El derecho a acceder a una educación integral de la sexualidad está basado en uno de los derechos humanos fundamentales y representa un medio de capacitación de los adolescentes y jóvenes para proteger su salud, su bienestar y su dignidad. Estas directrices operacionales establecen el marco del UNFPA para la educación integral de la sexualidad, que es uno de los cinco componentes de la estrategia del UNFPA sobre adolescencia y juventud y está asimismo vinculado con los otros cuatro componentes, que versan sobre la promoción del desarrollo con base empírica, la inversión y la aplicación; la creación de la capacidad para la prestación de servicios de salud sexual y reproductiva, incluida la prevención, el tratamiento y la atención del VIH; la creación de iniciativas audaces que permitan llegar a los más vulnerables y el liderazgo y la participación de los y las jóvenes.
Las directrices operacionales se basan en pruebas científicas, en las convenciones internacionales sobre los derechos humanos y en las mejores normas técnicas con el fin de que la organización promueva una definición común de educación integral de la sexualidad y unas mejores prácticas asociadas en los debates con sus contrapartes.