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La igualdad de género: la clave para acabar con las prácticas peligrosas y discriminatorias
- 16 de marzo de 2015
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NACIONES UNIDAS, Nueva York – «La cultura no debería arrinconarnos, sino colocarnos en el centro», dijo Betty Naisenya Lolgisoi, una activista keniata, en un panel de debate sobre la eliminación de las prácticas que resultan nocivas para las mujeres y las niñas, celebrado la semana pasada en la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York. Estas prácticas peligrosas y discriminatorias, que incluyen la mutilación genital femenina (MGF), la selección prenatal del sexo y el matrimonio infantil, surgen por desigualdades de género muy arraigadas que perpetúan el maltrato de las mujeres y las niñas.
El evento, organizado por el UNFPA y los Gobiernos de Níger y Noruega, reunió a dignatarios, investigadores, activistas y funcionarios con el objeto de encontrar formas de poner fin a estas prácticas nocivas. Los participantes hicieron hincapié en que no existe ningún misterio para lograrlo.
Los pasos que deben darse para erradicar estas prácticas están claros, y el más importante y efectivo es la promoción de la igualdad de género.
Betty expuso este punto de manera muy gráfica al hablar sobre su propia experiencia cuando rechazó la MGF.
La MGF es una práctica médicamente innecesaria y a menudo atroz que puede provocar dolor crónico, esterilidad, complicaciones en el parto y multitud de problemas más. Sin embargo, en su comunidad, en el condado keniata de Baringo, «la MGF era algo normal», dijo, y solía preceder al matrimonio infantil.
La madre de Betty aprendió los riesgos que implicaba la MGF en un programa de concienciación dirigido por World Vision con el apoyo del UNFPA y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, y animó a Betty a tomar en consideración un rito de iniciación alternativo.
Betty había visto sufrir a otras chicas por culpa de la MGF y para ella fue un alivio contar con el apoyo de su madre. «Estaba, está y seguirá estando mal», dijo.
Con todo, «no fue fácil decir que no» a la MGF, añadió. Su familia se enfrentó al rechazo, la exclusión y el ridículo por parte de la comunidad.
Pero estaba decidida. Betty se unió al programa de World Vision y aprendió cuáles eran sus derechos. Continuó sus estudios para obtener una titulación universitaria y ahora es abogada y un modelo para otras jóvenes
«Volví para contárselo a las chicas, “Lo conseguí”», afirmó. «Cuando vuelvo la vista atrás y veo a esas chicas a las que obligaron a hacerlo [someterse a la MGF] y a casarse tan jóvenes… Ahora esas chicas me miran con admiración».
Que las chicas conozcan sus derechos también puede ayudarlas a rechazar el matrimonio infantil. Ese fue el mensaje principal de la Ministra del Níger para la Promoción de la Mujer y la Protección de la Infancia, Maikibi Kadidiatou Dandobi, que aportó testimonios extraídos del programa Action for Adolescent Girls (acción a favor de las adolescentes).
«En el Níger, el 30% de las niñas se casa antes de los 15 años y el 77% lo hace antes de cumplir los 18», aseguró la señora Dandobi. «El matrimonio precoz tiene consecuencias desastrosas para las chicas», añadió. Muchas terminan dando a luz antes de que sus cuerpos hayan madurado, por lo que el riesgo de sufrir lesiones o de morir aumenta.
El programa Action for Adolescent Girls, financiado por el UNFPA, proporciona a las chicas clases de alfabetización, conocimientos financieros básicos, salud reproductiva y derechos humanos. Las chicas también se benefician de servicios de salud, y un tutor habla con los padres acerca del bienestar de sus hijas.
Una evaluación demostró que, al finalizar el programa, las chicas estaban más preparadas para evitar embarazos no deseados e infecciones de transmisión sexual y que habían desarrollado valiosas habilidades para la vida. «Antes del programa, solo el 38% de las chicas conocía la importancia de un plan de ahorro; después del programa, el 92% lo entendía», explicó la señora Dandobi.
Y, lo que resultó crucial, estaban mejor informadas acerca de sus derechos. «El 93% de las chicas cree que son responsables de la elección de su marido», dijo la señora Dandobi. «Y los padres han cambiado la percepción que tenían de sus hijas».
«La promoción de los derechos de las niñas también resulta fundamental para eliminar la selección prenatal del sexo», declaró la investigadora Monica Das Gupta. La selección prenatal del sexo con sesgo de género ha conducido a una enorme disparidad entre el número de niños y niñas nacidos en determinados países de Asia y el Cáucaso.
«Las prohibiciones legales sobre la selección del sexo no parecen ser efectivas y suelen perjudicar a las niñas y a las madres», puntualizó. Por otra parte, «las amplias medidas desplegadas en pro de la igualdad de género, los cambios sociales y la equidad política ayudan a que la sociedad y los padres valoren por igual a niños y niñas».
Cuando estas iniciativas van acompañadas de medidas de protección social para los ancianos y de mensajes positivos en los medios de comunicación sobre el valor de las niñas, pueden ayudar a restaurar el equilibrio de las tasas de natalidad de ambos sexos.
Las iniciativas para erradicar la MGF, el matrimonio infantil y la selección del sexo comparten un mensaje subyacente: las mujeres y las niñas no son menos valiosas, menos capaces ni menos merecedoras de derechos humanos que los hombres y los niños.
Y todas aquellas que se alzan para reclamar sus derechos –como Betty– ofrecen un ejemplo clamoroso a sus comunidades y al mundo.
«Permítannos ser siempre rebeldes», dijo la Directora Ejecutiva Adjunta del UNFPA Kate Gilmore, «para que podamos encontrar la Betty que llevamos dentro».