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Clínicas móviles tratan cánceres reproductivos a lo largo de la línea de contacto en Ucrania
- 30 Octubre 2020
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POPASNA, Ucrania – “Ojalá no sea cáncer”, pensó Valentina, de 71 años, cuando visitó una clínica móvil en Ucrania el año pasado.
Había estado sufriendo intenso dolor en la zona pélvica por mucho tiempo, pero debido a que su aldea rural en el distrito de Popasna carecía de especialistas, como ginecólogos, se había abstenido de procurar atención. Había especialistas en la clínica del distrito, a 10 km, pero Valentina explica que su vista deficiente le impedía viajar esa distancia.
No fue hasta que llegó la clínica móvil apoyada por el UNFPA que pudo obtener un examen de un especialista en ginecología, que rápidamente diagnosticó y trató una afección precancerosa.
Cuando la clínica móvil regresó en el curso del verano, Valentina fue una de las primeras en la cola. "Estoy muy contenta", dijo después de su consulta. "El médico comprobó mi estado actual y me indicó tratamiento de mantenimiento".
Alrededor de 60 personas visitaron la clínica móvil en su aldea este año. Desde julio, casi 880 pacientes han recibido consultas de las diversas clínicas móviles que se han desplegado en el distrito.
Las clínicas coordinan con médicos locales para que informe a los pacientes sobre su visita a las aldeas. Cada clínica tiene un médico de familia, un ginecólogo, un trabajador social, una enfermera y un conductor. Pueden prestar servicios a asentamientos de difícil acceso situados cerca de la "línea de contacto" que separa la zona controlada por el Gobierno de la zona no controlada por el Gobierno.
En caso de Valentina, para ella era una complicación recibir atención especializada debido a su deficiente sentido de la vista, otros pacientes enfrentan barreras económicas para recibir atención, o están demasiado enfermos para viajar, y para muchos que viven en y alrededor de la llamada "zona gris" (un territorio ubicado entre la zona controlada por el Gobierno y la zona ocupada), el miedo a los combates limita aún más el acceso a la atención médica.
"Durante un mes y medio de trabajo, encontramos cuatro casos de cáncer ginecológico y cáncer de hígado", afirmó Igor Ieriomin, médico de familia que trabajaba en una de las clínicas móviles.
"Incluso siendo conscientes del diagnóstico, las personas muy a menudo no acuden a los centros oncológicos porque piensan que vive en una zona peligrosa y sus vidas podrían terminar en cualquier momento a causa de una bala perdida".
Ievghenia Kyslytsia, ginecóloga, recordó a una anciana a la que se le diagnosticó cáncer uterino avanzado.
"Sufrió de dolor durante todo un año, pero no visitó al médico porque no podía pagar a un coche que la llevara al hospital. Vemos muchos de esos casos", remarcó la Dra. Kyslytsia. "La guerra ha causado mucho estrés a la población, así como serias dificultades económicas".
Indicó que se ha registrado un repunte en los casos de cáncer de cuello uterino, lo que atribuye a las deficientes tasas de vacunación contra el virus del papiloma humano y a la falta de conocimientos sobre la educación sexual entre los jóvenes.
"Ya hemos diagnosticado dos casos de este tipo en lo que va de año", puntualizó.
En julio, con el apoyo del Gobierno del Reino Unido, se prepararon varias clínicas móviles adicionales del UNFPA en las provincias de Luhansk y Donetsk, donde atienden a comunidades remotas y en gran medida afectadas por el conflicto.
Además de prestar servicios médicos, prestan asistencia psicosocial y apoyo a las sobrevivientes de la violencia de género.
El personal de la clínica sabe que está trabajando en condiciones peligrosas, no solo debido a las tensiones en la zona, sino también debido a la pandemia de COVID-19, pero no se dejan intimidar. Incluso hacen visitas domiciliarias a pacientes que no pueden llegar a las clínicas móviles por sí solos, y llevan desinfectante, mascarillas protectoras y monos de trabajo para minimizar los riesgos.
La Dra. Kyslytsia asegura estar consciente de lo importante que es continuar ofreciendo estos servicios.
"El año pasado, cuando visité por primera vez las aldeas y asentamientos del óblast (provincia) ubicados a lo largo de la línea de contacto, como parte del equipo clínico del UNFPA, vi a estas ancianas que no habían sido examinadas por un médico durante años", explicó. "Es muy bueno que tengamos un vehículo y podamos prestar servicios a quienes no puedan llegar a un hospital".
El Dr. Ieriomin está de acuerdo: "Ves lo remotas que son algunas aldeas. Se trata de mis compatriotas".