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En un mundo cada vez más inestable, el apoyo a las mujeres y las niñas debe continuar, insta el UNFPA

Two women handle a cart with large boxes
Botiquines de salud reproductiva en Ucrania. Los conflictos en Ucrania y otros lugares está contribuyendo a una importante incertidumbre mundial. © UNFPA Ucrania/Mark Kachuro
  • 21 Junio 2024

BALTI, República de Moldavia/TAIZZ, Yemen/Puerto Príncipe, Haití/UNFPA, Nueva York – “Tomé el último tren de evacuación y al día siguiente la estación de tren fue bombardeada”, relató Katya al UNFPA, el organismo de las Naciones Unidas que se encarga de los asuntos de salud sexual y reproductiva.

Embarazada de siete meses y con cálculos renales, Katya huyó de Ucrania hacia Moldavia. Allí, recibió servicios de maternidad apoyados por el UNFPA y dio a luz a un niño, sin su esposo. “Está desesperado por poder cargar a nuestro bebé,” lamenta Katya.

La historia de Katya es una de las de millones en todo el mundo: historias de mujeres embarazadas y madres primerizas que necesitan cuidados vitales, niñas en condiciones precarias que buscan desesperadamente evitar el embarazo, adolescentes que escapan de la violencia sexual y más.

El UNFPA colabora con asociados de todo el mundo para atender estas necesidades críticas. Un examen bienal de su plan estratégico actual mostró que, de 2022 a 2023, el UNFPA apoyó el parto seguro de 2,4 millones de mujeres, incluida Katya, en países afectados por crisis humanitarias.

A nivel mundial, el UNFPA evitó unos 31,2 millones de embarazos no planificados. Durante este período se evitaron unas 64.730 muertes maternas,

pero es cada vez más difícil cubrir estas necesidades. Los años de 2021 a 2023 fueron los tres más violentos que el mundo ha visto desde 1989, según investigaciones recientes. Los efectos del cambio climático, la desinformación, el populismo y la polarización han contribuido aún más a crear un entorno de grave incertidumbre. 

En todo el mundo, los avances en materia de salud y derechos sexuales y reproductivos también están empezando a estancarse después de décadas de progreso constante . Con algunas medidas, como las tasas de mortalidad materna, los progresos pueden incluso estar revirtiéndose.

En medio de estas señales de advertencia, la financiación internacional de la salud y los derechos sexuales y reproductivos no está a la altura de las crecientes necesidades. Después de alcanzar un máximo en 2010, la financiación se redujo recientemente (un informe muestra que la inversión por mujer disminuyó de 7,21 a 6,84 dólares entre 2020 y 2021).

“La escasez de fondos y el aumento de la inseguridad siguen poniendo en riesgo la vida de estas mujeres y niñas”, declaró la Directora Ejecutiva del UNFPA, Dra. Natalia Kanem, a los Estados Miembros en una reunión de la Junta Ejecutiva del UNFPA de principios de junio. “Su difícil situación es solo una de las muchas crisis que no aparecen en los titulares”.

Trabajando en medio de la incertidumbre

El UNFPA mantiene el compromiso de lograr sus tres resultados transformadores: sus objetivos de poner fin a las muertes maternas prevenibles, poner fin a las necesidades insatisfechas de planificación familiar y poner fin a la violencia de género, incluidas las prácticas nocivas.

Los logros alcanzados en los últimos 30 años (cuando los gobiernos acordaron, en la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo de El Cairo, colocar los derechos de las personas en el centro de los esfuerzos de desarrollo) demuestran que es posible un progreso rápido y de amplio alcance en materia de salud sexual y reproductiva.

Desde 1990, el número de mujeres que utilizan anticonceptivos modernos se ha duplicado. Desde 2000, las muertes maternas han disminuido en un tercio y la cobertura de los servicios esenciales de salud aumentó en más del 50 %.

De cara al futuro, acelerar el ritmo del progreso exigirá esfuerzos constantes, especialmente en entornos humanitarios donde las necesidades son elevadas y están creciendo.

Tales esfuerzos son esenciales para personas como Judline, una enfermera en Puerto Príncipe, Haití, una ciudad dividida por la violencia de las pandillas, donde la prestación de cuidados representa una lucha constante. Judline visitó campamentos de desplazados en 2022 y 2023 en representación del UNFPA. “Me veo como portadora de esperanza, prestando atención a las mujeres y niñas vulnerables que están pidiendo ayuda a gritos”, dijo a sus colegas.

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Los conflictos, el cambio climático y la volatilidad económica están dificultando la prestación de servicios de salud sexual y reproductiva. Trabajadores humanitarios en Haití. © UNFPA/Ralph Tedy Erol

Rendir cuentas a las mujeres y las niñas

A pesar de los desafíos, el examen muestra que el UNFPA sigue cumpliendo sus objetivos. Entre 2022 y 2023, la labor del UNFPA ayudó a salvar a 273.500 niñas de la mutilación genital femenina, por ejemplo, y se evitaron 11,5 millones de infecciones de transmisión sexual.

La Dra. Kanem presentó estos resultados en la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York, haciendo hincapié en que “mi equipo directivo superior y yo seguimos siendo inquebrantables en nuestro compromiso de mantener los más altos estándares de rendición de cuentas y transparencia”. A lo cual agregó que “el UNFPA mantiene la tolerancia cero a cualquier forma de maltrato o abuso, [lo cuales] van en contra de nuestros valores fundamentales y no tienen lugar en el UNFPA”.

El Embajador Cornel Feruţă, de Rumania, citó la confianza y la credibilidad como “valores clave” que subyacen a los resultados del UNFPA, contribuyendo al apoyo continuo de los donantes de la organización. Al final, dijo: “No se trata solo de cifras. Cada unidad está vinculada a un ser humano, a una vida humana.”

Se trata de personas como Laila*, una de las 18.600 mujeres y niñas con fístula obstétrica alcanzadas en 2022 y 2023 con tratamiento apoyado por el UNFPA.

Laila intentó durante días dar a luz en su casa en Taizz, Yemen. Las mujeres de todo el pueblo trataron sin éxito de ayudar a traer al mundo al bebé. Finalmente, el esposo de Laila la llevó al hospital local para una cesárea, pero su bebé nació muerto.

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Una mujer se recupera después de una exitosa cirugía de reparación de fístula obstétrica en Saná, Yemen. © UNFPA Yemen

El trabajo de parto prolongado y obstruido causó una fístula obstétrica que la dejó incontinente e hizo que fuera rechazada por su comunidad.

“La sociedad me veía como un animal, no como un ser humano”, dijo al UNFPA, que facilitó una compleja operación de reparación de fístulas en el Hospital Al Sadaqa, financiado por USAID. Pero gracias a su recuperación, Laila proclamó: “Me siento viva otra vez”.

*Se ha cambiado el nombre por motivos de privacidad y protección


Esto forma parte de una serie de historias que ilustran los progresos realizados desde la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo de 1994, que se comprometió a garantizar la igualdad entre los géneros y el derecho a la salud sexual y reproductiva para todas y todos. Descubra más.

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