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Madre con discapacidad tiene esperanzas de una vida mejor con la planificación familiar
- 18 Julio 2019
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AWEIL, Sudán del Sur – Arek Chuor, de 32 años, espera dar a luz a su séptimo hijo en septiembre. Será su último hijo, insiste.
Una infección de poliomielitis infantil la dejó con movilidad reducida, incluida una cojera permanente. Los desafíos solo aumentan en la medida en que trabaja para ganarse la vida y cuida de sus seis hijos, explicó.
Pero ella sigue sintiendo aprensión respecto de la planificación familiar, en gran parte debido a los mitos y conceptos erróneos en torno a los anticonceptivos. Las mujeres en su comunidad le han dicho, sin pruebas, que las píldoras anticonceptivas orales empeorarán sus síntomas de la poliomielitis.
"Nunca antes he usado la planificación familiar, pero realmente no quiero tener más hijos después de este embarazo, por eso simplemente escucharé a la comadrona y pondré a un lado mis temores", explicó la Sra. Chuor después de una reciente cita prenatal.
Su discapacidad no es la única razón detrás de su decisión de explorar la planificación familiar, afirma la Sra. Chuor. La pobreza es igualmente una razón importante.
Su marido no tiene trabajo, de manera que le toca a ella mantener a la familia haciendo esteras de esparto para vender en el mercado. Toma tres días hacer las esteras, que le dejan aproximadamente SS£ 1500 (unos USD 5) cada una. De sus seis hijos, sólo dos asisten a la escuela.
La Sra. Chuor creció en la pobreza también. Tuvo nueve hermanos y solo pudo llegar el cuarto grado antes de tener que abandonar la escuela.
Como muchas de las niñas que se ven obligadas a abandonar la escuela, ella no logró hacer realidad sus sueños. "Me habría gustado terminar la universidad y hacerme médica, pero no teníamos dinero", recordó.
En lugar de eso, se casó cuando aún era una niña; tuvo su primer embarazo cuando apenas tenía 15 años.
Trágicamente, su experiencia no es única.
La tasa neta de matriculación en enseñanza secundaria entre las niñas en el país es de sólo 4%. Más de la mitad de las niñas se casan antes de los 18 años, y la tasa de natalidad adolescente del país está entre las más altas del mundo.
La tasa de mortalidad materna, es también una de las más altos del mundo: mueren 789 mujeres por cada 100 000 nacidos vivos. Con esta desoladora cifra contribuye el hecho de que menos de una quinta parte de las mujeres da a luz bajo el cuidado de un profesional de la salud capacitado.
Pero en ese contexto, la Sra. Chuor se niega a ser un caso más.
Está decidida a dar a luz en el Hospital Estatal de Aweil en lugar de en casa. Ha visitado diligentemente la clínica prenatal del hospital,
y también será pionera en la cuestión de la planificación familiar: sólo el 7 % de las mujeres casadas de Sudán del Sur usa anticonceptivos modernos.
Las comadronas de la clínica del Hospital Estatal de Aweil le ayudarán a abrir el camino.
La comadrona Sophie Effange asegura que prestan especial atención a las mujeres con discapacidad, como la Sra. Chuor. "Somos conscientes de sus necesidades especiales, por lo que les damos prioridad", explicó.
Y también es consciente del deseo de la Sra. Chuor de probar métodos modernos de planificación familiar. "Cuando regrese para un posnatal postnatal, le explicaré las diversas opciones a su disposición y cuál es más conveniente para ella, y entonces ella podrá decidir", dijo.
La Sra. Effange es una de los muchas comadronas desplegadas en el marco del Proyecto de Fortalecimiento de los Servicios de Partería del UNFPA. A través de este proyecto, el UNFPA apoya la formación de profesionales de la salud como comadronas y enfermeras en todo el país. Sudán del sur tiene actualmente casi 900 comadronas y enfermeras entrenadas, cuando hace sólo ocho años eran menos de 8.
La iniciativa, financiada por los gobiernos de Canadá y Suecia, también equipa los centros sanitarios para mejorar el acceso a servicios de salud reproductiva. Hasta la fecha, el proyecto ha prestado servicios a cerca de 2 millones de mujeres.
La Sra. Chuor se consuela sabiendo que recibirá atención de calidad cuando llegue el momento del parto. "Las comadronas me cuidan bien, y tengo mucha confianza en su entrenamiento en caso de que se presente alguna complicación durante mi parto", manifestó.
Ella espera que los esfuerzos para asegurar su salud y salvaguardar su futuro faciliten un día las vidas de sus hijos, especialmente de sus hijas. "Quiero que permanezcan en la escuela y no caigan en la trampa del matrimonio infantil, como me pasó a mí", concluye la Sra. Chuor.
– Arlene Alano