Las personas adolescentes y jóvenes de hoy constituyen la población de jóvenes más grande de la historia. Y no existe duda alguna de que en América Latina y el Caribe tendrán una enorme influencia en la definición de nuestro futuro compartido. ¿Será un futuro de sociedades prósperas? ¿O un futuro de menos oportunidades y desesperanza?
Las decisiones que tomemos hoy pueden hacer una diferencia. Aquello que hagamos con y por los adolescentes y jóvenes habrá de definir a nuestras familias, comunidades, sociedades y sistemas políticos y económicos. A nivel global, el mundo es el hogar de 1,800 millones de jóvenes. Se estima que actualmente la región de América Latina y el Caribe tiene 165 millones de personas entre los 10 y los 24 años de edad,1 lo que significa que una de cada cuatro personas es joven.
De manera general, los adolescentes y jóvenes de hoy tienen un mayor nivel educativo, son más abiertos a cambiar de lugar, conocedores de la tecnología y conscientes de sus derechos. Estos atributos nos permiten albergar grandes esperanzas para los años por venir. No obstante, todavía queda mucho por hacer para apoyarlos de modo que puedan ejercer sus derechos plenamente. Muchas de sus realidades y necesidades, que son únicas, continúan siendo ignoradas. A millones de ellos y de ellas se les ha dejado atrás y se les niega la posibilidad de alcanzar el éxito en sus vidas.