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“Crecí varios años en 26 días”: la vida de una adolescente en tiempo de guerra
- 01 de abril de 2022
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LVIV, Ucrania – El 24 de febrero, Viktoria Kravets, que cursa el 11º grado, había planificado un día normal: ir a clases en Gymnasium Prestige, su escuela secundaria superior, y reunirse con una amiga después de la escuela. La noche anterior olvidó poner el despertador y se despertó antes de lo habitual. “Desde que me desperté vi una serie de notificaciones y pensé que todavía estaba dormida”, admitió Kravets, que tiene 17 años. “A las 5 de la mañana , las ciudades de Ucrania estaban siendo bombardeadas. Me tiré en la cama sin entender lo que estaba ocurriendo. La asistencia escolar fue suspendida, por lo que me quedé en casa mirando las noticias con miedo”.
A medida que la guerra se extiende al segundo mes, más de 10 millones de ucranianos y ucranianas han huido a otros países o han sido desplazadas internamente; este número incluye unas 200.000 en esta ciudad occidental de alrededor de 721.000 habitantes cercana de la frontera con Polonia, que ha sido declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. Aquí nació Vika.
Por el momento ha puesto a un lado los libros de texto para dedicarse a su labor como voluntaria que registra a refugiadas y refugiados en el Centro de Voluntariado de Tvory, que colabora con Molodvizh, una organización juvenil de colaboración entre pares que es socia del UNFPA. “Soy una entre miles de voluntarias y voluntarios que ahora estamos ayudando a nuestro país”, dijo. “Los primeros días trabajé entre 14 y 16 horas, a veces más. Ahora mi turno generalmente dura 12 horas con descansos. Me ocupo del asentamiento de los refugiados y coordino su registro. En cuanto se reanude la escuela, ofreceré mis servicios como voluntaria por al menos seis horas al día”.
El sistema lleva un registro de donde planean quedarse las personas que huyen de las zonas afectadas por la guerra en el centro y en el este de Ucrania, de modo que las autoridades locales puedan ayudarlas con alimentos, refugio y otras necesidades. Los hombres de entre 18 y 60 años tienen que inscribirse por razones de seguridad.
“Ha sido igualmente exasperante y estresante, así como altamente impredecible”, confesó. “Me despierto, desayuno y salgo a trabajar como voluntaria. Me he encontrado con distintas personas, diferentes historias que van creando una nueva y singular narrativa sobre nuestro país. Nunca pensé que me involucraría en este tipo de actividad que implica ayudar a cientos de personas al día que buscan transporte a la frontera, o bien ayudarlas a evitar tener pensamientos horribles”.
Cuando termina el día, Vika se va a casa con sus padres y su hermano de 14 años. Debido a los peligros latentes, camina a casa con prisa y se ve con sus amigas y amigos con menos frecuencia. “Por supuesto, me gustaría hablar con mis amigas y amigos sobre temas familiares, como el amor, las disputas con nuestros padres, la escuela, la universidad a la que entraremos”, adelantó, “pero sólo se habla de una cosa: la guerra, las últimas noticias y TikToks".
Alrededor de una tercera parte de sus amigas, amigos y familiares han abandonado Ucrania. Ella no: “Se me necesita aquí. Me encantan la gente, el voluntariado y este país. Estoy en mi casa y no quiero cedérsela a nadie”. Dejó de escuchar música durante las primeras dos semanas, pues le parecía inapropiado hacer las cosas normales durante la guerra. Luego decidió que el entretenimiento –incluso ver la televisión– era necesario para mantener la salud mental. También se está preparando para los exámenes estatales que exigen las universidades, y para un incierto futuro cercano. “Tengo miedo de dos cosas: los bombardeos rusos y si me van a obligar a irme al extranjero. También es muy doloroso perder seres queridos”.
Una brevedad se siente como un largo período. “Tengo una visión completamente distinta del mundo y de la gente en general. Siento que he crecido varios años en 26* días. Me he hecho más resistente al estrés, y he mejorado en lo que toca al trabajo en equipo. He desarrollado una mayor capacidad de coordinación y habilidades para solucionar problemas más rápido, y me siento menos vulnerable a la negatividad”.
Esa actitud le ha permitido mantenerse optimista: “creo que lograremos reconstruir el país. Ucrania se volverá más progresista y más cohesionada de lo que era antes”.
Esa esperanza da cabida a la única cosa de la que ella y sus amigas y amigos hablan además de la guerra: “nuestros sueños sobre lo que haremos cuando termine todo esto".
*La entrevista tuvo lugar el 22 de marzo.