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Las parteras en Afganistán pueden recibir ayuda de emergencia con sólo una llamada telefónica
- 21 Diciembre 2021
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Kabul, AFGANISTÁN – Una noche de agosto, Firoza, una madre de cinco hijos de 34 años, fue trasladada de urgencia desde su aldea de Chesht-Sherat, en la provincia de Herat, a una Casa de Salud Familiar apoyada por el UNFPA. Se encontraba en trabajo de parto pero se habían presentado complicaciones y sufría fuertes dolores.
Las Casas de Salud Familiar ayudan a las personas de zonas de difícil acceso a acceder a servicios de maternidad que, por lo demás, son escasos, y han apoyado a más de 15.000 mujeres en el parto seguro de sus bebés en Afganistán en el curso de 2021. Después de haber sido tratada por el personal del centro de salud, Firoza pudo dar a luz de forma segura; no obstante, Amina, su partera, notó que había algo distinto en este parto: no había terminado. Firoza tenía otra criatura por nacer.
Las directrices de la Casa de Salud Familiar aconsejan a las parteras que no intenten recibir solas a gemelos, pero la precaria condición de Firoza hacía suponer que habría sido demasiado peligroso trasladarla a otro centro sanitario, y la mayoría de estos había cerrado debido al deterioro de la situación de seguridad. Nerviosa al pensar en el bienestar de su paciente, Amina rápidamente tomó el teléfono y llamó a la línea de ayuda de obstetricia para recibir apoyo.
La línea de ayuda de obstetricia del UNFPA ofrece a las parteras en Afganistán mentores remotos las 24 horas del día, los siete días de la semana. Después de iniciarse en 2016, el número telefónico gratuito cuenta con dos ginecólogos y dos parteras que proporcionan asesoramiento, referencias e instrucciones paso a paso para guiar a las y los profesionales de la salud en lo relativo a procedimientos complejos y a veces potencialmente mortales. La línea telefónica recibe más de 30 llamadas diarias, de las cuales alrededor del 80 % son de parteras que trabajan en las 172 Casas de Salud Familiar del UNFPA en todo el país.
Una llamada de ayuda
El personal de la línea de ayuda guio a Amina a lo largo del siguiente nacimiento, y eso le permitió recibir con éxito al segundo bebé sorpresa de Firoza. Sin embargo, su alegría fue corta; Firoza se puso mal y comenzó a sangrar profusamente: tenía una hemorragia postparto repentina y grave, que podía ser fatal si no se trataba rápidamente.
La partera volvió a llamar a la línea de ayuda y explicó la condición grave de Firoza, y entonces siguió las recomendaciones sobre cómo detener la hemorragia. La nueva madre de gemelos se recuperó bien, y fue monitoreada de cerca por Amina y el equipo de la línea de ayuda antes de ser remitida a un hospital de distrito para que recibiera tratamiento especializado adicional a la mañana siguiente.
“Fue un momento difícil para mí, pero tuve suerte de que me apoyara la Casa de Salud Familiar. Ahora me siento bien y mis gemelos están sanos”, manifestó Firoza cuando volvió a visitar el centro una semana más tarde para recibir atención postnatal.
A medida que cada vez más personas reciben servicios de las Casas de Salud Familiar apoyadas por el UNFPA para la atención materna y neonatal urgente, el propio personal también necesita cada vez más apoyo. A pesar de los desafíos colosales, las parteras en todo Afganistán siguen trabajando, arriesgando sus propias vidas para salvar las de mujeres y niñas vulnerables.
La agitación política en Afganistán en los últimos meses ha causado estragos en la situación económica y de seguridad del país, lo cual ha provocado que muchas operaciones humanitarias se hayan detenido, incluso servicios sanitarios esenciales. Si bien la demanda de suministros médicos se ha disparado, la penosa escasez de medicamentos y equipo, así como de personal, en las instalaciones están dejando sin protección las vidas de quienes necesitan la atención más crítica.
El sistema de salud de Afganistán de rodillas
El sistema de salud del país, que depende en gran medida del apoyo internacional, está ahora al borde del colapso. Si se suspendieran los proyectos clave financiados por los donantes, eso podría hacerlo derrumbarse, dejando así a millones de afganas y afganos desprovistos de una atención médica que funcione.
Incluso antes del actual desastre humanitario, Afganistán tenía una de las tasas de mortalidad materna más altas del mundo, a pesar de haber reducido a la mitad el número de mujeres que mueren cada año en el parto en los dos últimos decenios gracias a importantes inversiones en el sistema de salud. Antes de la crisis, una mujer afgana seguía muriendo de complicaciones relacionadas con el embarazo cada dos horas; esa cifra seguramente aumentará ahora.
El UNFPA en Afganistán está haciendo todo lo posible por llegar a miles de mujeres y niñas con servicios vitales de protección y salud sexual y reproductiva, no sólo a través de sus Casas de Salud, sino también con más de 20 equipos móviles de salud, cuatro clínicas de emergencia y unos 80 servicios de apoyo psicosocial y asesoramiento.
El incierto futuro del país ha obligado a muchos de sus profesionales de la salud a marcharse en busca de seguridad. Esta "fuga de cerebros", en particular en los servicios de salud reproductiva, hace que el apoyo a la atención materna y neonatal sea más crucial que nunca para cerrar la creciente brecha en la asistencia a más de 430.000 mujeres que actualmente están embarazadas, de las cuales se espera que una de cada 20 enfrente complicaciones en los próximos tres meses