Al conmemorar el Día Mundial del SIDA este año, podemos dar algunas noticias esperanzadoras: se han ralentizado drásticamente las nuevas infecciones por el VIH, y las muertes relacionadas con el SIDA han disminuido un 51 % desde 2010. Sin embargo, el virus sigue cobrando demasiadas vidas, y el progreso hacia el fin de la transmisión del VIH sigue siendo desigual
Las mujeres y las niñas son particularmente vulnerables, ya que tienen el doble de probabilidades de contraer el VIH y otras infecciones de transmisión sexual que los hombres y los niños debido a cuestiones como la desigualdad de género y la violencia de género. El SIDA sigue siendo una de las principales causas de muerte de las mujeres en edad reproductiva en el África subsahariana, y contribuye a que se produzcan malos resultados en materia de salud reproductiva a nivel mundial.
Todas las mujeres y niñas tienen derecho a vivir libres de discriminación y violencia. Para las y los jóvenes, especialmente para las adolescentes, mantener la salud sexual y reproductiva y la autonomía corporal les da la oportunidad de prevenir el VIH, las infecciones de transmisión sexual y los embarazos no planificados.
Debemos empoderar a las comunidades para enfrentar las desigualdades que ponen en peligro la salud y el bienestar sexuales de las personas. Es crucial invertir en la salud y la protección de las poblaciones clave, incluidas las y los trabajadores sexuales, los hombres homosexuales y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, las personas que se inyectan drogas, las personas transgénero y las personas encarceladas, a fin de evitar que se propaguen el VIH y otras infecciones de transmisión sexual.
Las iniciativas dirigidas por la comunidad ayudan a cambiar las normas sociales y los comportamientos que aumentan el riesgo de contraer el VIH. Habilitar a las comunidades requiere desmantelar las barreras legales y de otro tipo y empoderar a las personas para que se unan al llamamiento en favor de un mundo libre de sida.
Con los recursos adecuados, las organizaciones comunitarias pueden llegar a las personas de alto riesgo y marginadas, mejorar el acceso a la atención de la salud sexual y reproductiva, incluidas las enfermedades de transmisión sexual, y reducir las desigualdades en la prestación de servicios. Las inversiones deben priorizar el conocimiento y la creatividad locales, así como el liderazgo comunitario.
Como copatrocinador del ONUSIDA, el UNFPA está comprometido con la visión de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el SIDA. La lucha contra el VIH también es parte integrante de la misión del UNFPA de lograr el acceso universal a la salud sexual y reproductiva y hacer efectivos los derechos humanos y la igualdad de género. Juntos, podremos acabar con el VIH y el SIDA.
