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“Rendirse no es opción”: esperanza para las afganas obligadas a abandonar la escuela

Mursal, de 17 años, estaría en el 12do grado. Sueña con convertirse en médica, pero su educación ha sido pospuesta indefinidamente. © UNFPA Afganistán
  • 13 de septiembre de 2022

KABUL, Afganistán – Un año después de la toma del poder por parte de los talibanes, Mursal Fasihi, de 17 años, sigue sin creer que no podrá volver a la escuela. Como todas las niñas de la escuela secundaria, Mursal, que era una estudiante dedicada, no ha podido regresar al aula debido a las reglas impuestas por los dirigentes de facto del país. 

“No es correcto que estén decidiendo por nosotras, ordenándonos salir con un mahram (un acompañante masculino), obligándonos a ocultar nuestros rostros y dejar de ir a la escuela”, declaró Mursal, refiriéndose a la serie de normas que han restringido la participación de las mujeres y las niñas en la vida pública.

La última vez que Mursal vio la escuela fue cuando tomó su examen final del 11er grado, en julio de 2021. En agosto, los talibanes arrasaron Afganistán en un proceso que terminó el 15 de agosto con la caída de Kabul.

Algunas de sus amigas pudieron salir de Afganistán y ahora continúan su educación en el extranjero.

“Echo mucho de menos a mis amigas, a mis maestras y a mi escuela. Mi escuela era un lugar excepcional, pero ahora no puedo asistir a ella”, comentó.

Sus sueños de convertirse en médica son ahora inciertos, pero su esperanza no se extinguirá.

Se ha hecho educadora de pares

Para usar su tiempo y seguir sintiéndose productiva, Mursal se unió a la Red de Educadores Juveniles entre Pares (Y-PEER), una iniciativa regional dirigida por jóvenes para beneficios de estos, y apoyada por el UNFPA. 

Y-PEER se centra en desarrollar las habilidades para la vida de las y los jóvenes para hacer frente a los desafíos que enfrentan. Mursal participó en un entrenamiento el pasado mes de julio y ahora es una de las 25 capacitadoras de Y-PEER en Afganistán.

La capacitación le reveló una serie de problemas que las y los jóvenes afganos enfrentan diariamente. Como mujer joven educada en la ciudad de Kabul, no se había dado cuenta de cuántas niñas, especialmente las que viven en la pobreza o en zonas remotas, se ven perjudicadas por el matrimonio precoz y el embarazo adolescente.

El aumento sin precedentes de la pobreza, como resultado de la crisis económica que sobrevino con el regreso de los talibanes al poder en Afganistán, ha puesto en primer plano estas preocupaciones. A causa de la desesperación, muchas familias han recurrido, por ejemplo, a casar a sus hijas jóvenes para librarse de la responsabilidad de su cuidado y protección. 

Mursal sabe que el matrimonio precoz a menudo conduce a una embarazo precoz, lo que desata una serie de consecuencias negativas tanto para las niñas como para sus familias.

“Es triste porque ¿cómo puede una niña traer a este mundo a otra criatura y criarla?”, se preguntó Mursal. “A nuestra edad, somos apenas niñas. Debemos estudiar y fijar nuestra vista en grandes logros. Aún no es hora de casarnos”.

“Cuando pase el nubarrón”

Aunque el deseo de Mursal de una educación formal ha quedado en suspenso indefinidamente, ella encuentra un propósito en ser educadora de pares para otras jóvenes. 

Además de enseñarles sobre los daños del matrimonio precoz y el embarazo adolescente, también puede compartir su esperanza de un futuro mejor. 

“Cuando pase el nubarrón, veremos un mañana brillante”, aseguró al UNFPA.

“Espero que las niñas no se den por vencidas. Se puede tener miedo, e incluso llorar, pero rendirse no es una opción. Espero que sigan aprendiendo de cualquier manera que puedan. Con Dios mediante, tal vez alguien nos ayude, o bien las escuelas reabrirán”, exclamó. “Nuestra brillante mañana será una realidad”.

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