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El recorrido de la heroína: Cómo ayuda el UNFPA a las madres de Madagascar a acceder a la atención obstétrica de emergencia
- 23 de abril de 2024
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REGIÓN DE ANDROY, Madagascar – Era hora de ir al hospital. Samueline Razafindravao quería dar a luz en su casa en el sur de Madagascar, pero después de encontrar dificultades, decidió ir a su centro de salud local.
Al llegar, el personal de salud se dio cuenta de que necesitaba atención urgente que no podían proporcionar: tendría que ir a un hospital especializado a 200 kilómetros de distancia. Para eso necesitaba una ambulancia, algo que rara vez se podía encontrar en la zona rural de Madagascar.
En los últimos años, tres de cada cinco partos en Madagascar han tenido lugar en el hogar, muchos sin asistencia de parteras cualificadas. Estas circunstancias pueden poner a las madres en riesgo de complicaciones y consecuencias mortales, especialmente si no pueden acceder a atención obstétrica de emergencia.
Para la Sra. Razafindravao, el viaje en ambulancia al hospital fue una carrera contra el tiempo. “El bebé empujaba con fuerza y de repente no se movía”, recordó.
“Pensé que moriría y además perdería al bebé”.
Un hospital holístico
Después de llegar en ambulancia al Hospital Regional de Referencias de Ambovombe, la Sra. Razafindravao se sometió a una cirugía y dio a luz de forma segura a una niña.
Su relato, con final feliz, difiere del de muchas otras mujeres, según el Dr. Sadoscar Hakizimana, experto en salud sexual y reproductiva del UNFPA en la región, quien, dada la escasez de personal médico calificado, también ha puesto sus capacidades como cirujano al servicio del hospital.
“Quizás del 60 al 70 por ciento de las embarazadas que llegan aquí ya han perdido a su bebé porque han buscado ayuda médica demasiado tarde”, adelantó. “No obstante, tenemos una tasa de éxito del 100 por ciento de nacimientos saludables, ya sean naturales o por cesárea, para aquellas madres que llegan a tiempo, pues tenemos una gama de opciones de atención que ofrecerles”.
El hospital de la región de Androy tiene a su disposición dos ambulancias, una de las cuales fue proporcionada por el UNFPA, el organismo de salud sexual y reproductiva de las Naciones Unidas, con financiación del Gobierno del Japón. Con este apoyo, el hospital se ha convertido en un centro especializado que ofrece una gama de servicios, que incluye cirugías obstétricas de emergencia y de reparación de fístula.
Hay, por igual, dos parteras prestas a ayudar a dar a luz a los bebés y asesorar sobre planificación familiar, lo mismo que incubadoras para bebés prematuros.
La partera Jeanne Bernadine Rasoanirina explicó que “en la última semana he dado a luz a tres bebés, y en el último mes he asistido a más de 330 consultas prenatales y postnatales, por lo que definitivamente existe una demanda de servicios”.
Estos cambios, entre otros, han logrado salvar vidas: según la Dra. Germaine Retofa, directora regional interina de salud pública en Androy, las tasas de mortalidad materna e infantil han disminuido.
“Podemos ofrecer un enfoque más holístico de la atención de la salud, que puede incluir servicios de salud materna así como asesoramiento nutricional y atención a los niños desnutridos”, recalcó.
Cuidado gratuito que salva el futuro
Samueline Razafindravao es una de las millones de mujeres decidieron dar a luz en casa en Madagascar en los últimos años. Para ella, fue una decisión de índole económica: “Me preocupaba el gasto de ir al hospital”, admitió.
Para hacer frente a limitaciones como estas, el Hospital Regional de Referencia de Ambovombe ofrece toda su atención de forma gratuita, una consideración significativa en un país donde más del 80 por ciento de la población enfrenta una pobreza persistente.
Los servicios del hospital se complementan con otros proporcionados por los organismos de las Naciones Unidas: el PNUD, el UNICEF, el PMA y la OMS, que colaboran entre sí a fin de proporcionar suministros médicos, asesoramiento y apoyo nutricional, atención a los niños y servicios para las personas con discapacidad.
De regreso al hospital, la Sra. Razafindravao y su niña de cuatro días estaban bien en la sala de maternidad. Cuando era madre joven, estaba aprendiendo a amamantar a su bebé, a quien llamó Fandresena. En poco tiempo sería hora de hacer el largo viaje de regreso a casa, pero esta vez no en una ambulancia.