Actualización
Colores, juventud y poder afrodescendiente
18 Sep 2020
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18 Sep 2020
SAN JOSÉ, Costa Rica - Conversar con Leonela es refrescante e inspirador. A sus 22 años, tiene esa actitud juvenil de querer abrazar al mundo y sacar lo mejor de cada cosa. “Estudié sociología y a lo largo de la carrera me ha interesado meterme en actividades extracurriculares y hacer voluntariado para enriquecer mi conocimiento”, explica.
Esos deseos de aprender y aportar la llevaron en el 2017 a participar de un campamento juvenil organizado por la oficina del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) Costa Rica, donde recibió capacitaciones sobre diversos temas como salud sexual y reproductiva, igualdad de género y derechos humanos. “En ese campamento nos pusieron a cruzar una línea fronteriza, simulando que uno era de otro país. Fue increíble como un juego tan sencillo nos hizo reflexionar sobre algo tan impactante como la migración”, recuerda.
Leonela tiene en su propia familia una historia de migración que ha calado fuerte en ella. “Yo soy una persona afro que prácticamente siempre he vivido en la Gran Área Metropolitana (Valle Central de Costa Rica)”, cuenta. Sus padres, de raíces limonenses (caribeñas), también fueron criados en el centro del país. “Mi realidad me ha alejado de mi cultura, de mis raíces, ya grande he intentado acercarme más a ellas”.
Esta realidad no siempre ha sido la más fácil. “A pesar de que siempre he vivido acá, muchas personas consideran que yo no pertenezco a la cultura costarricense. Nunca paso desapercibida, una crece con estereotipos sobre el pelo, el color de piel y no entiende porqué. Hasta ahora me siento bien con mi pelo”, dice Leonela. “El racismo estructural que existe se refleja hasta en las cosas más pequeñas. Usted a veces se enoja porque le dicen ‘negra’, a veces no le importa. Son cosas extrañas que afectan a nivel emocional… una crece y poco a poco va entendiendo”, agrega.
Aprender y crecer
Después de sus primeros acercamientos, Leonela buscó la manera de seguir participando y apoyando en actividades de UNFPA. Gracias a su compromiso fue elegida para participar en el Campamento Regional ¡Juventudes YA! en Puebla, México en el 2019. “Para mí eso fue increíble, hice amistades de las que he aprendido mucho. Las personas a cargo de la actividad también eran jóvenes y eso me gustó mucho”.
Su participación fue tan activa, que incluso en la Declaratoria que salió del evento se incluyó un poema que ella escribió durante las noches de desvelo y trabajo en equipo.
“Nunca he visto una organización o entidad que invierta tanto en personas jóvenes y nos de tantas oportunidades para que podamos fortalecer nuestros liderazgos, participar e incidir en espacios donde se toman decisiones sobre nuestras vidas, nuestros cuerpos y el mundo en que vivimos como lo hace UNFPA. Siento que brindan ese espacio para nosotros poder capacitarnos y trabajar desde nuestra realidad. Es algo que nos marca”, opina.
A finales del 2019, Leonela también participó en el Foro y Reunión de Alto Nivel Avanzando por los Derechos de la Población Afrodescendiente, organizado por el Despacho de la Vicepresidenta de Costa Rica, Epsy Campbell, y UNFPA. “Me sirvió para conocer nuevas referencias y hacer alianzas en la región, ha sido inspiración para seguir avanzando -en conjunto- en el movimiento afro”, como afirmó en este video realizado en esa ocasión.
Todo estos preparativos la llevaron a vivir la experiencia de formar parte de la delegación de juventud de Costa Rica en la Cumbre de Nairobi, (CIPD). Como parte del grupo de juventud aportó en la promoción de los compromisos que buscan avanzar en la satisfacción de necesidades de salud sexual y reproductiva de las mujeres, los jóvenes y los grupos marginados.
“Siento que lo que más me ha tocado de haber conocido al UNFPA y de los eventos a los que me han invitado, fue entender que la luchas por los derechos son luchas colectivas. Yo tal vez lucho por lo que a mí me compete o lo que me atraviesa por el cuerpo, pero yo avanzo en la lucha afro, en la medida que vaya conociendo otras luchas. Todos podemos unirnos porque al final estamos luchando por los derechos humanos”, afirma.
¿Y la COVID-19?
En otras circunstancias, Leonela estaría trabajando como vendedora en una tienda de ropa. Tal vez participaría en alguna agrupación de danza -que le encanta- y muy probablemente habría avanzado en su tesis de graduación. Pero la tienda está cerrada, los encuentros entre amistades suspendidos y su idea de hacer el trabajo de campo para avanzar en su proyecto están detenidos. Ahora recibe clases virtuales y se acompaña de su mamá, que es maestra, y a su padrastro.
“Por la COVID-19 me estoy perdiendo la parte de construir la tesis con la población a la que quiero dirigirla, entonces seguro que voy a esperar”, dice resignada. Sin embargo, también ve la parte positiva de todo esto. “Sabemos que nada va a volver a ser igual. Se vienen muchas cosas, hay una crisis económica, pero de estas crisis es que surgen las transformaciones”.
“Muchas personas cuando están en casa hacen otras actividades, tener huertas, por ejemplo. Vemos la unión, la gente saca lo mejor de sí, se vuelven más solidarios. También la naturaleza se ha expresado y siento que hay más conciencia sobre las problemáticas de calentamiento global”, afirma.
A propósito de transformaciones positivas, Leonela tiene toda la intención de dar lo mejor de ella para lograr cambios. “Me siento muy afortunada pues siempre he tenido la oportunidad de estudiar. Si yo tengo herramientas tengo que usarlas para hacer una transformación. Es importante devolver algo, como lo que UNFPA hizo devolviendo estas herramientas para que nosotros, las personas jóvenes, podamos usarlas para transformar nuestras realidades”, afirma.
Leonela añora trabajar en una organización que le permita tener un trabajo que la acerque a las personas, a poblaciones vulnerables, “como UNFPA”, dice (no se le ve la sonrisa, pero se le escucha por el teléfono cuando lo dice). “Sea lo que sea, que por lo menos pueda inspirar a una persona a transformar su vida, su realidad, esa es mi principal meta”, concluye.
Las juventudes afrodescendientes
En Costa Rica la población joven representa un 36% de la población del país, según la Tercera Encuesta Nacional de Juventudes del 2018. Este número se refiere a 1.795.772 personas jóvenes entre los 15 y 35 años de edad que viven en Costa Rica. En América Latina y el Caribe, hay poco más de 36 millones de jóvenes afrodescendientes con edades entre 15 y 29 años, lo que representa al 6% de la población total de la región.
La oficina de UNFPA Costa Rica tiene una larga trayectoria de trabajo a favor de los derechos de las juventudes. Recientemente se apoyaron las actividades de consulta de la Política Pública de la Persona Joven, junto al Viceministerio de Juventud y el Consejo de la Persona Joven, con consultas específicas a personas afrodescendientes, indígenas y LGBTIQ+, bajo el principio de "No dejar a nadie atrás". Esta inclusión, también se ha visto reflejada en los campamentos nacionales de juventud, donde se ha procurado contar con participación de la diversidad, incluyendo juventudes afrodescendientes, como el caso de Leonela.
En el contexto de la crisis por el COVID-19, la oficina de UNFPA Costa Rica apoya en abogacía para que las personas jóvenes sean agentes de cambio, incluyendo campañas de difusión de las acciones que la juventud puede llevar a cabo durante la pandemia.
Las y los jóvenes han liderado la respuesta ante la pandemia de COVID-19, movilizándose y actuando en todo el mundo. Son trabajadores sanitarios, activistas, innovadores, así como trabajadores sociales y comunitarios. De acuerdo con datos de la Encuesta de Juventud sobre COVID-19 del Sistema de Naciones Unidas, aplicada a adolescentes y jóvenes en América Latina y el Caribe, 1 de cada 3 jóvenes en la región se han involucrado o han liderado alguna acción en respuesta al COVID-19. UNFPA, como agencia líder trabajando en la agenda de adolescencia y juventud, se encuentra trabajando de la mano de organizaciones juveniles, para garantizar que adolescentes y jóvenes accedan a servicios de salud sexual y reproductiva amigables y de calidad, vivan libres de cualquier forma de violencia basada en género y cuenten con espacios seguros para su activismo y participación.
Los jóvenes están participando y han generado soluciones y acciones en materia de salud sexual y reproductiva, actualmente se desarrolla un proceso para el análisis del embarazo en la adolescencia en niñas y adolescentes afrodescendientes.