Noticias
Romper el silencio sobre la muerte materna en Sierra Leona
- 27 de abril de 2010
Noticias
FREETOWN, Sierra Leona — Cuando una madre fallece al dar a luz en Sierra Leona, un hecho que ocurre con demasiada frecuencia, solo se escucha entre rumores: "Se rompió la calabaza". Existe la leyenda de que una mujer es como una calabaza muy preciada, y que su muerte en su lucha por traer una vida al mundo es un hecho que avergüenza a toda la comunidad. Esta razón explica que a menudo se haya guardado en silencio el alcance de la mortalidad materna en este país.
Afortunadamente, esta tendencia está cambiando. Sierra Leona acaba de poner en marcha una importante iniciativa para reducir la mortalidad materna. Entre las acciones que se incluyen está la atención sanitaria gratuita para las mujeres embarazadas y en edad fértil así como para sus hijos menores de cinco años, como parte de un esfuerzo mayor que recibe el respaldo de la Unión Africana, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés) y otros asociados. En relación con esta iniciativa, Isa Blyden, una asesora en materia de comunicaciones para el UNFPA, junto con un pequeño equipo de rodaje, quiso documentar los riesgos de dar a luz en Sierra Leona, un país cuyo sistema de atención sanitaria no se ha recuperado tras el conflicto civil que vivió a lo largo de diez años y que terminó en 2002.
De hecho, Blyden sufrió una vez un aborto, "sin embargo, la calabaza no se rompió en aquella ocasión". En Sierra Leona —un país que posiblemente registre la tasa de mortalidad materna más elevada del mundo— Blyden pudo considerarse afortunada. Según cifras de las Naciones Unidas, uno de cada cincuenta embarazos en Sierra Leona acaba en muerte, y una de cada siete mujeres acaba falleciendo a consecuencia de un embarazo o un parto. Durante este rodaje, el equipo se encontró con unas condiciones pésimas, sistemas de atención sanitaria deficientes, suministros cada vez más limitados y esperanzas desvanecidas.
Canción temática de la Campaña CARMMA
Compuesta por mujeres artistas de Sierra Leona
En un hospital en la provincia norteña de Koinadugu, por ejemplo, Isa y su operador de cámara conocieron a una mujer que había dado a luz a trillizos la noche anterior, una experiencia que es muy poco común en Sierra Leona. Los bebés estaban sanos; sin embargo, la madre se encontraba débil y consumida y requería sangre. Ya se le había hecho una transfusión de aproximadamente medio litro, y como no disponía de más dinero, los visitantes pagaron otro medio litro más.
La madre estaba en tratamiento antibiótico para curar una infección uterina. Enfrente de donde ella estaba había una cama vacía y con restos de sangre que testimoniaban que la noche anterior había fallecido otra madre.
Al día siguiente, la madre de los trillizos parecía más fuerte, y estaba en pie y caminando. Los trillizos parecían gozar de buena salud; de hecho, uno de ellos que había estado luchando entre la vida y la muerte consiguió estabilizarse. Las enfermeras tenían la esperanza de que la madre se repusiera. Sin embargo, Isa se enteró diez días después de que había fallecido. "Experiencias tan difíciles como esta formaron parte de nuestro rodaje", afirmó.
La combinación de prácticas tradicionales, la pobreza y un sistema de atención sanitaria deficiente hacen que el embarazo sea considerado un peligro para la vida de las mujeres en Sierra Leona. La muerte materna es más frecuente en zonas rurales lejanas, donde el acceso a la atención sanitaria durante el embarazo a menudo sufre retrasos o está limitado, o donde es común observar cierta resistencia.
En el distrito noroccidental de Bombali, en un pueblo llamado Magbolleh, mujeres de seis comunidades vecinas se reúnen en un puesto sanitario maternoinfantil para narrar al equipo de rodaje sus experiencias sobre la iniciación de las sociedades secretas y los matrimonios en la adolescencia, así como sobre la reticencia de la comunidad respecto a los modernos establecimientos sanitarios y la atención que allí se ofrece.
El pueblo —decían— tenía un tractor de ambulancia, que se utilizaba tanto para las labores agrícolas como para realizar traslados de urgencia al hospital gubernamental más cercano, a unos siete kilómetros. Los 1000 vecinos del pueblo estaban agradecidos por poder contar con este medio de transporte.
En la capital del distrito de Tonkololi, Magburaka, se encontraba un ejemplo típico a nivel nacional de una sala de maternidad de un hospital gubernamental: sombrío y con necesidad de ser reformado. Las camas carecían de sábanas o almohadas, y las condiciones sanitarias eran malas. La sala de pediatría, donde los niños reposan en agonía, era aún peor. En la pequeña comunidad rural de Magbass, el puesto sanitario maternoinfantil que prestaba servicio a cinco comunidades vecinas se encontraba en una casa semidestruida cuya sala de partos presentaba unas pésimas condiciones sanitarias.
La enfermera del puesto señaló que la mayoría de las mujeres de la zona no podían permitirse pagar el precio del parto (equivalente a 3,5 dólares), razón por la cual se les permitía pagar 1,5 dólares o menos con la esperanza de que tras la temporada de cosecha pudieran pagar el resto, posiblemente mediante la entrega del equivalente de su producción.
A pesar de que la ley prohíbe que las mujeres den a luz en sus hogares, en Sierra Leona muchas mujeres siguen haciéndolo porque es mucho más barato que acudir a un centro sanitario. Posiblemente, la partera recibirá un cubo de vino tradicional de palma o dos nueces de cola, fruta que de manera generalizada se utiliza como moneda de negociación, en señal de buena suerte y de paz.
La recién lanzada Campaña para la Reducción Acelerada de la Mortalidad Materna en África (CARMMA, por sus siglas en inglés) tiene el objetivo de ofrecer el acceso universal a una atención sanitaria de calidad, especialmente a los servicios de salud sexual y reproductiva. Esta iniciativa atrajo el apoyo entusiasta de la Primera Dama de Sierra Leona, Sia Nyama Koroma, y posteriormente también de su marido, el Presidente Bai Koroma.
Ambos participaron en el lanzamiento de la Campaña CARMMA en el hospital Princess Christian, de Freetown, que ha sido recientemente reformado gracias a la ayuda económica recibida del UNFPA y del Gobierno del Japón. En la puesta en marcha de la Campaña ocupó un lugar destacado el estreno de la película de Isa, Broko Calabash – Maternal Death in Sierra Leone: the Causes (Calabaza broko: causas de la mortalidad materna en Sierra Leona) [el término broko significa "roto" en la lengua vernácula krio]. Cerca de 300 mujeres embarazadas participaron en la marcha desde el centro de la ciudad hasta el hospital, acompañadas de personal de enfermería, médicos, estudiantes, defensores de los jóvenes, mujeres comerciantes y representantes de organizaciones cívicas ante la atenta mirada de los vecinos de Freetown, que observaban entre aplausos.
La compañía de agua mineral Grafton, de Sierra Leona, donó a las mujeres embarazadas 2400 botellas de agua mineral que incluían una etiqueta impresa especial de la Campaña CARMMA. El grupo de cómicos Wan Pot, defensores de la vida materna para Amnistía Internacional, representaron una parodia, y la popular DJ local Lulu cantó una canción que ella misma había compuesto, Pikin nor for born pikin (Una niña no debería dar a luz).
El punto final lo puso una conmovedora canción temática compuesta por mujeres artistas de Sierra Leona: No! No! No! Belle Human Nor Fo Die! (¡No! ¡No! ¡No! ¡Las mujeres embarazadas no deberían morir!) Más tarde, la Primera Dama celebró una recepción en la que se exhibió la película de Isa. Otro grupo de músicos, SKP Productions, interpretaron fragmentos de la banda sonora que habían compuesto para la película Belle Human (Mujeres embarazadas).
Todas estas acciones impulsaron a la Primera Dama a agradecer al UNFPA su labor en todo el país para reducir y acabar con la muerte materna en Sierra Leona, y reconoció al Fondo por ser el organismo principal en la atención sanitaria en el país.
"Para mí, esto lo dice todo —confesó Blyden—. ¡La muerte materna ha dejado de ser un secreto en Sierra Leona! Personalmente, me siento muy orgullosa de haber ayudado a contar a todo el mundo la verdad".
—Adaptación de un informe de Isa Blyden.