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"Si me amas, conoce mi condición": El programa Safeguard Young People ayuda a los jóvenes a desechar el estigma del VIH
- 01 Diciembre 2019
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LILONGWE, Malawi - Chifundo Tindo vivió con el VIH durante años antes de enterarse, a los 14 años, sobre su condición.
Había sido un secreto celosamente guardado desde que era niña, incluso mientras su hermana se aseguraba de que tomara el medicamento antirretroviral (ARV). "Le pregunté, '¿Por qué tomo estos medicamentos?'". Me respondió, "no quiero que te estés enfermando cada cierto tiempo".
Según crecía, la Sra. Tindo empezó a desafiar las instrucciones de su hermana. "Empecé a negarme a ir al hospital y tomar ARV, reclamando: 'No estoy enferma, ¿por qué debo ir al hospital?'... Entonces mi tía me habló sobre mi condición. Lloré todo el día".
Su familia la apoyó mientras digería la noticia. "Fue difícil, pero después de un tiempo lo acepté", explicó al UNFPA.
La vida siguió su curso normal, hasta que tuvo su primer novio.
El estigma asociado con el VIH puede desestabilizar la salud y la seguridad de los jóvenes que viven con el virus. Pueden ser rechazados por sus compañeros, sus seres queridos, los miembros de su comunidad o, incluso, por los proveedores de servicios de salud.
La Sra. Tindo enfrentó este rechazo cuando comenzó a salir con chicos.
"Cuando tuve mi primer novio, mi hermana me alentó a que le hablara sobre mi condición, pero me resultaba difícil".
Cuando finalmente le dijo que vivía con el VIH, él respondió directamente: "no hay problema, todo bien, todavía eres mía", relató recientemente la Sra. Tindo al UNFPA. "Pero después de irse a casa, me envió un texto diciendo, 'Se terminó. No puedo seguir enamorado de alguien que es VIH positivo'".
La discriminación y el estigma socavan los esfuerzos para poner fin a la epidemia del VIH. Estas actitudes pueden llevar a la gente a ocultar su condición y crean barreras para los propios servicios de salud que previenen y tratan la enfermedad.
No obstante, la educación y el apoyo pueden empoderar a los jóvenes para que aborden la cuestión sin vergüenza.
Después de esa ruptura, recuerda la Sra. Tindo, "Me dije que nunca diría nada a nadie sobre mi condición".
Pero entonces se involucró en una organización de jóvenes que viven con el VIH, y pasó a formar parte de una comunidad de amigos solidarios.
Me cambió la vida, rememoró. "Me dije, 'No, este no es un problema'".
Hoy en día, la Sra. Tindo es maestra, y comparte sus conocimientos y experiencias con una nueva generación de jóvenes. Quiere ayudarles a protegerse a sí mismos y a vivir sin miedo, sin importar su condición.
La Sra. Tindo asistió hace poco a una sesión de formación de Safeguard Young People, un programa apoyado por el UNFPA que ofrece enseñanza extraescolar integral, basada en derechos y con equidad de género sobre sexualidad y servicios de salud sexual y reproductiva en ocho países de África meridional.
A finales de 2018, Safeguard Young People había alcanzado a casi 6,7 millones de jóvenes. Datos del proyecto indican que la tasa de deserción escolar, matrimonios precoces y embarazos de adolescentes han disminuido, y que los jóvenes no escolarizados están regresando para completar su educación.
La formación a la que asistió la Sra. Tindo (que también fue apoyada por el UNFPA y el Gobierno de Noruega) hizo especial hincapié en la participación de los jóvenes en riesgo, incluidos los jóvenes que viven con el VIH, los jóvenes discapacitados y otros.
La Sra. Tindo es ahora formadora de formadores y ayuda a difundir los conocimientos y mensajes que en su momento la ayudaron. Hoy dice a sus alumnos con orgullo que no deben aceptar nunca nada menos que el amor, la aceptación y el apoyo que merecen.
Es un estándar que aplica a sí misma.
"Si me dices que realmente me amas, conoce mi condición", expresó. "Debes amarme en lo profundo de tu corazón".