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Comunicación y comprensión: los pilares que apoyan la atención de salud materna culturalmente sensible en Panamá

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La intérprete intercultural Eira Carrera ayuda a las mujeres ngäbe de su comunidad a relacionarse con proveedores de salud de habla hispana en el Hospital Materno Infantil José Domingo De Obaldía. ©UNFPA/Rebecca Zerzan
  • 20 de marzo de 2024

CIUDAD DE DAVID, Panamá – En los hospitales de todo el mundo, la vestimenta del personal de salud envía mensajes importantes a las y los pacientes. Las batas blancas a menudo indican profesionalismo; los uniformes  quirúrgicos sugieren limpieza y esterilidad. 

Si bien la brillante ropa azul y rosa que la intérprete intercultural Eira Carerra lleva al Hospital Materno Infantil José Domingo De Obaldía, en David, Chiriquí, puede ser menos típica en entornos hospitalarios, transmite un mensaje no menos importante.

“Vengo vestida de ngäbe”, adelantó Carerra al UNFPA, el organismo de las Naciones Unidas que tiene a su cargo los asuntos relacionados con la salud sexual y reproductiva. “Me diferencia del personal del hospital”.

La Sra. Carrera es miembro de la comunidad indígena ngäbe de Panamá. Su trabajo en el Hospital Materno Infantil José Domingo de Obaldía  es servir de enlace entre las  pacientes ngäbe y los proveedores de salud del hospital, predominantemente hispanohablantes.

El trabajo es fundamental para cerrar las brechas en el acceso a la atención médica para la población ngäbe de Panamá, que, al igual que otras comunidades indígenas de todo el mundo, han enfrentado durante mucho tiempo el desplazamiento, la opresión y las violaciones de derechos como un legado del colonialismo.

Hoy en día, el pueblo ngäbe se encuentra entre los más marginados de Panamá, obligados a lidiar con altos índices de pobreza, discriminación y falta de acceso a la atención médica.

Como resultado de todo lo anterior, las embarazadas ngäbe a menudo llegaban, al hospital donde trabaja la señora  Carrera, presentando peligrosas complicaciones y el riesgo para sus vidas solo aumentaba en el contexto de un sistema de salud que no está familiarizado con su idioma, cultura y valores.

“Anteriormente, las embarazadas que visitaban el centro de salud se quejaron de la falta de comunicación, comprensión y sensibilidad”, recuerda la señora Carerra; “pero eso ha cambiado totalmente”.

Construir una cultura del consentimiento

Entre 2000 y 2020, la tasa de mortalidad materna de Panamá se redujo en casi un 25 %. Sin embargo, este amplio progreso oscurece las peligrosas disparidades que afectan a las minorías étnicas del país.  A modo de ejemplo, la investigación muestra que las indígenas de Panamá tienen aproximadamente seis veces más probabilidades de morir en el parto que sus contrapartes no indígenas.

 “Las mujeres morían en sus hogares mientras daban a luz”, explicó Gertrudis Sire, presidenta de la Asociación de Mujeres Ngäbe. “Empezamos a reunirnos para identificar nuestros problemas, buscar soluciones y buscar el apoyo de instituciones y aliados”.

La investigación revela que las ngäbe luchan por cubrir su necesidad de planificación familiar y acceder a servicios de salud materna de calidad debido a factores como el costo y la distancia. El maltrato por parte de los proveedores de salud también crea problemas.

“Las mujeres ngäbe me decían: ‘No me entienden en el centro de salud’”, cuenta Carrera. “En muchas ocasiones, se les dijo que no había espacio para ellas, o les hablaban en un tono de voz que hizo que se sintieran regañadas. Y si una mujer se negaba a recibir tratamiento, a veces lo recibía de manera forzada y obligatoria”.

Para enfrentar este tipo de desafíos, la asociación de la Sra. Sire colaboró con el hospital materno-infantil de David para establecer un programa intercultural con el objetivo de reducir las barreras de comunicación entre las pacientes indígenas y las y los proveedores de atención no indígenas, y educar a las y los trabajadores de la salud sobre la prestación de atención culturalmente sensible.

Según relata la señora  Carrera, tras el lanzamiento del programa de interpretación intercultural del hospital, el enfoque de su personal hacia las mujeres ngäbe ha cambiado drásticamente para mejor, y el consentimiento de la paciente para los procedimientos desempeña un papel crucial.

“Si ella no acepta, eso se respeta”, aseguró la Sra. Carrera.

Integración e inclusión

Hoy en día, el enfoque del Hospital Materno Infantil José Domingo De Obaldía para la inclusión se evidencia en todo, desde los uniformes del personal (ya que muchos proveedores de atención médica han incorporado diseños, patrones y colores tradicionales ngäbe) hasta la información publicada en las paredes tanto en español como en ngäbere.

También queda claro en el cambio de actitud de los proveedores.. La señora  Carrera señaló que antes las mujeres ngäbe a veces eran rechazadas del hospital incluso después de haber caminado durante varios días.

En 2020, por el contrario, un investigador citó al director de ginecología y obstetricia del hospital diciendo: “Cuando una embarazada ngäbe llega al hospital después de caminar nueve horas por terrenos montañosos y ríos inundados, y no habla español, lo menos que podemos hacer es mostrar empatía y hacerla sentir bienvenida”.

Estos pequeños gestos de solidaridad y apoyo equivalen a algo más grande: un esfuerzo para hacer frente a los principales males sociales y salvar vidas maternas.

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