciones a las necesidades localizadas, mejorar el acceso a la atención médica y reducir las desigualdades en la prestación de servicios.
El UNFPA ve el poder de la acción comunitaria todos los días a través de su trabajo con defensores locales de todo el mundo. Como ejemplo, Teenergizer, una red regional de Europa oriental y Asia central, reúne a jóvenes para promover la concienciación sobre el VIH y estilos de vida saludables entre sus pares, incluso mediante servicios de aprendizaje en línea y asesoramiento . TransWave Jamaica, una organización de la sociedad civil liderada por personas transgénero, está desarrollando un sistema de remisión a servicios para las necesidades específicas de las personas trans.
En África oriental y meridional, el programa 2gether 4 SRHR moviliza a “madres mentoras” y a las y los trabajadores de la salud de la comunidad para ayudar a las personas que viven con VIH a acceder a servicios de salud y anticonceptivos. Youth LEAD convoca a personas LGBTQI+ en Asia y el Pacífico para que defiendan sus derechos.
Como están integradas en las comunidades locales, estas organizaciones pueden fomentar sólidas medidas de protección en la vida cotidiana para abordar el estigma y la discriminación y hacer de la prevención inclusiva la norma, no la excepción.
Sin embargo, por muy poderosas que sean las organizaciones comunitarias para promover el cambio, no pueden hacerlo por sí solas. Poner fin al SIDA como una amenaza para la salud pública también requiere inversiones significativas y sostenidas, así como voluntad política de parte de los responsables de la adopción de decisiones a todos los niveles.
Trabajando de manera conjunta, podemos allanar el camino hacia un mundo en el que la prevención sea inclusiva y la atención médica integral sea accesible para todas y todos, quienquiera que sea y dondequiera que esté, proporcionando así esperanza y dignidad para todas las personas.