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5 razones por las que el apoyo a la menstruación es fundamental en una crisis humanitaria

Dos niñas sentadas en una choza sonríen y miran en el suelo el contenido de un kit de higiene femenina
En la región etíope de Benishangul-Gumuz, Gebeyanesh Gebinet y una amiga revisan los artículos de un kit de higiene femenina del UNFPA que contiene elementos esenciales como toallas sanitarias lavables, ropa interior, jabón y un paño reutilizable, un silbato y una linterna que funciona con energía solar. © UNFPA Etiopía
  • 28 de mayo de 2024

NACIONES UNIDAS, Nueva York - Cada mes, cerca de 2.000 millones de personas menstrúan, pero la desigualdad de género, la pobreza y otras formas de marginación hacen que el mundo aún no sea respetuoso con la menstruación. En una crisis humanitaria, estas desigualdades se agravan enormemente.

Cuando se ven obligadas a huir de sus hogares a causa de la violencia, los conflictos o los desastres climáticos, las personas dejan atrás la mayor parte de sus posesiones, incluidos, por lo general, los artículos sanitarios. Mientras huyen, la mayoría no puede obtener ingresos, e incluso para las que tienen dinero, los productos de higiene menstrual rara vez encabezan la lista de necesidades críticas. Aunque tengan toallas sanitarias, tampones o copas, muchas carecen de las instalaciones de lavado limpias y seguras que necesitan para ocuparse de su higiene personal.

Satisfacer estas necesidades es responsabilidad de los dirigentes, los responsables políticos y los agentes humanitarios. Sin embargo, aún hoy, cuando ocurre una emergencia, la salud y los derechos sexuales y reproductivos figuran entre las necesidades básicas más desatendidas. A continuación, exploramos cinco razones clave por las que el apoyo a la higiene menstrual es esencial para el bienestar de las mujeres y las niñas incluso, o especialmente, durante una crisis.

1. Porque no hay escenario menos respetuoso con la menstruación que una crisis humanitaria

«Sólo tengo una prenda de ropa interior y tengo que lavarla con agua sucia y luego volver a usarla», afirmaba a principios de este año Aisha*, de Gaza, al UNFPA, el organismo de las Naciones Unidas encargado de la salud sexual y reproductiva. En medio del caos y la destrucción provocados por el conflicto en Gaza, las mujeres y las niñas han tenido que luchar para manejar sus periodos; un duro recordatorio de la urgente necesidad de disponer de productos de higiene menstrual accesibles y adecuados. Bakiza Nasrallah, de 47 años, de Rafah, comentó: «Acabé arrancando trozos de tela para poder arreglármelas y mi hija me dijo: '¡Mamá, no podemos hacer eso!' Pero, ¿qué otra cosa puedo hacer?».

La falta de agua limpia en un contexto de emergencia hace casi imposible cualquier tipo de baño y aumenta el riesgo de múltiples problemas de salud, como infecciones del tracto urinario y vaginosis bacteriana. El UNFPA ha distribuido hasta ahora más de 500.000 toallas sanitarias desechables y 300 kits de higiene femenina a mujeres y niñas de Gaza. Los kits contienen artículos esenciales para que las mujeres y las niñas puedan protegerse y mantener su higiene ante desastres naturales y crisis. Cada uno de ellos incluye toallas lavables y desechables, ropa interior, artículos de aseo como jabón y un paño reutilizable, un silbato y una linterna que funciona con energía solar.

Los estudios han demostrado que los kits del UNFPA colman lagunas críticas en materia de saneamiento e higiene en situaciones catastróficas y pueden mejorar la movilidad de las mujeres y las niñas y su capacidad para acceder a otros servicios esenciales.

Dos mujeres en un campamento de desplazados examinan una bolsa azul
Se distribuyen kits del UNFPA para manejar la higiene menstrual a mujeres y niñas desplazadas en Rafah, Gaza. © Save Youth Future Society para el UNFPA

2. Porque la falta de apoyo a la higiene menstrual puede aumentar otros riesgos, como la violencia

A los 14 años, Gebeyanesh Getinet tuvo su primera menstruación. En su aldea de Aipapo, en la región etíope de Benishangul-Gumuz, su madre le confeccionó toallas sanitarias tradicionales gumuz con corteza de árbol y tela y le enseñó higiene personal. La familia organizó una fiesta para celebrar su primera menstruación: muchos hombres mostraron interés en casarse con la Sra. Getinet creyendo que había alcanzado la madurez, pero su madre los echó. En varios países, se cree que el inicio de la menstruación indica que una niña está preparada para la actividad sexual, lo que aumenta el riesgo de abusos como el matrimonio infantil y la violencia sexual.

Cuando estalló el conflicto en su aldea, la Sra. Getinet y su familia se vieron obligados a huir al bosque. Tras ellos, su casa y todo lo que había en ella quedó reducido a cenizas. Sin acceso a material sanitario, ni tradicional ni moderno, las mujeres de la comunidad recurrían al río para lavarse, cortando tiras de ropa para ponerlas en su ropa interior. Luego colocaban hojas en la base de un árbol y se sentaban allí hasta el final de su periodo. Eso no sólo era antihigiénico e incómodo, sino que las exponía a la amenaza de la violencia de género y a condiciones meteorológicas extremas.

Los kits de higiene femenina del UNFPA están diseñados para hacer frente también a estos otros riesgos. «Las toallas menstruales son fáciles de mantener y, además, nos proporcionaron jabón para lavarlas», dijo la Sra. Getinet. La bolsa del kit puede utilizarse para transportar otras pertenencias y la linterna ayuda a aumentar la seguridad en espacios no iluminados. Muchas mujeres de las zonas rurales elaboraban antorchas con hierba para poder adentrarse en el bosque por la noche para cambiarse las toallas, explicó la Sra. Getinet. Ahora, con la linterna, es más fácil abrirse camino en la oscuridad y estar atentas ante posibles atacantes.

3. Porque no saber manejar la menstruación puede mermar la salud y el bienestar en otros ámbitos de la vida

«Dejé la escuela la primera vez que me vino la regla», recuerda Samrawit, que entonces tenía 12 años y estaba desplazada por el conflicto en Etiopía. «Como no tenía toallas sanitarias, no me sentía segura para salir. No quería sentir vergüenza».

La falta de productos sanitarios menstruales puede restringir la movilidad y causar un impacto duradero en lo que respecta a la escuela, el trabajo y la comunidad. También puede dificultar el acceso a ayuda crítica durante una crisis, ya que las personas que menstrúan pueden evitar salir en público incluso para recibir atención urgente o distribuciones de ayuda.

De este modo, los kits de higiene femenina no sólo satisfacen la demanda de productos de higiene menstrual, sino que también fomentan la confianza y la independencia, especialmente entre las adolescentes. Los kits de higiene femenina también incluyen información de derivación a servicios críticos y su propia distribución ofrece a los trabajadores humanitarios la oportunidad de prestar asistencia en materia de salud sexual y reproductiva. Ceylan Güzey, enfermera y formadora sanitaria de la Youth Approaches to Health Association de Türkiye, asociación apoyada por el UNFPA, explicó que, al distribuir los kits a las personas desplazadas por el terremoto del país, a menudo descubrió otros problemas subyacentes, como infecciones de transmisión sexual no tratadas, embarazos no intencionales, violencia o coacción.

4. Porque millones sufren el estigma debido a mitos y tabúes

«Tenía miedo de contárselo a mi madre porque pensaba que menstruar era un delito», afirma Suzan, de 14 años, que vive en el campamento ganadero Gbogoro, en Terekeka, Sudán del Sur. Suzan tuvo su primera menstruación a los 11 años y, como su hermana mayor antes que ella, se vio obligada a irse de casa hasta que terminara su periodo. «Tenía miedo de morir a causa del flujo, pero el aislamiento era una práctica normal», explica.

Costumbres como el aislamiento pueden exponer a mujeres y niñas a riesgos que van desde condiciones climáticas extremas a ataques de animales y violencia sexual. Sin embargo, los mitos y conceptos erróneos sobre la menstruación están muy extendidos. Muchos creen que el periodo es sucio y peligroso, que las mujeres que menstrúan hacen que la comida se ponga mala y que las plantas se marchiten. Cuando estos estigmas se unen a situaciones de crisis, los retos no hacen más que amplificarse. Los estudios demuestran que, aunque las mujeres en contextos humanitarios dan una gran prioridad a la salud y los productos menstruales, se enfrentan a barreras culturales para plantear esta cuestión a los proveedores de ayuda masculinos y a menudo se sienten profundamente frustradas cuando el acceso a los productos es limitado. El UNFPA trabaja con comunidades enteras para hacer de la menstruación una experiencia más segura y saludable para las mujeres y las niñas, incluso disipando mitos. En el campamento ganadero de Suzan, por ejemplo, se animó a los miembros de la comunidad a hablar sobre el uso de toallas sanitarias, que algunos creían que podían causar infecundidad. Se enseñó a mujeres y niñas a fabricar toallas reutilizables con materiales locales. Akuol, la hermana de Suzan, comentó: «Aprendí a hacer toallas con ropa que me ayudarán durante la menstruación. No volveré a estar aislada».
 

Mujeres y niñas sentadas en círculo en el suelo escuchan a alguien hablar
Mujeres y niñas se reúnen en una sesión de concienciación sobre salud menstrual en Terekeka, Sudán del Sur. © UNFPA Sudán del Sur

5. Porque la autonomía corporal aporta beneficios para todos, no sólo para las mujeres y las niñas

Maimouni, miembro del grupo hijra de Bangladesh, vestida con ropa rosa y morada, se sienta y habla en grupo
Maimouni (centro) y otros miembros de la comunidad hijra de Bangladesh. © UNFPA Bangladesh/Samantha Reinders

En todo el mundo, el UNFPA apoya sesiones de información y concienciación para romper el silencio sobre la menstruación, así como otras cuestiones de salud sexual y reproductiva, a fin de que este proceso natural sea seguro y saludable para todas las personas y en todas partes. Pero la autonomía corporal, la no discriminación y la igualdad de género son beneficiosas para todos, no sólo para las mujeres y las niñas.

Existen beneficios económicos: un tratamiento eficaz del síndrome premenstrual, por ejemplo, podría aportar 115.000 millones de dólares a la economía mundial mientras que no satisfacer las necesidades menstruales de las niñas puede conducir a la interrupción de los estudios, la limitación de las oportunidades laborales y un ciclo de pobreza intergeneracional.

Sin embargo, apoyar la autonomía corporal y los valores inclusivos también aporta otros beneficios. Cuando la comunidad de Mamouni, en el distrito de Gaibandha, en Bangladesh, sufrió una inundación, ella se vio obligada a huir. «Tuve que dormir en una vía de tren porque no tenía adónde ir ni ningún apoyo», cuenta Mamouni al UNFPA. Como mujer transgénero, o hijra, no sólo se enfrentó al desplazamiento, sino también a la discriminación y a la exclusión de la ayuda. El apoyo a Mamouni llegó en forma de kits de higiene personal inclusivos, para que pudiera hacer frente a sus necesidades de higiene, así como apoyo financiero y ayuda para encontrar un lugar seguro donde refugiarse. «Las personas LGBTQIA+ merecen disfrutar plenamente de la igualdad de derechos al igual que todos los demás», declaró la Directora Ejecutiva del UNFPA, la Dra. Natalia Kanem. «Durante los conflictos y las crisis, sus derechos pueden pasarse por alto y sus necesidades específicas de protección y atención sanitaria pueden quedar desatendidas».


Este artículo es parte de una serie de historias que ilustran los avances logrados desde la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo de 1994, que se comprometió a garantizar la igualdad de género y el derecho a la salud sexual y reproductiva para todas y todos. Descubra más.

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