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La peor sequía en Etiopía en 40 años amenaza con deshacer el progreso en materia de salud materna y neonatal
- 19 de mayo de 2022
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GODE, Etiopía – “Cuando vi salir la mano de mi bebé, corrí para salvar nuestras vidas, y viajamos casi 90 kilómetros hasta el centro de salud más cercano… Ambos tenemos suerte de estar vivos”.
Ayan Abadi Wali, de 24 años, relató su historia mientras se recuperaba de un parto por cesárea que le salvó la vida en Gode, una ciudad de la región somalí de Etiopía y una de las más afectadas por la peor sequía que ha sufrido el país en cuatro décadas.
La Sra. Abadi vive actualmente en un asentamiento informal en la zona de Shabelle con sus siete hijos y su suegra, la Sra. Barkhado, al igual que cientos de personas desplazadas por la sequía. La Sra. Barkhado ha capeado muchas crisis en sus 60 años, pero resaltó que ésta es la más devastadora: “de todas las sequías que he vivido, ésta es la peor. No hay agua ni pastos por ningún lugar. No sé cómo vamos a sobrevivir”.
Las perturbaciones climáticas y las condiciones meteorológicas extremas multiplican las necesidades humanitarias en toda la región del Cuerno de África, y están acumulando una presión insoportable sobre los sistemas de salud, que ya enfrentan dificultades, pues cuentan con limitados centros sanitarios, una fuerza laboral muy reducida e infraestructura casi inexistente. El Dr. Mahamed Sheh, Director Médico del Hospital General de Gode, explicó que en los últimos meses se ha "observado un aumento de las muertes maternas y neonatales. Casi todos nuestros casos son mujeres que han viajado hasta 200 kilómetros para llegar al centro, muchas de ellas con complicaciones de parto y sin transporte”.
Una crisis climática que presiona la salud de las mujeres y las niñas
En Etiopía oriental y meridional, por tercera vez desde fines de 2020 la temporada de lluvias no se ha producido, y esto ha provocado un desplazamiento masivo y ha profundizado una situación humanitaria ya de por sí nefasta. Casi 8 millones de personas han sido afectadas, y más de 286.000 somalíes etíopes han sido forzados a abandonar sus hogares en busca de medios de supervivencia, a medida que desaparecen los cultivos, el ganado y los medios de subsistencia.
Las casi 1,5 millones de cabezas de ganado, que son principal fuente de alimentos e ingresos para las comunidades afectadas, han perecido a medida que se secan los pozos y decaen los cultivos. Tal como es el caso para millones de otras personas, la única fuente de ingresos de la Sra. Abadi se ha evaporado tan rápidamente como lo ha hecho su esperanza. “Perdimos todo lo que teníamos: 30 cabras y 10 cabezas de ganado vacuno”, detalló la Sra. Abadi. “Sólo queda una vaca que apenas puede tenerse de pie, pues está demasiado débil para caminar".
Cuando se secan los pozos, normalmente son las mujeres, las niñas y los niños quienes tienen que caminar muchos kilómetros en busca de agua para el hogar, y eso les pone en mayor riesgo de violencia de género, ya a menudo al desplazarse lo hacen agotados y sin compañía. Las mujeres y niñas desplazadas corren mayor riesgo de violencia sexual y física y coacción, además de que, con más de 1.115 escuelas cerradas total o parcialmente en la región, las niñas se ven cada vez más obligadas a trabajar y contraer matrimonio precoz mientras sus padres buscan maneras de mantener a sus familias.
La agotadora caminata para obtener servicios de salud materna y reproductiva
Sólo en la región somalí, unas 930.000 personas necesitan ayuda de emergencia y de salud reproductiva, en tanto que más de 565.000 personas enfrentan una reducción del acceso a servicios de protección, lo que incluye a mujeres, niñas y niños y a sobrevivientes de la violencia de género. Según el Instituto de Salud Pública de Etiopía, más del 60 % de las personas que viven en la región se encuentran al menos a una hora a pie del centro sanitario más cercano, que bien podría no estar funcionando si logran llegar hasta allí.
En la actualidad hay más de 154.000 embarazadas en la región, y en el curso del próximo mes se estima que 2.560 mujeres y 3.425 recién nacidos presenten complicaciones, con consecuencias potencialmente mortales si no se dispone de atención y servicios calificados.
“Las madres desplazadas llegan con complicaciones y se marchan en las mismas condiciones. No tenemos salas de maternidad y no podemos mantenerlas aquí durante un mes esperando en la sala de partos o en el pasillo. Cuando vuelven, a veces es demasiado tarde”, lamentó Aston Ma’am, partera del hospital Gode.
Asegurando que ninguna madre o recién nacido queden atrás
Con el apoyo de Irish Aid y en asociación con el UNICEF, el UNFPA está ampliando su respuesta en la región somalí mediante un conjunto de servicios de salud esenciales, incluido el apoyo a salas de maternidad críticas a fin de proporcionar ayuda a mujeres como la Sra. Abadi. También se desplegarán unidades móviles de salud con parteras entrenadas en algunas de las zonas de más difícil acceso, y ocho centros de salud en las zonas de Shabelle y Erer recibirán suministros y equipos de emergencia.
Mientras tanto, se distribuirán a los centros de salud de la región cinco espacios seguros y centros de ventanilla única para garantizar amplio apoyo médico y psicosocial a las sobrevivientes de la violencia de género, así como medicamentos para la salud reproductiva, botiquines de salud reproductiva que contienen artículos sanitarios e higiénicos y ambulancias en centros sanitarios de toda la región.
El Llamamiento de Respuesta Humanitaria del UNFPA de 2022 pide casi 24 millones de dólares estadounidenses para fortalecer el sistema de salud y recuperar las capacidades de los servicios se salud materna y reproductiva en la región somalí y otras siete regiones afectadas por la crisis. Hasta la fecha apenas se ha financiado poco más de la mitad.