Noticias
Tres meses después de los terremotos: 5 razones por las que las mujeres y niñas en Siria y Türkiye siguen necesitando su apoyo
- 18 de marzo de 2023
Noticias
Actualizado para reflejar nuevos datos a 4 de mayo de 2023
Siria/Türkiye – “Estoy destrozada. Intento aguantar por mis hijos, que están muy agotados tras el terremoto: no quiero que nada más les afecte”.
Tres meses después del peor desastre natural que se recuerda en la región, Ghada*, de 42 años, continúa viviendo en un refugio con sus tres hijos en Lattakia, Siria. Los terremotos del 6 de febrero de 2023 trastocaron la vida de casi 9 millones de personas en Türkiye y 8,8 millones en Siria. Entre ellas había unas 270.000 mujeres embarazadas, mujeres que ya antes no tenían hospitales en los que dar a luz, mujeres que continúan, meses más tarde, necesitando acceso urgente a servicios sanitarios en instalaciones demasiado peligrosas, a las que se accede por carreteras convertidas en escombros.
En Siria, los terremotos profundizaron el sufrimiento arraigado tras 12 años de conflicto, que habían dejado al 90 por ciento de los sirios en la indigencia y han obligado a la mitad de la población a abandonar sus hogares, la mayoría de ellos mujeres y niños, muchos refugiándose en Türkiye.
En Türkiye, un país que alberga el mayor número de refugiados del mundo, decenas de miles de personas se vieron obligadas a vivir en refugios improvisados en la calle, tras ver cómo sus hogares familiares quedaron arrasados en un instante; según los informes, unos 2,4 millones continúan viviendo en campamentos para personas desplazadas.
En una crisis humanitaria, las mujeres y las niñas son siempre las más afectadas. Son las últimas en comer, las más expuestas a la violencia sexual y la explotación; son cabeza de familias sin hogar.
Ninguna respuesta de emergencia debe ser insensible a las cuestiones de género: hay que dar prioridad a las mujeres y niñas.
A continuación enumeramos las razones.
1. Las crisis pueden ser la diferencia entre la vida o la muerte para las mujeres embarazadas
Miles de hospitales y centros sanitarios, incluso instalaciones y espacios seguros apoyados por el UNFPA, se derrumbaron o sufrieron graves daños. Esto ha dejado a las embarazadas y a las nuevas madres en posición difícil para acceder a la atención esencial, incluido el apoyo obstétrico de emergencia y las cesáreas.
Um Subhi y su recién nacido recibieron apoyo materno del UNFPA en un campamento temporal en Jinderis, Siria. “Cuando ocurrió el terremoto yo estaba amamantando a mi bebé, no sabía qué sucedía. Nunca he sentido algo así en toda mi vida”, admitió.
Sabemos que en situaciones de crisis y desastres, las muertes maternas pueden aumentar dramáticamente debido a complicaciones que se manejarían fácilmente en entornos en que los sistemas de salud funcionaran adecuadamente. Se calcula que cuando se produjeron los seísmos había 140.000 mujeres embarazadas en Siria, de las que unas 15.000 iban a dar a luz en el mes siguiente: en las ruinas del peor desastre natural de la región en la historia reciente, estas mujeres se vieron obligadas a utilizar un sistema de salud golpeado por más de una década de bombardeos, caos económico y una falta casi total de suministros y personal.
En Türkiye, de las 130.000 mujeres embarazadas directamente afectadas por los terremotos, más de 14.000 dieron a luz en el mes siguiente a la crisis. Casi toda la infraestructura de salud en las cuatro provincias más afectadas fue dañada o destruida: el 70 por ciento de los centros de salud familiares sufrieron daños y el 60 por ciento de los servicios de salud materna y obstétrica no están funcionando, con lo cual se ponen en peligro decenas de miles de vidas.
2. La interrupción del acceso a la salud sexual y reproductiva podría desencadenar un desastre secundario
La repentina falta de asistencia sanitaria a causa del desastre puso en riesgo inmediato y a largo plazo la salud de unos 2,2 millones de mujeres y niñas en edad reproductiva en Siria y de 2,4 millones en Türkiye, todas las cuales necesitan la atención de salud sexual y reproductiva de su elección: sin los suministros anticonceptivos o el acceso a estos, los embarazos no intencionales se disparan, al igual que las infecciones de transmisión sexual, incluido el VIH. Otras enfermedades también podrían propagarse más fácilmente, como la COVID-19 y la gripe, además de los brotes preexistentes de cólera, hepatitis A y sarampión en Siria.
Debemos garantizar el acceso a la atención de la salud reproductiva para todas las mujeres y niñas que la necesiten, independientemente de dónde se encuentren, incluso en refugios temporales y dentro de las comunidades de acogida, tanto en Siria como en Türkiye.
3. Las necesidades de protección contra la violencia de género aumentan en las crisis
En una crisis, las mujeres y las niñas también corren un riesgo mucho mayor de sufrir violencia y abusos, en momentos en que se reduce la disponibilidad de los servicios de seguridad social y protección y colapsan las instalaciones sanitarias. Yasmin*, de 26 años, es madre soltera de cinco hijos. Oriunda de Deir-ez-zor, en el este de Siria, ha vivido en Türkiye durante cinco años y se refugió en un espacio seguro del UNFPA para mujeres y niñas instalado en un pabellón deportivo después de los terremotos.
Su marido abusaba de ella física y emocionalmente. “Me amenazó, quería llevarse a mis hijos”. El UNFPA anteriormente proporcionaba cobijo en un espacio seguro y ahora que su casa ha quedado seriamente dañada ha sido trasladada al refugio.
Los espacios seguros del UNFPA en Siria y Türkiye garantizaron servicios de prevención y respuesta a la violencia de género para decenas de miles de mujeres y niñas que vivían en campamentos improvisados y hacinados o en las calles. Muchas de ellas continúan enfrentando graves riesgos de protección, incluido un mayor riesgo de violencia de género, explotación y abuso, así como violaciones de los derechos humanos como el matrimonio infantil y forzado, todos los cuales se han “normalizado” crecientemente durante la prolongada crisis siria.
A millones de mujeres y niñas, sobre todo en Siria, les está resultando casi imposible recuperarse y reconstruir sus vidas: sufren terribles traumas y necesitan acceso a salud mental y apoyo psicosocial.
4. El desplazamiento tiene un grave costo físico, mental y social
Cientos de miles de personas fueron desplazadas por los terremotos: muchas siguen desamparadas, otras regresaron a hogares inseguros e inhabitables y muchas más viven en las calles o en refugios, sin poder reconstruir sus casas o sus medios de subsistencia.
Antes de los terremotos, Siria ya tenía el mayor número de desplazados internos en el mundo (unos 6,8 millones) y el mismo número de personas ha huido a los países vecinos. Las personas que se vieron forzadas a abandonar sus hogares por la guerra, los brotes de enfermedades y la ruina económica se encontraron más tarde con sequías e inundaciones que destruyeron lo que quedaba de sus medios de vida. Con este último desastre, millones más se enfrentan una vez más al trauma de la migración involuntaria.
Casi la mitad de esas personas son mujeres y niñas, que luchan contra la falta de vivienda, la discriminación, la pobreza y los crecientes riesgos de explotación y abuso. Rojin, que tiene 36 años y es madre de cuatro hijos, se refugió en un espacio seguro para mujeres y niñas del UNFPA en Diyarbakır, en Türkiye. Originaria de Siria, ella y su familia se alojaron junto con otras 15 personas en una sola habitación de una antigua fábrica. Rojin comentó al UNFPA: “permanecimos en un parque, a la intemperie, durante cuatro días. No pudimos llevarnos nada. Nada, nada para los niños, ni zapatos… la situación es muy difícil”.
Para ayudar a las personas supervivientes a hacer frente a la crisis más inmediata, el UNFPA está garantizando apoyo psicosocial y ha establecido líneas de atención telefónica para ayuda de emergencia. Además, se están proporcionando kits de higiene femenina que contienen artículos esenciales, como jabón, ropa interior, productos de higiene menstrual, detergente para la ropa y ropa abrigada.
5. Debemos mantener la solidaridad y el apoyo económico
El UNFPA ha trabajado sobre el terreno desde el primer día en coordinación con sus asociados para restablecer los servicios de protección y salud sexual y reproductiva en Siria y Türkiye. Sin embargo, seguimos necesitando urgentemente fondos para más clínicas, equipos móviles de salud y espacios seguros. Al mismo tiempo, el personal, el equipo y los suministros adicionales, incluidos los medicamentos para la salud materna, los anticonceptivos y los productos de higiene menstrual no se han repuesto en su totalidad, lo que pone en peligro millones de vidas.
Desde el inicio de la crisis, con el generoso apoyo de nuestros asociados y con contribuciones de Australia, los Estados Unidos, el Fondo Central para la Acción en Casos de Emergencia (CERF), Irlanda, Noruega, Nueva Zelandia, el Reino Unido y Suecia, el UNFPA ha sido capaz de ampliar el número de instalaciones y equipos móviles de salud con que cuenta para llegar a las personas vulnerables desplazadas por los terremotos y proporcionar servicios esenciales.
El UNFPA se ha coordinado con sus asociados desde el primer día en la entrega de suministros de salud reproductiva y protección y en la reanudación de los servicios, incrementando los equipos móviles y el alcance para llegar a casi 500.000 mujeres y niñas en necesidad de ayuda.
Sin embargo, millones de mujeres y niñas aún no reciben el apoyo que necesitan. En Türkiye, el UNFPA solicita 19,7 millones de dólares para ampliar la prestación de servicios de protección y salud reproductiva. Hasta la fecha, todavía no se ha cubierto ni tan siquiera el 50 por ciento del llamamiento. En Siria, el UNFPA solicita 24,8 millones de dólares, de los cuales solo hemos recibido una tercera parte. No podemos olvidar que los terremotos han exacerbado la crisis preexistente en Siria, para la que el UNFPA también solicita 141,2 millones de dólares.
Tal y como dijo Ghada* al UNFPA: “Quiero entrar en mi casa y cerrar la puerta para sentirme segura. Solo quiero un lugar seguro para mi familia”. Apelamos a la solidaridad para garantizar que las mujeres y niñas de Siria y Türkiye reciben la protección y el apoyo en materia de salud sexual y reproductiva que merecen, sin más demora.
*Se ha cambiado el nombre por razones de privacidad y protección.