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La pandemia y la creciente violencia aceleran la demanda de atención se salud mental y psicosocial
- 08 Octubre 2020
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BUMTHANG, Bhután – El impacto mundial de la pandemia de la COVID-19 ha sido asombroso: ha muerto más de un millón de personas y más de 35 millones de personas han sido infectadas, pero el impacto total sobre la salud ha sido mucho mayor. El miedo, el aislamiento, la aflicción, el estrés económico y el cierre de servicios de apoyo han cobrado un alto precio en cuanto respecta a la salud mental de personas de todo el mundo.
Las asesoras hablan de demandas urgentes de apoyo mental y psicosocial, especialmente entre las mujeres y las niñas que, encima de todo, enfrentan un aumento de la violencia basada en el género.
Pema, consejera que trabaja como voluntaria con el UNFPA en la región central de Bhután, dice que ha sido testigo de esto. "Este bloqueo ha paralizado todo el país, pero la violencia doméstica y la violencia contra las mujeres y las niñas han proliferado", aseguró.
Pema, que ha sido consejera voluntaria desde 2007, ha pasado a prestar servicios por teléfono. "He estado extremadamente ocupada proporcionando servicios telefónicos a sobrevivientes de violencia física y sexual desde el inicio del bloqueo", explicó.
El Centro de Atención Integral de Emergencias, con apoyo del UNFPA, ubicado en el Hospital Nacional de Remisiones de Thimphu, también ha visto un aumento de la violencia de género y problemas de salud mental.
"Durante los tres primeros meses de las restricciones de la COVID-19 se notificaron al Centro de Atención Integral de Emergencias 22 casos de violación/agresión sexual perpetrados contra menores", indicó Dechen Chime, Oficial de Programas del UNFPA. En agosto, durante un período de tres semanas, "el periódico nacional informó acerca de un aumento de casos de suicidio, y el Centro de Atención Integral de Emergencias informó de un caso de suicidio cada cuatro días".
También se han notificado decenas de casos de violencia contra mujeres y niñas a organizaciones no gubernamentales y albergues que reciben apoyo del UNFPA en el país.
El primer caso de COVID-19 en Bhután se detectó a principios de marzo de este año, lo que dio lugar a restricciones a la circulación y el cierre de escuelas e instituciones. RENEW, una organización de la sociedad civil asociada al UNFPA, proporcionó más de 200 servicios asesoramiento telefónico en los primeros meses del bloqueo, lo que representa un aumento de la demanda, señaló la Sra. Chime.
Para Pema, el asesoramiento telefónico no siempre es suficiente. Algunas sobrevivientes requieren apoyo en persona.
"Durante los últimos cinco días, he estado asistiendo en un caso de violación marital grave a través del teléfono. El autor ya ha sido denunciado y está en manos de la policía", explicó. “Hoy mi paciente me ha llamado más de siete veces, y estoy un poco preocupada. Quiero visitarla así que estoy solicitando una orden de desplazamiento al grupo de trabajo de la COVID-19”.
Este grupo de trabajo es un grupo multisectorial formado bajo el patrocinio de su Majestad Gyalyum Sangay Choden Wangchuck, la Reina Madre de Bhután, que es Embajadora de Buena Voluntad del UNFPA.
En tiempos normales, el grupo de trabajo se encarga de cuestiones tales como el VIH y las infecciones de transmisión sexual, y reúne representantes de los distintos distritos en materia de salud, educación, asuntos jurídicos y culturales. Ante esta nueva situación, el grupo de trabajo está coordinando gran parte de la respuesta a la pandemia.
Desde 2014, con el apoyo del UNFPA, el grupo de trabajo también ha estado trabajando en estrecha colaboración con la red de voluntarios de la comunidad, a través de la cual Pema y más de 100 personas proporcionan apoyo psicosocial a sobrevivientes de violencia. Esta red de voluntarios ha permanecido activa en los 20 distritos durante la pandemia.
"En este momento nada se mueve sin una coordinación adecuada", remarcó Pema. "Las labores conjuntas del grupo de trabajo multisectorial y el sistema de servicios basado en la comunidad me han ayudado a llegar a mis pacientes, incluso durante este bloqueo".
Los esfuerzos de coordinación comenzaron inmediatamente desde que se anunció la pandemia: se identificaron las poblaciones vulnerables y el UNFPA y sus asociados difundieron ampliamente la información sobre apoyo y servicios a través de la televisión y las redes sociales. El UNFPA también apoya la capacitación anual de voluntarios de la comunidad y trabajadores de la salud para garantizar que las sobrevivientes de violencia reciban un tratamiento sensible y confidencial.
A pesar de todos estos esfuerzos, las necesidades están aumentando y se necesita atención urgente.
En todas partes del mundo, los expertos están pidiendo una mayor inversión en servicios de salud mental. “Ya estamos viendo las consecuencias de la pandemia de la COVID-19 en el bienestar mental de las personas, y este es solo el comienzo”, afirmó el Director General de la Organización Mundial de la Salud, Dr. Tedros Ghebreyesus.
La importancia de la salud mental es clara entre los funcionarios de Bhután, donde la política oficial de desarrollo se guía por el concepto de "Felicidad Nacional Bruta".
El Ministerio de Salud de Bhután ha establecido una línea directa dirigida por psiquiatras de alto nivel para responder a las personas que estén en crisis. Cualquier persona que esté en riesgo de suicidio o de provocar daños autoinfligidos, o que necesite cualquier otro apoyo de salud mental, puede obtener acceso a estos servicios de forma gratuita.
"La Comisión Nacional para las Mujeres y los Niños y RENEW-UNFPA también prestan servicios de asesoramiento psicosocial y de alojamiento temporal", añadió la Sra. Chime. "Todos estos servicios se ofrecen sin costo".