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El riesgo de violencia sexual y de embarazos no intencionales aumenta en situaciones de crisis, señala un nuevo informe

El UNFPA ofrece kits de tratamiento posviolación y otros suministros sanitarios esenciales en Sudán del Sur. La violencia sexual se ha extendido desde que las hostilidades estallaron el mes pasado. © UNFPA/Tim McKulka
  • 12 de abril de 2022

NACIONES UNIDAS, Nueva York/YUBA, Sudán del Sur – A nivel mundial, aproximadamente la mitad de todos los embarazos son no intencionales, según señala un reciente informe del UNFPA. Además, durante las crisis humanitarias, las condiciones que merman la capacidad de las mujeres para ejercer su autonomía corporal y libertad reproductiva se incrementan enormemente, multiplicándose así los riesgos de embarazos no intencionales.

En situaciones de crisis, el acceso a los servicios de anticoncepción y a la información en materia de salud sexual y reproductiva se ve limitado, lo que provoca que las mujeres tengan más dificultad para controlar sus embarazos. Además, sabemos que la presión de los conflictos acentúa la vulnerabilidad de las mujeres ante la violencia de género, incluida la violencia sexual y distintas formas de violencia de pareja. La violencia sexual provoca tasas de embarazo similares o superiores a las de las relaciones sexuales consentidas y existe el doble de probabilidad de que las sobrevivientes de violencia de pareja tengan embarazos no intencionales en comparación con aquellas mujeres que no han sufrido violencia. 

Por último, la coacción y la explotación suelen aumentar en entornos humanitarios porque la desesperación puede abocar a las personas al trabajo sexual para sobrevivir o a ser víctimas de trata. Estos datos muestran «con qué facilidad los derechos más fundamentales de las mujeres y las niñas quedan relegados a un segundo plano, especialmente en tiempos de crisis; justo cuando se corre mayor riesgo de descuidarlos», asegura la Dra. Natalia Kanem, Directora Ejecutiva del UNFPA.

Embarazos en situaciones de crisis

En Afganistán, el UNFPA estima que el conflicto, las interrupciones del sistema de salud y los obstáculos a la capacidad de las mujeres para ejercer su libertad reproductiva provocarán un millón más de embarazos no intencionales cada año entre 2021 y 2025. 

En general, los embarazos no intencionales están relacionados con mayores riesgos para la salud de las mujeres, como tasas de mortalidad materna más elevadas, así como peores resultados económicos y de salud para sus familias y comunidades.

Los embarazos no intencionales en entornos humanitarios y frágiles vienen acompañados de numerosos riesgos adicionales, como el difícil acceso a los servicios de salud que salvan vidas. En 2015, el UNFPA estimó que más del 60 por ciento de todas las muertes maternas tuvieron lugar en estas condiciones. Las crisis humanitarias no han hecho más que multiplicarse desde que se hicieron estas estimaciones y ahora el mundo se enfrenta a cifras récord de personas desplazadas forzosamente por la guerra, la pandemia, persecuciones y otros desastres de gran escala. 

Sobre el terreno, los trabajadores sanitarios y humanitarios ponen el foco en las graves consecuencias de los embarazos derivados de la violencia sexual. Estos «embarazos no intencionales tienen efectos sociales y psicológicos en las mujeres y niñas», asevera el Dr. Wato Chuol, quien brinda atención sanitaria a personas desplazadas en Yuba, Sudán del Sur, en su trabajo para el International Medical Corps, un socio del UNFPA.

Una mano sosteniendo un condón envuelto.
Un trabajador sanitario conversa sobre planificación familiar en un campamento de desplazados internos en Wau. ©UNFPA South/Sudan Bruno Feder

Las consecuencias de estas situaciones perviven durante generaciones. No solo las mujeres y niñas están obligadas a lidiar con embarazos que no decidieron tener y en circunstancias que no eligieron, sino que también los niños nacidos de estas situaciones pueden afrontar grandes adversidades.

«En nuestro centro sanitario, asistimos en el parto a una mujer que se negaba a tocar a su recién nacido», relata el Dr. Chuol. «La matrona y yo nos sorprendimos de que no estuviera contenta de ver al recién nacido. Después supimos que su embarazo fue resultado de una agresión sexual. Finalmente acabó dejando al bebé en el centro». 

Otra peligrosa consecuencia es recurrir a abortos en condiciones de riesgo —uno de los causantes principales de la mortalidad materna en el mundo—. «En los últimos dos años he visto cómo el número de mujeres que intentan abortar ha aumentado», afirma el Dr. Chuol.

Elevar la condición de las mujeres

El Dr. Chuol sostiene que la mejor protección para las mujeres y niñas consiste en elevar su condición mediante la igualdad de género, la educación y la existencia de oportunidades, incluso durante las emergencias humanitarias más trágicas. 

El UNFPA insta a que la información y servicios en materia de salud sexual y reproductiva sean componentes indispensables de cualquier respuesta humanitaria. Además de la atención a la salud sexual y reproductiva, las sobrevivientes necesitan protección frente a la violencia de género, espacios seguros, apoyo psicosocial y asesoramiento jurídico, todo ello dentro de iniciativas humanitarias más extensas.

«Una niña formada tiene más oportunidades de ser una mujer con un buen futuro el día de mañana... Si las niñas y mujeres deciden de manera libre e informada, podrán prosperar», defiende el Dr. Chuol.

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