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Involucrar a las comunidades en Malawi para poner fin al matrimonio infantil y ayudar a las niñas a finalizar la escuela
- 31 Octubre 2022
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MACHINGA, Malawi – «Tuve que enfrentarme a algunas de las tradiciones más arraigadas para convencer a mi pueblo de que las niñas necesitan educación, al igual que los niños», asegura Patete, el jefe de la aldea, mientras observa cómo un grupo de niñas se dirige a la escuela en el distrito de Machinga, en Malawi.
En el pasado, esta estampa hubiera sido difícil de ver en la aldea porque muchas niñas se quedaban en casa mientras los niños iban a la escuela. Menos de un tercio de las niñas continúan su formación más allá de la escuela primaria, principalmente debido a que son casadas prematuramente, se quedan embarazadas o asumen tareas en el hogar familiar. Cerca del 50 por ciento de las niñas en Malawi están casadas antes de los 18 años —una de las mayores tasas de matrimonio infantil en el mundo— y casi el 30 por ciento se convierten en madres cuando aún son niñas.
Estas son las normas dañinas que Patete, el jefe de la aldea, se propone cambiar, cuestionando la forma en la que su comunidad percibe a las mujeres, niñas y sus roles en sociedad. Lleva años luchando para que se reconozca la importancia de la igualdad de género y, recientemente, asistió a una sesión de formación de la Iniciativa Spotlight de las Naciones Unidas, dirigida por el UNFPA con financiación de la Unión Europea. La formación se centró en poner fin a todas las formas de violencia contra las mujeres y niñas y en aumentar la concienciación sobre los derechos humanos y la igualdad de género.
«Es algo con lo que nos socializábamos en el pasado, que las mujeres deben hacer más trabajo», dice el jefe de la aldea, Patete. «Por ejemplo, incluso al volver del campo, las mujeres cargan con todas las herramientas agrícolas mientras los hombres se adelantan. En casa, la esposa tiene que cocinar, mientras que el esposo descansa».
La violencia contra las niñas y mujeres está extendida en Malawi, donde un tercio de las mujeres denuncia haber sufrido violencia, incluyendo violencia sexual. «Esta formación me ha dado una visión mucho más amplia sobre estos problemas. Ha reforzado mi perspectiva de que estamos abusando de las mujeres», explica.
Luchar por la educación
La Iniciativa Spotlight ofrece espacios seguros donde las mujeres y niñas que han sufrido o corren riesgo de sufrir violencia pueden acudir en busca de refugio, apoyo y un lugar para sanar. La iniciativa también forma a las participantes para convertirse en mentoras, de modo que a su vez puedan empoderar a adolescentes y mujeres jóvenes a ejercer su salud y derechos sexuales y reproductivos y prevenir la violencia de género, incluso desafiando las prácticas nocivas en sus propias comunidades.
Stella John, que tiene ahora 20 años y ha regresado a la escuela, fue presionada para contraer un matrimonio precoz a la edad de 17 años. Es miembro del espacio seguro de la Iniciativa Spotlight de su aldea y afirma que «si no hubiera sido por su intervención, ahora sería ama de casa».
Desde que rechazó una propuesta de matrimonio, enfrentó estigma social y discriminación en su comunidad, pero encontró refugio en el espacio seguro, donde le ofrecieron asesoramiento y orientación y la ayudaron a centrarse en sus objetivos.
Tras ser alertado, Patete, el jefe de la aldea, anuló hace poco un matrimonio forzado entre una chica de 17 años y su novio de 20. «Muchas personas creen que casar a su hija tras quedarse embarazada es un castigo adecuado», explica. «Por el contrario, es un gran error. Lo que la chica necesita es una segunda oportunidad. Todos los que están casando a chicas jóvenes están cometiendo un crimen».
Defender los derechos de las niñas en Malawi
En 2021, el UNFPA realizó un seguimiento de más de 700 casos de matrimonio infantil, ayudando a anular más del 60 por ciento de estos, en colaboración con los mayores de la comunidad y líderes locales que también respaldaron que las niñas volvieran a la escuela.
Casi 70.000 mujeres y niñas accedieron a servicios a través de los espacios seguros financiados por el UNFPA, incluidos servicios de salud reproductiva y sexual, apoyo psicosocial
y asesoramiento. De ellas, más de 23.000 asistieron al programa de mentorización de los espacios seguros, donde adquirieron nuevas habilidades y estrategias para abordar la violencia sexual y de género.
Más de 1,4 millones de jóvenes recibieron información y servicios en materia de salud sexual y reproductiva en Malawi y más de 840.000 jóvenes accedieron a diferentes tipos de servicios sanitarios dirigidos a jóvenes, incluyendo información sobre planificación familiar y salud y derechos sexuales y reproductivos.
Desde entonces, el Sr. Patete se ha dirigido a otros líderes locales para poner énfasis en el drama de las mujeres y niñas y en la responsabilidad de los líderes para cambiar la forma en que las comunidades las tratan, propiciando la desaparición de estas prácticas dañinas. «Es difícil cambiar la manera antigua de hacer las cosas, pero estamos avanzando», asegura.
Para la Sra. John, la batalla ha sido ardua, pero ha merecido la pena. Asegura al UNFPA que «no es fácil ser conocida como alguien que rechazó el matrimonio por la escuela, pero esto es lo que me está llevando a cumplir mi sueño de convertirme en doctora».